29 jul 2007

PARA QUE NO LOS VUELVAN A PONER A PARIR

La poderosa Confederación empresaria española (CEOE) decidió ayer tratar de calmar las aguas luego de la tormenta mediática que dejó a su paso el almuerzo compartido el pasado miércoles en Madrid por la candidata presidencial Cristina Fernández de Kirchner y la crema del empresariado local. Y lo hizo con un inusual comunicado en el que destacan que “la gran mayoría de las intervenciones” que se dieron durante la comida “reconocieron mejoras significativas en la economía argentina” a la vez que reafirman que “el tono (de la reunión) fue en todo momento constructivo y estuvo presidido por el deseo común de ampliar en el futuro las áreas de colaboración entre Argentina y las empresas españolas.”
El mensaje es una respuesta en clave conciliadora a las declaraciones del presidente Kirchner en las que afirmó que “algunos empresarios son incorregibles” luego de que trascendiera la presión que ejercieron algunas de las empresas de servicios públicos privatizadas para que se actualizaran las tarifas luego de un eventual triunfo de Cristina en las elecciones de octubre.
Todo comenzó el pasado miércoles cuando un grupo de periodistas argentinos presentes en el edificio de la CEOE donde se desarrollaba el almuerzo a puerta cerrada entre Cristina y los empresarios logró colarse y escuchar parte de un tenso diálogo que mantuvieron la candidata presidencial y Francisco González, presidente del Banco Bilbao Vizcaya (BBVA). El alto ejecutivo puso en duda el modelo económico vigente defendido por el gobierno al que catalogó de poco claro. Una vez concluida la comida algunos empresarios vinculados a las empresas de energía eléctrica y gas presentes en el país dejaron trascender off the record a la prensa que incluso se le había planteado a la candidata presidencial una urgente recomposición de las tarifas públicas como un paso previo para lograr mejorar las inversiones del sector. “En la medida de lo razonable se comprometió a hacerlo” afirmaban estos trascendidos. En el entorno de Cristina se apresuraron a negar semejante compromiso y resaltaron que su respuesta había sido “Ustedes tienen que responder ante sus accionistas, nosotros ante los ciudadanos”.
Como no podía ser de otra manera, los trascendidos levantaron polvareda. El primero en preocuparse por lo que estaba sucediendo fue el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferranz, principal accionista de Aerolíneas y presidente del grupo turístico Marsans. Según fuentes consultadas por Página/12, el directivo español se preocupó “porque mientras la mayoría de los empresarios que estaban presentes no tienen ni siquiera necesidad de pedir aumentos tarifarios, ya que sus inversiones no dependen de ellos, las reacciones y los comentarios que se publicaron en la prensa dieron la sensación que todo el evento había girado en torno a esta cuestión tan delicada”.
Antes de que la sangre llegara al río, y contra su habitual costumbre de no publicar comunicados aclaratorios, la Confederación decidió ayer cortar por lo sano y enviar una señal conciliadora no sólo al actual gobierno sino también a la flamante candidata presidencial. En el texto reconocen que hubo “debates puntuales” y no desmienten que algunos los presentes pidieron una elevación de las tarifas de los servicios públicos, aunque prefieren hacer hincapié en que “se trató de una reunión muy productiva” en la que se decidió “emprender nuevos proyectos, mejorar los ya existentes y seguir trabajando juntos”. “El ochenta por ciento de los presentes” se murmuraba en cercanías de la CEOE “está contento con la situación actual y no quieren tener problemas con este gobierno ni con el próximo, si la senadora gana las elecciones. No queremos que nos vuelvan a poner a parir” concluían, en tono jocoso. El hecho de que el nuevo presidente de la Confederación, Díaz Ferranz, tenga inversiones en Argentina, algo que no sucedía cuando las riendas de la entidad las dirigía el áspero José María Cuevas, con quien Néstor Kirchner tuvo su ya mítico encontronazo, influyó seguramente mucho para que ayer la CEOE saliera a calmar las aguas con tanta contundencia.