tag:blogger.com,1999:blog-285870342024-02-20T21:15:44.896-08:00Periodismo, literatura, arte y cosas rarasOscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.comBlogger37125tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-47800347654313141932012-02-26T09:35:00.001-08:002012-02-26T09:35:52.947-08:00HABÍA UNA VEZ UN IMPERIO QUE HACÍA CINEOscar Guisoni<br />
Especial para Carta Maior<br />
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Los premios de la Academia de Hollywood se entregaron por primera vez el 16 de mayo de 1.929. El contexto político y social no puede ser más significativo: faltan apenas unos meses para el gran Crack de octubre, Estados Unidos vive montado en la mayor burbuja especulativa de su historia, Europa se revuelve en el caos bajo los efectos de las crisis políticas que afectan a la mayor parte de sus países y en la periferia del mundo pocos saben todavía qué significa la palabra Hollywood aunque hay muchos que ya han podido percibir en su propia piel en qué consiste el nuevo poderío norteamericano. <br />
El premio a la mejor película correspondió a Wings, un melodrama de William Wellman sin ninguna importancia cinematográfica hoy día, pero cuya historia resulta reveladora del rol que ha jugado el cine norteamericano a lo largo de la mayor parte del siglo XX. El film cuenta la historia de dos hombres (Jack Powell y David Armstrong) enfrentados por el amor de una mujer (Jobyna Ralston), hasta que estalla la Primera Guerra Mundial y los sentimientos patrióticos se ponen por encima de las disputas amorosas. Al final todos terminan contentos y felices, los hombres comprenden que no hay mujer que valga más que la amistad que se establece entre ellos en el frente de guerra y matar al enemigo es más importante que cualquier celo doméstico. <br />
Desde que sintetizó su extraordinaria manera de narrar, a comienzos del siglo XX, basada en la síntesis extrema de los relatos, la importancia de las imágenes por encima de los textos y en la construcción de héroes de fácil asimilación pública, el cine americano cumplió dos roles de vital importancia a nivel político: envió un mensaje de unificación nacional a la convulsa Norteamérica de la época, construyendo una potente mitología patriótica y estableció un modelo ideal de relato, impregnado de densos valores morales, que sería establecido como patrón de un modo de contar las historias en la periferia del mundo. El nuevo imperio político y económico había encontrado en el cine un instrumento de poder soft de primerísima importancia. <br />
Al glamour de las nuevas estrellas, que comenzarían a brillar con más fuerza con el cine sonoro a partir de 1.930, se le opondría a partir de 1.933 un relato mucho más tosco y menos soft: la delirante propaganda nazi instrumentada por Joseph Goebbels. Al igual que Hollywood, Goebbels también pretende crear héroes y exaltar los valores patrióticos. Pero no tiene en cuenta que los principales recursos artísticos alemanes han marchado al exilio y están poniendo todo su conocimiento cinematográfico al servicio de Estados Unidos. Iluminadores, actrices, directores, muchos de los grandes maestros del esplendor en blanco y negro del cine americano de la convulsa década del 40 provienen de Alemania y dejan su huella imborrable en la nueva estética de Hollywood. <br />
El relato americano se vuelve tan potente, sobre todo después de la victoria sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial –que no tarda en comenzar a ser asumido como el gran modelo por excelencia y copiado sin clemencia por la incipiente industria cinematográfica de la periferia, sobre todo en América Latina. Para percatarse de esta influencia bastaría realizar un simple ejercicio de mixtura de imágenes tomadas al azar de las películas más populares producidas en el continente durante esos veinte años cruciales, sobre todo por las potentes cinematografías nacionales mexicanas y argentinas: la misma iluminación, el mismo uso de la música, los mismos temas amorosos, el mismo modo de construir los héroes. <br />
Hollywood impone de este modo una potente narrativa propia que se reproduce internamente en cada país gracias a la numerosa troupe de imitadores que surgen en cada rincón del mundo. En 1.956, como una especie de respuesta indirecta a los primeros cuestionamientos europeos – más que nada franceses – a esta narrativa invasiva, la Academia crea el Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa. El premio había comenzado a otorgarse en realidad en 1.947, al mismo tiempo que EEUU se estrenaba como nueva potencia hegemónica mundial, pero no se afianzó hasta mediados de los años cincuenta, cuando quedó establecido como un premio más, con categoría permanente. <br />
Durante las primeras épocas el galardón se utilizó para premiar lo mejor del cine europeo contemporáneo. Galardonando a De Sica, Fellini, Buñuel, Truffaut o Bergman, Hollywood se permitía un toque de arte diferente al que surgía de su propia cosecha y trataba de eludir las críticas a su narrativa más ideológica. El llamado Tercer Mundo, mientras tanto, no merecía su atención. Con la excepción de algún que otro film japonés y de alguna película de director europeo producida en países africanos, la periferia cinematográfica del mundo no obtuvo ningún premio de la Academia hasta 1.985 cuando el argentino Luis Puenzo ganó el premio con La historia oficial, un duro relato sobre los desaparecidos durante la dictadura militar del general Videla. Y hubo que esperar hasta la primera década del presente siglo para ver premiadas a producciones de Sudáfrica, Taiwán o Bosnia-Herzegovina.<br />
En la actualidad la Academia padece la misma anemia de poderío que poco a poco se ha ido apoderando del imperio americano. Aunque no ha dejado de imponer densos valores culturales al resto del mundo, el glamour de sus estrellas ya no brilla como antaño y su modelo narrativo ya no produce tanto impacto. Víctima de su propio éxito, Hollywood fatiga cada año por renovar las expectativas en un mundo en el que los relatos se han vuelto más dispersos y menos hegemónicos gracias a la proliferación de las nuevas tecnologías de la comunicación. And the winner is… la periferia del mundo, que tiene aún mucho por decir y no puede ni quiere decirlo en clave hollywoodiense.Oscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-2120271918017996382011-09-18T06:29:00.001-07:002011-09-18T06:29:36.733-07:00CUANDO LA EMBAJADA TE INVITA A TOMAR CAFÉOscar Guisoni<br />
Especial para Carta Maior<br />
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El 11 de septiembre de 2.001 me encontraba en Bolivia. Estaba en el país como corresponsal del diario Página/12 de Buenos Aires y desde hacía un tiempo colaboraba en el suplemento dominical del diario La Prensa de La Paz, donde realizaba artículos de investigación y de vez en cuando comentaba la “Foto de la semana”. El domingo siguiente al atentado la editora del suplemento, la periodista boliviana Inga Llorenti, eligió una foto muy especial para comentar: en ella se veía un grupo de norteamericanos manifestando su indignación con carteles que rezaban: “¿Por qué a nosotros?” “¿Por qué nos odian?”. <br />
Inga me pidió que comentara la foto. Entonces recordé, en las breves líneas que permitía el texto, los motivos del odio. Comencé por ese otro 11 de septiembre emblemático, el de Chile en 1.973, recordé los 30 mil desaparecidos de la dictadura pro americana en Argentina, hice mención a Vietnam y a Corea, rememoré la primera Guerra del Golfo, las masacres en Guatemala, la guerra contra la revolución en Nicaragua, las injusticiaS con Palestina y las tantas invasiones de Estados Unidos a América Latina durante el siglo XX. <br />
A los pocos días sonó inclemente el teléfono en la redacción del diario. Era “la Embajada” (en Bolivia se la escribía por aquel entonces con mayúscula y era tanto su poder que no hacía falta decir de qué país se trataba para entender el mensaje). Más precisamente: el departamento de prensa de “la Embajada”, que me invitaba cordialmente a tomar un café en un céntrico hotel cinco estrellas. Acepté y antes de ir a la cita se lo comenté al jefe de redacción, Marcos Zelaya, quien se olió algo raro: “Yo que tú no iría” me dijo “si estuviera todo bien, te invitarían a sus propias oficinas. ¿Por qué a un hotel?”<br />
Cuando llegué a la reunión mis anfitriones ya me estaban esperando. Eran dos mujeres, en realidad. Una de ellas americana – mi memoria ha perdido su nombre -, era la jefa de prensa de la delegación diplomática. La otra era su asistente, una ignota periodista boliviana con cara de recién graduada en una universidad privada y que jamás ha pisado el suelo de una redacción. Después de los saludos de cortesía me arrojaron el muerto a la cara sin mucho preámbulo: “¿Usted cree que Bin Laden es como el Che Guevara?” soltó la jefa de prensa mientras sostenía la taza de café con delicadeza digna de Marcel Proust.<br />
“¿Perdón?” fue lo único que atiné a responder, totalmente sorprendido por lo inaudito de la pregunta. “Si cree que Bin Laden es como un guerrillero justiciero… se lo digo por lo que escribió este domingo debajo de la foto. Parece que estuviera usted justificando los ataques”. “No señora” respondí, bastante indignado por toda la situación “simplemente le estaba contestando a los manifestantes su pregunta. Ellos quieren saber por qué se los odia. Y como tengo entendido que la inmensa mayoría de los norteamericanos no sabe muy bien qué ha sucedido en el mundo durante el último siglo, les hice un recordatorio. No estoy justificando nada”. <br />
La mujer no se convenció con mis argumentos y contraatacó. “Es injusto” pataleó “sepa que estamos muy ofendidos por su comentario”. Iba a responderle, pero su lacaya boliviana se interpuso en el camino. Sacó una carpeta en la que había una pila de fotocopias con mis artículos de los últimos meses y sin mucha diplomacia argumentó: “Sabemos que es usted alguien que escribe contra los intereses de la Embajada. Critica la lucha contra el narcotráfico, denuncia la incursión de fuerzas americanas en territorio boliviano, no está de acuerdo con los transgénicos…” “¡Eso, eso!” se sumó exaltada la jefa de prensa “¿Cómo puede usted estar en desacuerdo con los transgénicos que son los que acabarán con el hambre del mundo?”.<br />
A esas alturas mi paciencia se había agotado. Sin acabar mi café, decidí que había llegado la hora de poner punto final a la reunión. “Con todos mis respetos” les dije a las mujeres mientras me levantaba de la mesa “no tengo por qué soportar que me cuestionen ustedes mi trabajo y mucho menos de esta manera tan… informal. Si he publicado algo que consideran falso, no tienen más que ponerse en contacto con el director del periódico o pedir el derecho a réplica y con gusto tendré en cuenta sus opiniones y la información que me provean”. Dicho eso, me levanté y me fui.<br />
En el camino me di cuenta de lo que había sucedido y sentí un poco de temor. La Embajada estaba apretando, y de mala manera, a los periodistas críticos. Algo inédito. Me puse en contacto con el sindicato y comprobé que yo no era el único al que habían invitado “a tomar un café”. En pocos días se supo que la orden había surgido del mismísimo Departamento de Estado y que había sido ejecutada en varios países durante el transcurso de esa semana. Mi periódico no quiso echar leña al fuego, así que no publicó la historia. Pero algunas publicaciones más a la izquierda sí lo hicieron. Estados Unidos jamás se disculpó por el atropello. Después de todo, sólo había sido una charla de café en el lobby de un hotel elegante.Oscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-8702124452561623602011-02-27T05:04:00.000-08:002011-02-27T05:04:17.087-08:00Muamar Gadafi: retrato de un dictadorEn el comienzo era un nadie, como Hitler, como Stalin, como suelen ser siempre en sus orígenes los dictadores más brutales. Hijo de beduinos, nació en una carpa a pocos kilómetros del puerto de Sirte, hoy territorio libio, en aquel entonces parte de la llamada Noráfrica Italiana gobernada por otro don nadie llegado a más: Benito Mussolini. Era el 7 de junio de 1.942 y en África del Norte ardían las arenas incendiadas por la Segunda Guerra Mundial.<br />
En su familia fluía sangre nacionalista. Su abuelo había muerto en 1.911 combatiendo a los invasores italianos y su padre fue encarcelado en varias ocasiones por sus posiciones anticolonialistas. Apenas tiene 10 años cuando en el vecino Egipto el coronel Nasser derroca al rey e instala un gobierno filo socialista del que se Muamar se hará firme partidario, tanto que hasta es expulsado de la escuela por sus incipientes actividades políticas. <br />
Con apenas 21 años se gradúa en Leyes, pero decide no ejercer como abogado y se mete en el ejército, donde no tarda en ganarse la simpatía de sus compañeros gracias a esa irresistible atracción que ejerce sobre su entorno, según han relatado los que tuvieron oportunidad de conocerlo en persona. Inspirado en Nasser, funda el Movimiento Secreto Unionista de Oficiales Libres que se opone al débil rey Idris, un fantoche pro occidental que gobierna el país con estilo medieval. <br />
Tiene apenas 27 años cuando encabeza el golpe de estado que derrocó a la monarquía el 1 de septiembre de 1.969. Quizá por intuición rastrera o porque todavía no se le ha manifestado su costado más excéntrico y brutal, la cosa es que consiguió engañar a cierta parte del mundo durante unos cuantos años con su programa nacionalista con grandes dosis de socialismo tercermundista, que incluyó la nacionalización del petróleo y la expulsión de las bases militares británicas y estadounidenses. <br />
Su amado Nasser murió en 1.970 pero él siguió soñando durante un tiempo con la unidad árabe y fantaseando con poner en marcha un comando militar único que ayudara a los palestinos en su lucha contra Israel. Mientras tanto, le confiscaba las propiedades a los italianos que todavía vivían en Libia desde la época de la colonia, expulsaba a los judíos del país y ponía en marcha una serie de medidas destinadas a implantar una rígida moral musulmana, desmintiendo a aquellos que creían que iba a primar en él el panarabismo laico. En poco tiempo prohibió el juego, los locales de alterne, el consumo de bebidas alcohólicas, el pelo largo en los hombres y las vestimentas demasiado occidentales. <br />
Para dejar en claro por dónde venían los tiros, un par de años después eliminó el derecho de huelga, estableció la pena de muerte para los supuestos contrarrevolucionarios, impuso la censura a la prensa y empezó a atiborrar sus uniformes con condecoraciones que él mismo se imponía y a lucir extravagantes trajes beduinos, al tiempo que se hacía nombrar comandante en jefe de las fuerzas armadas con grado de “coronel” ya que, decía, “en la república popular no hacen falta generales ni comandantes”.<br />
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EL TERRORISTA DELIRANTE<br />
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En su afán por copiar a los líderes que admira, en 1.973 proclama la Revolución Cultural, en sintonía con la China de Mao que ha reemplazado en sus desvelos al Egipto de Nasser y que se traduce en el exilio de la mayor parte de los intelectuales del país. En esos tiempos presenta su bizarro Libro Verde, una obra en tres tomos el último de los cuales está dedicado a su pomposa “Tercera Teoría Universal”, en la que proclama un socialismo islamizado, opuesto al capitalismo y al comunismo duro. Mientras los teólogos musulmanes reunidos en La Meca lo tachaban de “apóstata y antiislámico” él comenzaba a presentarse ante sus seguidores más devotos como “el Mahdí”, el líder que, según Mahoma, Dios enviará antes que se acabe el mundo para establecer la justicia islámica sobre la tierra.<br />
A finales de los setenta su extravagante modelo político alcanza la más alta cota de cinismo cuando establece la llamada Jamahiriya, un sistema de gobierno basado en asambleas populares, que está vigente hoy día, y que le permite al “gran líder” dejar de ocupar todos sus cargos en el estado, ya que no hacen falta líderes… ahora es el pueblo el que gobierna. Y por eso, como dice a menudo, si las cosas no van bien es culpa de los mismo libios, él no tiene nada que ver. En 1.977 decide que el Corán es la Constitución de Libia, así que tampoco hace falta tener una Carta Magna.<br />
En el 77 se produce una virulenta ruptura con sus vecinos egipcios. Disgustado por el giro proamericano de Anwar el Sadat, sucesor de Nasser, Gadafi expulsa a 225 mil egipcios que vivían en Libia e invade el país del Nilo. La guerra dura unos pocos días y Gadafi es derrotado, pero poco le importa al señor del desierto. Durante esos años amplia su apoyo a grupos terroristas que operan en Europa y Medio Oriente, entre ellos el IRA irlandés y ETA, la organización independentista vasca. Y ensucia su expediente ayudando a dictadores sanguinarios como Idi Amin de Uganda y Charles Taylor de Liberia. También brinda apoyo militar al tenebroso Foday Sankoh, líder de la guerrilla de Sierra Leona. <br />
En los ochenta se mete en la guerra civil de la vecina Chad enviando un ejército de 4.000 soldados, tanques, helicópteros y cazabombarderos soviéticos a defender el gobierno del Frente de Liberación nacional acosado por una guerrilla filo francesa. Y declara su admiración por otra revolución de pro: la iraní, invitando a los libios a atacar ellos también la Embajada Americana, como habían hecho los estudiantes inspirados por el ayatolá Jomeini en Teherán. Washington comienza a preocuparse del dictadorzuelo excéntrico e incluye a Libia en la lista de países patrocinadores del terrorismo. Y en 1.986 Ronald Reagan ordena un ataque sorpresa a la capital con el objetivo de asesinarlo que se salda con la muerte de su hija Jana de 15 años.<br />
En 1.988, como parte de su venganza, ordena preparar un atentado contra un Boeing 747 repleto de pasajeros que realiza la ruta Londres-Nueva York, que estalla sobre la localidad escocesa de Lockerbie. Mueren 270 personas. La investigación no tarda en señalar la participación de oficiales de inteligencia libios en el ataque. Durante esos años se transforma con éxito en el villano más temido de Occidente, ocupando un rol similar al que ostenta hoy su émulo Osama Bin Laden. La caída del muro de Berlín en 1.989 lo convencerá de la utilidad de abandonar a sus aliados soviéticos y pasarse con armas y bagajes al bando occidental.<br />
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EL GIRO<br />
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A comienzos de los noventa las cosas pintaban mal para el Señor del desierto. Durante esos años, al tiempo que afrontaba las duras sanciones internacionales contra su régimen tuvo que enfrentarse a poderosos enemigos internos que conspiraban desde las fuerzas armadas para acabar con su reinado. Salió airoso de numerosos intentos de golpe e incluso de algunos atentados contra su vida, y poco a poco se fue convenciendo de la utilidad de hacer un gesto hacia Occidente, como modo de afianzar su poder local. Así que empezó por reconocer su autoría en el atentado de Lockerbie, pagó las indemnizaciones a las víctimas y entregó a los agentes que habían producido el atentado, al tiempo que abría las puertas a las compañías multinacionales occidentales para que realizaran jugosos negocios en su territorio. <br />
Bastó que cediera parte de la torta del negocio petrolero para que en Occidente se corriera un piadoso velo sobre su turbia figura. A partir del 2.000 pudo verse cómo poco a poco dejaba de ser “el terrorista más temido” para transformarse, como por arte de magia, en un “líder moderado”, que contiene “al Islam radical”, no importa cómo. En 2.007 les compró armas a los franceses por 10 mil millones de euros, una cifra suficiente como para ser recibido con todo los honores por el presidente Nicolás Sarkozy. Y ese mismo año visitó España, también con una poderosa agenda de negocios energéticos bajo la manga, lo que le valió la recepción clamorosa del rey Juan Carlos y José Luís Rodríguez Zapatero. Aunque su preferido en Europa es el italiano Silvio Berlusconi con quien comparte negocios desde hace varios años.<br />
Su cercanía a Occidente no le impidió aumentar la represión a los opositores internos ni sus cada vez más bizarras costumbres, como la de viajar por todo el mundo acompañado de un ejército de 200 mujeres supuestamente vírgenes entrenadas en artes marciales que protegen su vida y exigir a los países que lo reciben que le dejen montar su carpa beduina, ya que es el único sitio en el que se siente cómodo. Entre sus más famosos desplantes se recuerda aquella vez que se puso a orinar en una reunión de la Liga Árabe para manifestar su desprecio o cuando apareció maquillado y en zapatos de tacón en un acto oficial sólo porque se le dio la gana.<br />
Las revueltas árabes que tumbaron las dictaduras de Egipto y Túnez golpearon a la puerta de su residencia, como no podía ser de otro modo. Pero Gadafi no es Mubarak ni Ben Alí. Y durante estos días pudo verse como reprimió a sangre y fuego las protestas, bombardeando la plaza con aviones y morteros y enviando a su hijo predilecto, y heredero declarado del trono, Saif el Islam, a amenazar a sus compatriotas con una guerra civil si continuaban protestando. Él, mientras tanto, se permite las que tal vez sean sus últimas humoradas: "¿Conocéis a alguien decente que participe en esto? No los hay, es gente que se droga y se emborracha" afirmó en su agresivo discurso a la nación este martes. Ya el pasado lunes, en una breve aparición pública, bajo un paraguas y a punto de subirse a un coche, había afirmado con sorna: “Estaba por dirigirme a la plaza (dónde se realizan las protestas) a hablar con estos jóvenes, pero llueve. Gracias a Dios llueve”.<br />
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Publicado en Milenio Semanal, MéxicoOscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-22441317851018370132011-02-02T04:44:00.000-08:002011-02-02T04:44:04.428-08:00¿EL OCASO DE LOS DÉSPOTAS?Oscar Guisoni<br />
Especial para Milenio Semanal<br />
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La caída del dictador tunecino Zine Abidine Ben Ali a mediados de enero ha provocado una profunda crisis política en África del Norte, una región gobernada desde hace décadas por regímenes corruptos tolerados por los países occidentales. Los célebres “déspotas amigos”, el egipcio Hosni Mubarak, el argelino Abdelaziz Bouteflika, el libio Muammar Gaddafi, y el rey marroquí Mohammed VI podrían ver peligrar su poder si se produce el temido “efecto contagio” de la revuelta en Túnez. Como telón de fondo: economías maltrechas afectadas por la crisis mundial que se desató en 2.008 y el fantasma del islamismo político radical que cada día gana más adeptos en la zona.<br />
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Túnez Mon Amour<br />
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A pesar que llevaba 23 años en el poder muy pocos sabían fuera de Túnez quién era Ben Alí hasta que la revuelta civil que comenzó a finales de diciembre lo forzó a abandonar precipitadamente el país el 14 de enero poniendo fin a su dictadura. Nacido en 1.936, Zine Abidine Ben Ali bien podría ser considerado un arquetipo de déspota norafricano. Ingeniero de profesión y militar de vocación formado en Francia y Estados Unidos, Ben Alí estuvo en la cocina del poder tunecino desde que el país de independizó de los franceses en 1.956. Nombrado Director General de Seguridad en 1.958 por el primer presidente del país, Habib Burguiba, Ben Alí se transformó rápidamente en el brazo armado de un gobierno que demostró pronto su ferocidad y su falta de respeto por las más elementales normas democráticas. Al mando de las fuerzas militares que reprimieron las revueltas sindicales en los años setenta, Ben Alí llegó a ocupar el cargo de primer ministro del gobierno de Burguiba, hasta que depuso a su mentor en un golpe de estado en 1.987, un movimiento militar tan suave que fue apodado “el golpe médico” ya que el viejo mandatario, considerado “padre de la independencia” estaba enfermo y recluido en palacio desde hacía meses. <br />
Al igual que hicieron la mayor parte de los mandatarios de la región, Burguiba al principio había coqueteado con el socialismo sui generis, al estilo del que cultivaba el libio Muammar Gaddafi, marcado por fuertes de dosis de nacionalismo económico y laicismo religioso. Pero en los últimos años de su gobierno decidió que era mejor hacer negocios que ponerse a construir utopías y abrió la economía a la inversión extranjera permitiendo el desarrollo del sector privado. <br />
Cuando Ben Alí llegó al poder el país estaba sumido en una profunda crisis económica. En 1.989 convocó a elecciones nada más que para guardar las formas, ya que no permitió que se presentaran opositores de peso. Obtuvo la poco creíble suma del 99,27 por ciento de los votos. En 1.994 volvió a repetir la farsa y esta vez le fue aún mejor: sacó el 99,91 por ciento. En 2.002 modificó la constitución porque le impedía repetir mandato y en octubre de 2.009 volvió a presentarse, esta vez dejando que algunos miembros del gobierno compitieran con él, aunque proscribiendo a los partidos islámicos y a los movimientos de izquierda. En esa ocasión sólo consiguió que lo votara el 89,62 por ciento de la población.<br />
Túnez es un país pequeño con apenas diez millones de habitantes y el 40 por ciento de su superficie ocupada por el desierto, así que Ben Alí no tuvo muchos problemas para gobernarlo con mano de hierro. Francia se transformó en su máximo sostén, alentando la inversión en una economía que no tardó en florecer apoyada en el turismo, la agricultura, la industria textil, la explotación de recursos naturales –más que nada los fosfatos- y la especulación inmobiliaria: tener una casa en las cosas africanas se puso de moda entre los ricos europeos. Con 1.250 empresas de procedencia francesa en el territorio París actuó como pantalla política del régimen hasta días antes de su caída. Desde Washington se veía con preocupación la falta de legitimidad democrática, la censura a la prensa y la proscripción de los opositores, pero se guardó respetuoso silencio ante los atropellos porque se consideraba a Ben Alí como una eficaz barrera contra el islamismo radical. Partidario de “la democratización sin prisa” – total para qué apurarse si el poder lo tengo yo – Ben Ali pretendía ser reelecto “por última vez” en 2.014. <br />
La receta funcionó a la perfección durante dos décadas: prosperidad económica a cambio de falta de libertades políticas. Pero en 2.008 llegó la crisis a Occidente y los gobiernos amigos del Mediterráneo la padecieron con especial dureza. En 2.009 la entrada de capital extranjero cayó en un 33 por ciento y la desocupación creció hasta llegar al 13 por ciento actual afectando más que nada a la población joven. Para agravar aún más las cosas, la economía durante los últimos años ha ido quedando en manos de la elite en el gobierno que a veces utiliza métodos expeditivos para apropiarse de los negocios más rentables. Mención especial merece la familia de la mujer del ex dictador, los Trabelsi, dueños de las empresas más lucrativas del país expropiadas alegando razones de seguridad nacional.<br />
En un escenario tan explosivo bastó una chispa para encender la mecha. El 17 de diciembre de 2010 Mohamed Bouaziz, un desempleado de 26 años, se inmoló frente a la alcaldía de su pueblo. Protestaba porque la policía le había confiscado su puesto de frutas y verduras por no tener el permiso que exige la agobiante burocracia nacional. El incidente dio pie a las primeras protestas que fueron creciendo a medida que pasaban los días. El 6 de enero Bouaziz murió en el hospital y la revuelta llegó a las grandes ciudades. Lo demás es historia conocida. El presidente huyó el 14. Francia le negó asilo en su territorio. Los dictadores amigos son incómodos cuando caen en desgracia.<br />
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Los fantasmas del faraón<br />
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La caída de Ben Alí, en la que tuvieron un rol importante las redes sociales – en especial Twitter y Facebook, permitiendo burlar la censura del régimen y sirviendo de plataforma a la convocatoria de protestas – disparó las alarmas en Egipto, otro vecino del norte de África en manos de un déspota octogenario. <br />
Con una historia similar a la tunecina, sólo que más violenta y con mayores intereses en juego por su tamaño y cercanía con la zona caliente de Oriente Medio, Egipto ha vivido sometido a gobiernos autoritarios durante la mayor parte del tiempo desde que se independizó de Reino Unido en 1.936. En 1.952 el coronel nacionalista Gamal Nasser dio un golpe de estado para acabar con la dinastía del rey Faruk I, demasiado permeable a los intereses británicos. Nasser sobrevivió en 1.956 a un ataque militar de franceses, ingleses e israelíes que intentaron sin éxito deponerlo después de la nacionalización del estratégico canal de Suez. A su muerte por infarto en 1.970, amargado por el fracaso nacional en la Guerra de los Seis Días (1.967) con la que intentó derrotar al estado de Israel, ocupó el poder Anwar el-Sadat. También militar y con ansias de permanencia en el trono, en 1.976 Sadat dejó de lado las veleidades socializantes de su predecesor, rompió lanzas con la Unión Soviética y se acercó a Estados Unidos. Y en 1.979 cometió el peor de los pecados que se pueden cometer en un país árabe: firmó la paz con Israel y reconoció la legitimidad del estado judío. La osadía le costó la vida: en 1.981 el presidente fue asesinado durante un desfile militar por un grupo de oficiales integristas. <br />
El poder acabó en manos de otro militar, Hosni Mubarak, que mantuvo su política de acercamiento a Occidente, llegando a participar incluso en la I Guerra del Golfo contra Irak en 1.991. Propulsor de una economía de mercado pero sin los beneficios de las libertades políticas, Mubarak también mantuvo la farsa electoral para cuidar las formas, siendo reelecto por amplísimas mayorías en 1.987, 1.993, 1.999 y 2.005. En todas ellas impidió participar al principal partido de la oposición, los Hermanos Musulmanes, a los que acusa de querer instaurar una república fundamentalista similar a la iraní. Si su delicado estado de salud no se lo impide – está a punto de cumplir 83 años – y si no se lo lleva por delante una revuelta como la tunecina, Mubarak pretende dejarle el poder a su hijo Gamal 2.011, luego de tres décadas de autocracia. La colaboración de Occidente también ha sido indispensable para mantenerle en el trono.<br />
Durante el transcurso de la pasada semana Egipto vivió con especial virulencia los ramalazos del “efecto contagio” que trajo la revuelta en Túnez. El martes, también gracias a las redes sociales – aunque Twitter está bloqueado – la oposición llevó a cabo las protestas más violentas que se vieron en el país en los últimos años, que se saldaron con un puñado de muertos y centenares de opositores en la cárcel, según denunciaron diferentes organismos de Derechos Humanos. <br />
Pero mientras Túnez tiene una importancia estratégica mínima, la lucha por el poder en Egipto puede llegar a ser atroz. Con 81 millones de habitantes – es el país más poblado del mundo árabe – su frontera con Israel justificó durante décadas que Occidente prefiriera un régimen policial antes que abrir las puertas a la llegada de una teocracia islámica. El carácter urbano y laico de las revueltas de la última semana han encendido las luces de alarma. Mientras Europa guarda silencio y se muestra tímida a la hora de exigir reformas a su aliado, en Estados Unidos Barak Obama parece dispuesto a ir más allá. Esta semana, durante su discurso anual para evaluar el Estado de la Nación, Obama alabó la revolución tunecina. “Permítanme decirlo con claridad” afirmó “Estados Unidos apoya al pueblo de Túnez y las legítimas aspiraciones democráticas de todos los pueblos". La oposición egipcia cree haber descifrado el mensaje.<br />
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Las sombras de la guerra civil<br />
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Si las cárceles egipcias son famosas por la ferocidad de las torturas que allí se practican, el gobierno de la vecina Argelia bien podría ser considerado el más sanguinario de todos los que gobiernan la región. Con variantes, la historia se repite en este gigantesco país de 35 millones de habitantes. Independizado de Francia en 1.962 luego de una virulenta guerra, el poder quedó en manos del Frente de Liberación Nacional, de tendencia socialista y filosoviética. Luego de un breve idilio revolucionario durante el gobierno de Ben Bella (1.962-65), el poder pasó a manos del ejército con el golpe militar de Houari Boumedienne (1.965-78), quien llevó a cabo un gobierno de corte socialista y laico. Su sucesor, Chadli Bendjedid, (1.978-82), también procedente del ejército, dio un vuelco a la política exterior, se acercó a Occidente y promovió reformas liberales en la economía. <br />
Ante la magnitud de las protestas que se produjeron en 1.988, cuando el país atravesaba una de sus tantas crisis económicas, Bendjedid pensó que lo mejor era promover una apertura democrática y en 1.989 introdujo el multipartidismo. Pero como sucede a menudo en África del norte, al gobierno no le gustaban todos los candidatos que se presentaron y puso palos en la rueda al Frente de Fuerzas Socialistas integrado por antiguas figuras de la revolución del 62, que se inclinó por boicotear los comicios. El resultado fue inesperado y atroz: para expresar su disconformidad con el oficialismo el electorado le dio la victoria al Frente Islámico de Salvación en las elecciones municipales y provinciales de 1.990. <br />
Bendjedid comprendió la magnitud del desastre que se avecinaba y modificó la Ley electoral para hacerle la vida más difícil al FIS, que comenzaba a virar al integrismo fanático con el correr de los meses, pero no fue suficiente para impedir que esta formación ganara la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 1.992. Así las cosas, el ejército decidió dar una patada al tablero democrático y produjo un cruento golpe de estado suspendiendo los comicios y desalojando a Bendjedid del poder. El país se sumió en la guerra civil, una de las más terribles que se dieron en todo el continente durante el siglo XX, un conflicto que costó la vida a cerca de 200 mil personas y que empañó toda la década de los noventa. <br />
En 1.999 ganó unas elecciones en las que no estaban representadas todas las fuerzas políticas del país un antiguo luchador de la guerra de independencia, Abdelaziz Buteflika, que llegó al gobierno con un programa de reconciliación nacional, pálidos intentos de reforma y tímida apertura al islamismo democrático. En 2.000 firmó la paz con las organizaciones islámicas que habían perdido la guerra y en 2.004 fue reelecto con el 83 por ciento de los votos en otras elecciones poco limpias. En 2.009 volvió a ganar los comicios demostrando que es otro autócrata árabe con serias intenciones de morir en el trono. Pero a diferencia lo que sucede en Egipto, en Argelia la oposición tiene serias dudas sobre la conveniencia de salir a las calles a protestar. El fantasma de la guerra civil inmoviliza a los ciudadanos asqueados de la corrupción del régimen y hartos de la censura y la persecución a dirigentes políticos opositores. Francia y España son los principales sostenes económicos y políticos del actual gobierno. El argumento es el mismo de siempre: mejor un autócrata prooccidental que una república islámica.<br />
Con menor dosis de conflicto político, pero atravesados por las mismas tensiones, en el Marruecos de Mohammed VI y en la Libia del ex socialista Muammar Gaddafi también siguen con atención la evolución de la revolución tunecina. En ambos países campean la falta de libertad de expresión, la proscripción de partidos opositores y la corrupción administrativa. Mientras que a Mohammed VI lo mima con especial atención España –hay que destacar que de todos los gobiernos de la zona es el que mayor grado de democracia -, a Gaddafi lo sostiene el amigo italiano Silvio Berlusconi. Pero los tiempos están cambiando y Occidente comienza a preguntarse si no ha llegado la hora de promover cambios en el norte de África, más ahora que la estrella de la revolución iraní de 1.979 parece estar declinando y que el fantasma del islamismo radical no tiene la fuerza que supo ostentar hace tres décadas. La sociedad civil y las fuerzas democráticas de estos cinco países, relativamente ricos en comparación con la pobreza que caracteriza al continente, tienen ante sí una oportunidad histórica.Oscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-36793022705383580662010-08-29T04:39:00.000-07:002010-08-29T04:39:50.285-07:00La historia negra de British Petroleum y sus socios en el golfo de MéxicoOscar Guisoni<br />
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Mucho antes de pasar a llamarse BP, una operación de lavado de imagen que de poco le ha servido, la British Petroleum ostentaba un nombre mucho más prosaico y revelador de sus orígenes y de su historia durante la mayor parte del siglo XX: Anglo Iranian Oil Company, o simplemente la AOIC, a secas. Acostumbrada a sacar tajada de sus contactos con el poder político y a inmiscuirse en los asuntos internos de los países en los que opera, la petrolera inglesa tiene tras de si un profuso prontuario en el que abundan golpes de estados, negocios turbios, pueblos contaminados y accidentes que se podrían haber evitado si la seguridad fuera su norte y no el afán de obtener la mayor cantidad posible de beneficios económicos. Su socio en las operaciones de extracción en el Golfo de México, la norteamericana Halliburton, no se queda atrás a la hora de mostrar currículum delictivo. Juntas ambas empresas han provocado el mayor desastre ecológico desde que existen los océanos. En esta historia, negra como el petróleo, se encuentran también las claves de la tragedia reciente, de lo mucho que se podría haber hecho para evitarla, y por qué no se hizo. <br />
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Una empresa del imperio<br />
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No habían pasado cuarenta años desde que el norteamericano Edwin Drake extrajera el primer barril de petróleo de la historia, cuando un británico acaudalado y aventurero llamado William Knox D´Arcy, fascinado por las predicciones de un ignoto geógrafo francés sobre la posibilidad de que se encontraran yacimientos en Persia, se lanza en busca del oro negro. A precio de gallina muerta, 20 mil libras y el 16 por ciento de las futuras ganancias durante 60 años, Knox obtiene del Gran Visir persa la concesión para explorar una superficie equivalente al 80 por ciento del actual Irán. Corría el año 1.901 y los primeros resultados hicieron temer a Knox un fracaso, pero el 26 de mayo de 1.908 la fortuna le sonrió cuando se descubrieron los grandes pozos de Masgid Soliman. El petróleo brotaba a menos de 15 metros bajo el suelo y la historia del país estaba a punto de cambiar para siempre. <br />
Ante la magnitud del descubrimiento se pone en pie en Londres la Anglo Iranian Oil Company, que se hace cargo además de otras licencias conseguidas por los compatriotas ingleses en varios países. El gobierno no tarda en adquirir el 51 por ciento de las acciones, con lo cual la AOIC se transforma pronto en una empresa del imperio. Al mismo tiempo empiezan los problemas políticos. A principios de los años veinte llega al poder Reza Khan, un oscuro militar y ex ministro de guerra que no duda en proclamarse Sha e inaugura una turbia dinastía. Siguiendo los pasos del nacionalista turco Ataturk, el nuevo Sha limita los contratos, sube las regalías y le prohíbe a la empresa construir oleoductos, pero ya es demasiado tarde. El negocio es tan magnífico que la AOIC se ha vuelto un estado dentro del estado, tiene barcos y una línea aérea propia, un gobierno con funcionarios y jurisdicción territorial y en algunos sitios hasta se da el lujo de pagar los impuestos directamente a los jefes de las tribus en las que se encuentran los yacimientos, antes que al gobierno iraní. En 30 años sus beneficios multiplicaron por 25 la inversión inicial y el estado inglés había recibido más dinero en impuestos de la Anglo Iranian que el propio gobierno persa.<br />
Con la llegada de la Segunda Guerra, Reza Khan jugó sus fichas con Hitler y perdió. Con el Sha obligado a abdicar en agosto de 1.941, Irán se transformó en un poco encubierto protectorado británico en manos de su hijo, Reza Pahlevi, un fiel colaborador de los Aliados. Pero a principios de la década del cincuenta irrumpe en la vida política el nacionalista Mohammad Mossadeq, que se transforma en primer ministro y nacionaliza el petróleo, acabando con la AIOC, a la que denomina “la fuente de todas las desventuras de esta torturada nación”. La petrolera no se queda de brazos cruzados y rápidamente comienza la labor de desestabilización del nuevo gobierno. Con la colaboración de la CIA, comandada en esos años por Allen Dulles, se pone en marcha un golpe de estado, que acaba con la destitución de Mossadeq en 1.953, luego de un baño de sangre que cuesta la vida de al menos trescientas personas. El Sha impone entonces una violenta dictadura, asesina a los enemigos políticos de la compañía y restituye a la futura BP parte de su poderío, ya que las compañías americanas se quedan con parte de la torta. El episodio es tan traumático que sienta las bases de un profundo descontento popular que tendrá su punto culminante 26 años después, cuando en 1.979 la revolución islamista derroque al Sha expulsando a la compañía definitivamente del país.<br />
BP, mientras tanto, ha extendido sus tentáculos por todo Medio Oriente, y teje y desteje en la siempre complicada política regional, que late al ritmo del petróleo. Hasta su privatización en 1.976 la petrolera no deja de ser un ariete de los intereses de la Corona británica. Ya transformada en compañía privada no pierde los vínculos políticos y con la llegada de los neoconservadores de Ronald Reagan al poder en Estados Unidos, consolida su influencia sobre el gobierno americano. Mientras tanto, su prontuario se mancha con el apoyo descarado al apartheid sudafricano, suministrándole hidrocarburos a su ejército racista.<br />
Durante las últimas décadas, BP afina su puntería política. En Colombia la denuncia en 1.997 Amnistía Internacional por perseguir a “miembros de las comunidades locales implicados en protestas legítimas contra las actividades de las compañías petroleras” aliada con paramilitares y fuerzas policiales que previamente han sido entrenadas en contrainsurgencia por la Defense Systems Limited, una empresa de seguridad privada contratada por la petrolera para que cuide de sus instalaciones. Su última operación política de envergadura es la participación en el golpe de estado de 1.993 que desalojó del poder en Baku al presidente elegido democráticamente Abulfaz Elchibey, para poner al frente de Azerbaijan al ex responsable del KGB soviético Heydar Aliev, otro dictador sangriento incorporado al catálogo de amigos de la vieja Anglo Iranian. <br />
Con Reagan en el poder se comienza a regalarle a las petroleras una legislación que les permite bajar costos gracias a menores exigencias en su política de seguridad y medio ambiente. El punto culminante de esta tendencia política lo llevará a la práctica George Bush junior a partir del 2.000. Bajo la administración republicana se le pone incluso un techo legal de 75 millones de dólares a las indemnizaciones que las empresas del sector deben pagar ante eventuales catástrofes ecológicas, una medida que ahora Barak Obama intenta revertir. Ante semejante desatino, la política de BP es simple: para qué gastar en seguridad si una catástrofe cuesta monedas. <br />
Los resultados saltan a la vista: en 1.991 un estudio del Citizen Action de Washington basado en los análisis de la agencia para la protección del medio ambiente, colocaba a BP entre los 10 principales grandes contaminadores del país. Greenpeace la sitúa unos años más tarde como la principal contaminadora de Escocia y la lista es larga. En la última década la empresa trata de lavarse la cara, sobre todo luego de la gigantesca catástrofe que tiene lugar en Texas en 2.005, cuando la explosión de una de sus refinerías deja 15 trabajadores muertos, 180 heridos y 43 mil personas desplazadas. La investigación concluye que las explosiones fueron causadas “por las deficiencias de la empresa en todos los niveles”, pero altos funcionarios del Departamento de Estado impidieron que se la sangre llegara al río. La empresa terminó pagando una multa irrisoria de 50 millones de dólares. <br />
Los amigos políticos valen su peso en oro. Incluso ahora, con la llegada de la administración Obama, menos propensa a los cantos de sirena de la industria petrolera y ante el aprieto en el que se encuentra la empresa por lo ocurrido en el Golfo de México, sigue teniendo en su agenda personajes poderosos a los que recurrir si hace falta. Según la revista Newsweek, el actual director de la CIA Leon Panetta, el enviado de Obama a Medio Oriente, George Mitchell, el actual Ministro de Salud Pública Tom Daschle y el ex administrador de la EPA Christine Todd Whitman son sólo algunos de los personajes influyentes que mantienen fluidos vínculos con la empresa. Resta por ver si semejante lobby alcanza para salvarle el pellejo ante el mayor desastre ecológico que ha tenido que enfrentar la compañía en toda su historia.<br />
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Halliburton: guerra y negocios<br />
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Asociada a BP en la tragedia que contamina las aguas del océano Atlántico desde hace ya más de ocho semanas se encuentra otra empresa con un prontuario de solera. Conocida por su amplia participación en la Guerra de Irak y por ser la compañía que dirigió antes de llegar al gobierno el ex vicepresidente norteamericano Dick Cheney, Halliburton es hoy la principal compañía de servicios petroleros de Estados Unidos y la quinta mayor concesionaria militar del Pentágono. <br />
La empresa responsable de colocar el sellado de cemento que falló en el pozo petrolero abierto en el Golfo tiene unos 10 mil trabajadores en todo el mundo y gana más de 15 mil millones de dólares al año. Hasta la llegada de George Bush junior al poder era una compañía importante pero ignota. Pero la elección de Dick Cheney, su ultraconservador consejero durante los noventa, como vicepresidente, le dio la oportunidad de saltar en el ranking de un modo vertiginoso. <br />
En su brillante libro “El ejército de Halliburton” el periodista norteamericano Pratap Chatterjee, editor de Corp Watch y habitual colaborador de Democracy Now! narra el ascenso de la compañía hasta transformarse en el mayor gigante empresarial en la gestión de la guerra y deja en claro que la empresa es un producto directo de la privatización de la defensa militar puesta en marcha por el gobierno americano en las últimas décadas. <br />
Para investigar a Halliburton Chatterjee se hizo accionista de la compañía, lo que le permitió denunciar con conocimiento de causa desde los bochornosos contratos conseguidos sin licitación para reconstruir Irak, miles de millones de dólares que nadie sabe muy bien cómo han sido utilizados, hasta la increíble red de sobornos, comisiones y fraude que involucra a empleadores y subcontratistas de la empresa en Irak y Kuwait, pasando por las enormes negligencias que han tenido como resultado la muerte de civiles americanos y extranjeros en el país ocupado por el ejército de Bush en 2.003. Por si fuera poco, Halliburton ha sido denunciada por practicar el tráfico de seres humanos para llevar trabajadores baratos a Irak, utilizar un sistema de castas para pagar a los trabajadores de acuerdo a su nacionalidad, y dibujar groseros sobre costes junto a las compañías subcontratadas, que terminan inflando las cuentas que se le cobran mensualmente al Pentágono para gestionar la guerra. Entre otros honores, la compañía ostenta el récord de ser una de las que menos personal sindicalizado emplea en su propio país.<br />
El ascenso de Halliburton a las grandes ligas comenzó en realidad en 1.992, cuando Cheney era Secretario de Defensa del gobierno de Bush padre. Un informe confidencial elaborado por el Pentágono cita a la compañía como una de las empresas que puede servir como apoyo logístico para las tropas estadounidenses en zonas de guerra. Poco después Halliburton se hace con un jugoso contrato para operar en los Balcanes que le proporcionó cerca de 2.200 millones de dólares. Cuando Cheney abandona el gobierno se transforma en CEO de la empresa. Bajo su batuta la compañía trepa del puesto 73 al 18 en la lista de proveedores del Pentágono. Y se mancha las manos en un oscuro episodio cuando le vende al coronel Gadafi seis generadores de impulsos de neutrones, violando el bloqueo impuesto por EE.UU a Libia. El incidente se arregla entre amigos, y Halliburton paga una ridícula multa de 3,8 millones de dólares.<br />
En 1.996 la CEM, filial europea de la empresa, se suma a la construcción de un gasoducto en Birmania, un país gobernado por una cruel dictadura militar. Las organizaciones de derechos humanos no tardan en denunciar a Halliburton por usar mano de obra esclava, mientras proliferan los informes que hablan de torturas, violaciones y asesinatos perpetrados por las empresas de seguridad privada contratadas por la compañía. <br />
En 1.997 Cheney contribuye a la creación de un influyente grupo de pensamiento ultraconservador denominado Proyecto para el Nuevo Siglo Americano, una organización que propugna el derrocamiento de Saddam Hussein y que luego habrá de revelarse como una auténtica usina intelectual a la hora de promover la invasión al país mesopotámico. Aunque business are business, y en 1.998 la empresa hace negocios Dresser Industries, una de las empresas que ayudó a Saddam a reconstruir la infraestructura petrolera después de la Primera Guerra del Golfo, en 1.991. A pesar de la prohibición explícita de la administración americana, Halliburton usa sus filiales extranjeras para otros negocios con el dictador iraquí. En esos años también hace negocios en África, ganando jugosos contratos en Angola y Nigeria. El Congreso americano la acusa de haber sobrefacturado trabajos en Kosovo, pero todo queda en la nada.<br />
El 22 de mayo de 2.002, con Cheney ya en el poder, un artículo del New York Times denuncia que la empresa infló artificialmente el precio de sus acciones, lo que motivó una investigación de la SEC (Securities and Exchange Commission), pero tampoco pasa nada. Ese mismo año gana un contrato para suministrar servicios de apoyo militar en Uzbekistán, gobernado por Islam Karimov, otro sangriento dictador poscomunista. En agosto, el escándalo en torno a la empresa crece cuando se descubre que mantiene filiales en paraísos fiscales como las Islas Caimán para eludir impuestos. Aún así, continúa ganando contratos para el Pentágono. Como no podía ser de otra manera, culmina el año anunciando un jugoso business en el recién invadido Afganistán, para cubrir los servicios de las tropas asentadas en Kandahar y Bagram.<br />
En el 2.004 en un arranque de delirio de grandeza la compañía anuncia que pretende perforar nada menos que en Marte con dinero de los contribuyentes americanos, mientras que un juez en París comienza a investigar a Cheney por los pagos de sobornos a funcionarios nigerianos para obtener la construcción de una planta de gas. Con el final de la era Bush la empresa pierde un poco de su protagonismo mediático, pero no deja de recibir denuncias por sus malas prácticas en diferentes lugares del planeta. Con la administración Obama sigue siendo una de las grandes contratistas de defensa. El desastre ecológico provocado en el Golfo de México debido a su ya famosa válvula de cemento defectuosa es apenas una mancha más en un prontuario repleto de episodios oscuros. Al igual que ocurre con BP, ahora confía en que sus amigos políticos en Washington le terminen salvando el pellejo. Y hasta se ha dado el lujo de echarle la culpa a la petrolera inglesa por lo sucedido.<br />
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Publicado en Milenio Semanal, MéxicoOscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-47797584823121217872010-08-20T13:06:00.001-07:002010-08-20T13:06:21.866-07:00Cien años sin Tolstoi<meta content="text/html; charset=utf-8" http-equiv="Content-Type"></meta><meta content="Word.Document" name="ProgId"></meta><meta content="Microsoft Word 11" name="Generator"></meta><meta content="Microsoft Word 11" name="Originator"></meta><link href="file:///C:%5CUsers%5Cmedia%5CAppData%5CLocal%5CTemp%5Cmsohtml1%5C01%5Cclip_filelist.xml" rel="File-List"></link><style>
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<div class="MsoNormal"><i>Ahora estás muriendo en la estación de Astápovo<o:p></o:p></i></div><div class="MsoNormal"><i>Y las noticias vuelan sobre Rusia.<o:p></o:p></i></div><div class="MsoNormal"><i>La muerte está en tu rostro, tu rostro está en los diarios<o:p></o:p></i></div><div class="MsoNormal"><i>Y cae y cae la nieve sobre lo irreparable.<o:p></o:p></i></div><div class="MsoNormal"><i>Van y vienen los trenes sobre el imperio blanco<o:p></o:p></i></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">William Ospina</div><div class="MsoNormal"><i>Palabras de la condesa Sonia en la estación de Astápovo el invierno de 1.910<o:p></o:p></i></div><div class="MsoNormal"><br />
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</div><div class="MsoNormal">CIEN AÑOS SIN TOLSTOI</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">Oscar Guisoni</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">La escena es insuperable. Ni en sus propias novelas se había visto algo así. El telón de fondo: la convulsa Rusia de 1.910. El personaje principal: Lev Tolstói, un anciano de 82 años célebre en el mundo entero, tal vez el mayor novelista que ha conocido el siglo XIX. El lugar: la finca de Yásnaia Poliana, donde el escritor ha pasado casi toda su vida. Hace tiempo ya que la existencia inusualmente larga para su época se le ha vuelto insoportable. Constantes tensiones con su familia que comienza a disputarse su herencia mientras él vive, la Iglesia Ortodoxa que lo excomulga en 1.901, la muerte de Masha su hija predilecta en 1.906, el destierro político de su discípulo y amigo Chertkov, y por último, la piedra que hará rebalsar el vaso: su mujer espía su Diario íntimo y él estalla “Me están destrozando. Quiero huir de todos” escribe el 24 de septiembre en ese texto que ha llevado con voluntad de hierro desde que tenía apenas 19 años, como si ya presintiera en ese entonces el lugar que estaba destinado a ocupar en el mundo de las letras. </div><div class="MsoNormal">En la noche del 27 al 28 de octubre Tolstói toma una decisión insólita, radical, que ha venido meditando desde hace tiempo. Abandonarlo todo. Deja su hogar, su mujer que lo acompaña desde hace 48 años, sus hijos, sus propiedades que tantas veces quiso entregar a los campesinos avergonzado de sus privilegios de noble, sus manuscritos. Y parte como un mendigo, en compañía de su hija Alexandra, su más ferviente admiradora y un discípulo médico. Primero piensa internarse en un monasterio, así que visita a su hermana María, que es monja. Pero tiene miedo que lo alcancen así que pronto sigue su camino. Pero el viejo león ya no está para estas batallas. Y la fuga hacia ninguna parte se transforma en viaje hacia la muerte. Subido en esos trenes que tanto le fascinan y que han sido escenario de algunas de las escenas más conmovedoras de sus novelas, comienza a sentirse mal, tiene fiebre. Es así como llega a la pequeña estación ferroviaria de Astápovo. El jefe de estación no lo puede creer cuando le dicen que ese anciano achacoso y enfermo es nada menos que Lev Tolstói. Le ofrece su cama, su humilde cama de empleado ferroviario, que es lo único que tiene para ofrecer. Pero al gran mago de las letras ya nada le alcanza, tiene neumonía. Y a las 6 de la mañana del 20 de noviembre Tolstói muere. Y lo hace como vivió, descarnado y pasional, extremo, en la cama de un hombre pobre, artífice hasta el final de su destino, el último suspiro de una voluntad extraordinaria que un siglo después sigue sorprendiendo con sus obras poderosas. Su capacidad para describir lo que ve, transmitir la psicología de sus personajes y entusiasmar con su amor por la naturaleza no ha sido todavía igualada.</div><div class="MsoNormal"><br />
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</div><div class="MsoNormal">EL HOMBRE QUE QUISO SER PERFECTO</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">“Yo creo que describir a un hombre es algo imposible” escribe el conde Lev Tolstói en sus <i>Diarios</i> (Ed. Acantilado, 2008) el 4 de julio de 1.851 “pero si es posible describir el efecto que produce en uno”. Mientras escribe esto Tolstói es un soldado, se encuentra en una tienda de campaña, hace unas horas ha salido “de correrías” a un campamento de enemigos chechenios, se reconoce como un noble pero lamenta su lascivia “me emborraché y dormí con una mujer; todo esto es muy malo y me aflige mucho” y al mismo tiempo que trata de evitar su desastrosa pasión por el juego prepara en sus tiempos libres “una novela”. Tiene sólo 23 años. Para inspirarse se recuesta detrás del campamento en plena noche boca arriba a mirar las estrellas y luego se pregunta cómo hacer para describir “lo que veo”. Pero, ¿es posible esto? “¿Acaso se puede transmitir a otra persona la manera que uno tiene de percibir la naturaleza?”. </div><div class="MsoNormal">Lo primero que produce Tolstói a quien se acerque a su obra es fascinación. Lev, o León para quienes gustan traducir los nombres – una costumbre que Tolstói cultivó también en las más de diez mil cartas que escribió en vida -, es un hombre de una gran vitalidad, capaz de estar hoy combatiendo en el ejército, mañana darse una vuelta por San Petersburgo con la intención de disfrutar de la vida mundana de la ciudad que detesta pero que tanto le atrae, volver luego a su entrañable finca de Yásnaia Poliana y ponerse a cultivar la tierra empuñando el arado con sus propias manos, para después marcharse a los campos de Borodinó, donde se produjo la célebre batalla entre el ejército ruso y el invasor Napoleón Bonaparte para poder contar así con gran detalle el episodio en <i>Guerra y Paz</i> (Mondadori, 2.007), una de sus obras maestras. De hecho, no hay texto de Tolstói en el que no se respire esa sensación de “te lo estoy contando porque estuve ahí” y no hay personaje que no se base en personas que él conoció, a las que tuvo oportunidad de escrutar con su obsesiva mirada. </div><div class="MsoNormal">Lev Nikoláievich Tolstói había nacido el 28 de agosto de 1.828 en el seno de una familia noble. Eran tan ricos que el abuelo materno mandaba la ropa a lavar a Holanda, su abuela tenía un ciervo ciego que le recitaba cuentos todas las noches y Lev y sus hermanos tuvieron desde pequeños un sirviente de su misma edad destinado a ser su esclavo toda la vida. Esa aristocracia superficial y vacía que tanto habría de detestar en su vida adulta y a la que describiría con maestría en <i>Anna Karenina</i> (Cátedra, 2008) y <i>Guerra y Paz</i> fue el caldo donde Lev forjó su extraordinaria cultura, aunque siempre primó en él más el impulso del autodidacta que la educación recibida, que le parecía absurda e inútil. </div><div class="MsoNormal">En sus <i>Diarios</i> se percibe desde el comienzo una personalidad caótica que necesita imponerse “reglas” para vivir sin sucumbir a sus pasiones. “Regla 13)” escribe el 16 de junio de 1.847 “Vive siempre peor de lo que podrías vivir. 14) No cambies tu forma de vida aún si te has hecho más rico”, y luego “Reglas para someter a la voluntad el sentimiento de amor: 1) Aléjate de las mujeres. 2) Mortifica tus deseos con trabajos rudos”. Así como las escribe las incumple. Luego vuelve arrepentido a su diario y para no volver a caer en el caos se fija tareas diarias. “Mañana de 8 a 10, leer, luego, comer y descansar, después de 4 a 6 escribir, de 6 a 8 estudiar idiomas”. El 21 de diciembre de 1.850 anota “No leer novelas” y el 24 de ese mismo mes “Jugar a las cartas sólo en caso de emergencia”. </div><div class="MsoNormal">Luego de abandonar la carrera de derecho pasa algunos años en el ejército, una experiencia que lo marcará para siempre permitiéndole luego escribir las más memorables escenas de batallas del siglo XIX. Entre 1.854 y 1.855 lucha en la Guerra de Crimea mientras publica sus primeras obras importantes, la trilogía <i>Infancia</i>, <i>Adolescencia </i>y <i>Juventud </i>(Alianza Ed. 2007). Cuando regresa del frente se instala en San Petersburgo. Tiene sólo 27 años y ya es un escritor célebre en su país. En la ciudad se dedica al juego, una de sus pasiones destructivas que lo llevará a endeudarse y perder parte de su propiedad. Como recuerda luego en su desgarrador testimonio <i>Confesión</i> (Ed. Acantilado, 2008) durante esos años comienza a gestarse su primera crisis moral, donde se pregunta “¿Qué es la vida?” y se impone a si mismo una tarea imposible: ser un hombre perfecto. </div><div class="MsoNormal">En 1.857 emprende un viaje por Europa y comienza una tormentosa relación amistosa con el escritor Iván Turguéniev, con quién más tarde litigará retándolo a duelo para reconciliarse 18 años después. En ese viaje comienza a despertarse una de sus grandes pasiones: la pedagogía, a la que dedicará grandes energías una vez regresado a Rusia. Su relación con la literatura comienza a volverse un tormento. Su fama le satisface el ego, “tengo hambre de gloria” escribe, pero le produce repulsión. Así que deja de escribir durante un tiempo hasta que en 1.862 vuelve a hacerlo luego de quedarse en la ruina jugando a las cartas. Ese año se casa con Sofía Bers, la mujer que será la madre de sus trece hijos y lo acompañará casi hasta sus últimos días.</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">EL LEON ENCADENADO</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">A partir de ese momento comienza su periodo más creativo. Al tiempo que nace su primer hijo comienza a escribir <i>Guerra y Paz</i>, un texto que le llevará seis agotadores años de trabajo y que lo volverá famoso a nivel mundial. “Sin falsa modestia, creo que es algo así como La Ilíada” dice de su obra, uno de los grandes textos de la literatura universal, en la que aparecen más de 600 personajes, de los cuales 200 existieron en la realidad, 20 batallas y un sinnúmero de escenas que trazan un fresco extraordinario de los primeros años del siglo XIX en Rusia. Perfeccionista maníaco, para vestir correctamente a sus personajes consulta libros de historia de la moda, revisa archivos, viaja a los lugares donde sucedieron los hechos. La novela, de más de 1.300 páginas, no sigue un hilo argumental, una auténtica revolución para su tiempo.</div><div class="MsoNormal">Cuando termina el libro se deprime. “Mi vida se había detenido” escribe en <i>Confesión</i>. Comienza a meditar sobre la injusticia del mundo, cede los derechos de sus obras, y si no fuera porque su familia se lo impide, hubiera entregado también sus propiedades a los campesinos. Sus ideas de que la tierra no puede tener propietarios comienzan a traerle problemas políticos. Decide otra vez abandonar la literatura pero en 1.873 vuelve para escribir la que ha sido considerada su obra maestra: <i>Anna Karenina</i>. En esta novela monumental la historia se centra en torno a Anna, una mujer de la nobleza, casada e infeliz, que sucumbe a un romance clandestino. Incapaz de llevar adelante su adulterio con hipocresía la heroína se enfrenta a la sociedad de su época que la rechaza hasta empujarla al suicidio. Aquí despliega Tolstói sus grandes dotes de observador psicológico hasta niveles pocas veces alcanzados por la literatura universal. Entre los personajes secundarios incluye a Lievin, un noble propietario de tierras envuelto en los mismos dilemas morales que su creador, hecho a su imagen y semejanza. </div><div class="MsoNormal">Pero los éxitos no hacen más que reforzar su sensación de león encadenado. Yásnaia Poliana se vuelve un lugar de peregrinaje. Por allí pasan los grandes escritores rusos, dirigentes políticos, intelectuales extranjeros. Tolstói se escribe con personalidades de la talla de Bernard Shaw, Rainer Maria Rilke, Máximo Gorki y Gandhi, a quien explica su teoría de la “no-resistencia al mal”, ideas que tuvieron una gran influencia en el líder indio. Reniega de la religión tal y como la entiende la Iglesia Ortodoxa y se inclina por un cristianismo primitivo, radical, coherente con la prédica de Cristo sobre las bondades de la pobreza y la propiedad comunitaria de la tierra, lo que lleva a que lo excomulguen en 1.901. Mientras tanto, mantiene una relación tensa con su familia – su esposa intenta el suicidio – y con la literatura, a la que abandona para dedicarse a escribir textos místicos y estudios literarios, como el que dedicó a destruir la figura de Shakespeare, su gran antagonista literario. Pero no puede evitar regresar a la ficción y cuando lo hace deslumbra. En 1.889 da a conocer la <i>Sonata a Kreutzer</i> (Acantilado, 2003), un pequeño relato magistral, y en 1.899 publica la extraordinaria <i>Resurrección</i> (Pre-Textos, 1.999), la última de sus grandes novelas. Durante los últimos años de su vida trabaja en <i>Hadji Murad </i>(Cátedra, 1997), una obra maestra que concluye en 1.904 pero que se publica después de su muerte. Controlado por la policía después de la revolución de 1.905, su obra es censurada en su país y muchos de sus últimos textos sólo se publican en el extranjero. Poderoso y amargado, agobiado por su fama, Tolstói pasa sus últimos años meditando la imposible huída que protagonizará en 1.910, un mes antes de su muerte. Su desaparición marca el fin de una época en la literatura mundial. El mundo que describió desaparecerá para siempre de la faz de la tierra siete años más tarde, con la Revolución de Octubre. Su obra permanece inmune al paso del tiempo. </div><div class="MsoNormal"><br />
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</div><div class="MsoNormal">RECUADRO</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">PARA LEER A TOLSTOI</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">Como sucede con los grandes autores clásicos, para leer a Tolstói es necesario elegir las buenas traducciones. Entre las muchas ediciones de su obra que se pueden encontrar en liberías merecen especial atención la edición que hizo Josefina Pérez Sacristán de <i>Anna Karenina</i> (Cátedra), la versión inédita de <i>Guerra y Paz</i> (Mondadori – Traducción de Gala Arias Rubio); la extraordinaria versión de <i>Resurrección</i> (Ed. Pre-Textos, que será reeditada pronto) y, por su cuidado y el empeño de hacer conocer en el mundo en español algunos textos que hasta ahora no se habían publicado, los cinco títulos publicados por el Editorial Acantilado: <i>Diarios (1.847-1894</i>); <i>Diarios (1.895-1.910);</i> <i>Confesión; Sonata a Kreutzer </i>y<i> Correspondencia</i> (una selección de sus mejores cartas hecha por la especialista Selma Ancira). </div><div class="MsoNormal"><br />
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</div>Oscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-11771411039651462932010-05-10T00:28:00.000-07:002010-08-20T16:37:18.685-07:00Los WittgensteinUNA FAMILIA DEL SIGLO XX<br />
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Oscar Guisoni<br />
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A sus hijas las pintó Gustav Klimt y las trató de sus dolencias psíquicas Sigmund Freud mientras la familia se codeaba con músicos como Mahler y Richard Strauss. Y sus hijos, cuando no eligieron el suicidio, se transformaron en celebridades del siglo XX: uno por ser un pianista manco para el que Maurice Ravel compuso su célebre Concierto para la mano izquierda, el otro por ser nada más y nada menos que Ludwig Wittgenstein, uno de los más alucinantes y herméticos filósofos del siglo XX. Un extraordinario libro del escritor inglés Alexander Waugh (Lumen, 2.009) saca a la luz los entretelones de una familia cuya historia atraviesa el siglo que cambió para siempre el rostro del mundo.<br />
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ANTES DE QUE TODO ESTALLE<br />
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El padre, Karl Wittgenstein, resumía sobre sus espaldas la historia del Imperio Austro-húngaro en el seno del cual había forjado su fortuna. Judío converso, patricio autoritario, amante del arte, melómano rabioso y hábil para los negocios, coció su fortuna vendiéndole rieles de ferrocarril al zar de Rusia Nicolás II, llevando sus riesgos comerciales al límite hasta el punto de ofrecer las mercancías antes de saber si las iba a poder fabricar. Nacido en 1.847, vivió toda su vida bajo el reinado del emperador Francisco José I, el último monarca de la dinastía de los Habsburgo y murió en 1.913, un año antes de que el Imperio entrara en la I Guerra Mundial de la que saldría derrotado y deshecho. <br />
Pero para entender el mundo en el que Karl crió a sus nueve hijos es necesario esbozar un retrato de la Viena de aquellos años en los que la capital de Austria era también la capital cultural de Occidente. Dinámica y sucia, como la describía la popular guía turística de 1.902 de María Hornor Lansdale, en ella convivían los mil pueblos del fragmentario imperio (serbios, croatas, montenegrinos, húngaros, rumanos, búlgaros) y los mejores talentos de la época. La ciudad que había visto crecer a Mozart se permitía el lujo de contener entre sus paredes escritores de la talla de Robert Musil o Stefan Zweig, junto a músicos como Brahms, Strauss o Gustav Mahler, todos asiduos de las veladas musicales que los Wittgenstein organizaban en su espléndido palacio dentro del que habían mandado a construir una de las mejores salas musicales privadas de la ciudad. <br />
Pero mientras Sigmund Freud elaboraba sus teorías psicoanalíticas y el vanguardista Gustav Klimt pintaba con furor erótico las damas de la alta sociedad, la capital austrohúngara era también el epicentro de un mundo a punto de desmoronarse. <br />
El emperador Francisco José llevaba medio siglo en el trono (llegó a ser el monarca de Europa que más años sostuvo la corona sobre su cabeza) y no tenía herederos directos, por lo que su sucesión representaba un auténtico dolor de cabeza. Su hermano Maximiliano había sido fusilado en México después de su patética proclamación como emperador del país apoyado por los franceses, su cuñada había enloquecido, su esposa (la célebre emperatriz Sisí) fue asesinada en Ginebra, y su único hijo, el príncipe Rudolf, se pegó un tiro en un suicido pactado con su mujer, por lo que no le quedó otra opción que nombrar heredero al antipático Francisco Fernando, su sobrino. <br />
A los Wittgenstein también los había visitado la tragedia desde temprano. Su hija Dora había muerto con apenas unos meses en 1.876, el primogénito Johannes desapareció misteriosamente en 1.902 con apenas 25 años de edad, su hijo Rudolf se suicidó en Berlín en 1.904, al parecer por la enorme culpa que le generaba su latente homosexualidad y el rebelde Konrad terminó pegándose también un tiro al final de la I Guerra Mundial antes de ser atrapado por los italianos en octubre de 1.918. Los únicos varones sobrevivientes, Ludwig y Paul habrían de vivir con el fantasma del suicidio toda su vida. Las mujeres acabarían solteras, como le sucedió a Hermine, la hermana mayor, o sentadas en el sillón de Freud, como le ocurrió a Gretl, a quien Klimt había pintado en su juventud cuando todavía era una belleza erótica.<br />
En 1.913, mientras papá Karl agonizaba consumido por un cáncer de garganta, Viena y el imperio sienten que todo está a punto de volar por los aires. Los intelectuales lo desean y así lo manifiestan en sus obras y la gente común también parece estar harta de los fastos imperiales y la sensación de vacío que se había instalado en la vida cotidiana. “Mantengo la esperanza de que se produzca una erupción de una vez por todas” escribe Ludwig desde Londres, donde se ha desplazado a estudiar filosofía como discípulo del célebre Bertrand Russell “de manera que pueda convertirme en una persona diferente”. Su hermano Paul, que deberá esperar a la muerte de Karl para poder debutar finalmente como pianista eludiendo el destino prefigurado de hombre de negocios que su progenitor le había reservado, también espera un acontecimiento que le de sentido a su vida. El 28 de junio de 1.914 el estallido que todos esperaban llegó. Un estudiante nacionalista serbio, Gavrilo Princip, asesinó a balazos en Sarajevo al heredero Francisco Fernando y su mujer Sofía. La primera Gran Guerra de la humanidad estaba a punto de comenzar.<br />
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GUERRA, RUINA Y FAMA<br />
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El libro de Alexander Waugh se lee como si fuera una novela. Y pronto la tragedia de los Wittgenstein comienza a entrelazarse con la gran tragedia del siglo XX. Con Austria en guerra, Paul y Ludwig deciden alistarse en el ejército, como fieles exponentes de una época en la que los ricos aún peleaban en los frentes de batalla. En ese momento culminante de su poderío la fortuna de la familia era una de las mayores del mundo. <br />
A Paul lo destinan al frente del este, a pelear con los rusos. En una de sus primeras misiones es herido de gravedad en el brazo derecho. Los médicos deciden extirpárselo y cuando se encuentran en medio de la operación los rusos ocupan la ciudad y lo toman prisionero. Con los colgajos de la herida aún sin cerrar, el pianista pródigo que hace menos de un año ha encandilado a Viena en su debut es llevado de un hospital a otro por toda Rusia, ya que el corrupto sistema sanitario del zar Nicolás II paga a cada centro por la cantidad de heridos que atiende, razón por la cual los nosocomios se pasan los enfermos de ciudad en ciudad para recibir más dinero. Paul viaja en vagones atestados de prisioneros enfermos que en más de una ocasión llegan muertos a su destino. Cuando deja de ser considerado un enfermo lo trasladan a Siberia, a la misma prisión donde años atrás estuvo prisionero el escritor Fiódor Dostoievsky. <br />
Mientras su familia teme que la prisión lo incline hacia el suicidio, la eterna maldición, Paul se aferra a la música y practica con su mano izquierda en cajas de cartón a las que pinta teclas, logrando entretener a los desahuciados prisioneros con su repiqueteo. En 1.916, luego de un largo proceso, se lo incluye en un canje de prisioneros y retorna a Viena. A pesar de que los rusos le han advertido de que si vuelve a pelear y cae prisionero nuevamente lo condenarán a muerte, Paul vuelve al ejército unos meses después. Cuando la guerra se acerca a su fin, y cada está más claro que el Imperio será derrotado, el que cae prisionero es Ludwig en el frente italiano, mientras su otro hermano Konrad prefiere el suicidio a sufrir el destino que la guerra ha deparado a los varones de la familia. Cuando la contienda acaba la familia Wittgenstein se encuentra con que ha perdido un hijo, el otro ha quedado discapacitado y su fortuna se ha visto reducida a la mitad, consumida por la inflación y afectada por el desastre del imperio.<br />
Ludwig mientras tanto ha aprovechado la guerra para escribir y ese cúmulo de reflexiones que intercambia con su amigo Bertrand Russell terminará por transformarse en 1.921 en el célebre Tractatus Logico-Philosophicus, su obra maestra y que estará destinado a tener una gran influencia en toda la filosofía del siglo XX. El libro abre la puerta a la llamada “filosofía del lenguaje” y tuvo una enorme influencia en el positivismo lógico y en el desarrollo posterior de la filosofía analítica, una de las grandes escuelas de pensamiento del siglo. Aunque Ludwig murió convencido de que no se lo había sabido interpretar, ya que según él el libro debería leerse como un texto ético. Su segunda obra, Investigaciones Filosóficas, publicada luego de la muerte del filósofo en 1.953, se adentra en los problemas de la semántica y las cuestiones conceptuales en torno al uso del lenguaje. Su influencia aún puede rastrearse en nuestros días y su significado es aún objeto de discusión, como toda la obra de Wittgenstein.<br />
Su pensamiento radical lleva a Ludwig a rechazar su parte en la herencia del padre. Los hermanos se escandalizan pero cuando llega la crisis de 1.930 ellos también se encuentran con que han invertido gran parte de su herencia en bonos de Wall Street y ven con impotencia como la otrora poderosa fortuna se les esfuma entre las manos.<br />
Paul mientras tanto comienza a gastar su herencia encargando obras a reconocidos compositores del momento, como Maurice Ravel y el vanguardista Sergei Prokofiev, para que escriban obras que puedan ser interpretadas sólo con la mano izquierda. La calidad de las partituras y su destreza técnica, unido a la fascinación que despierta el pianista manco sobre el escenario, lo convierte rápidamente en una celebridad internacional. La obra hermética de su hermano filósofo también gana adeptos y cuando los hermanos Wittgenstein se encuentran en la cumbre de su fama un antiguo compañero de pupitre de Ludwig llega al poder en Alemania: Adolf Hitler.<br />
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LA CAIDA DE LA CASA WITTGENSTEIN<br />
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La llegada de los nazis al poder en Alemania no fue percibida por los hermanos Wittgenstein como una gran amenaza en un comienzo. Ludwig se decía de izquierdas pero en realidad su filosofía era abstracta y centrada en el lenguaje. Suya es la famosa frase “De todo lo que no se puede hablar es mejor callar”. Mientras que Paul era un derechista acérrimo que llegó incluso a financiar la versión austríaca del nazismo. Las mujeres, a excepción de Gretl – que se codeaba con la diplomacia de media Europa – permanecían ajenas al devenir político de su tiempo.<br />
Cuando Adolf Hitler decide anexarse Austria en 1.938 la familia comienza a tener inesperados problemas. Como todos habían sido educados en la fe católica casi habían olvidado los orígenes judíos de papá Karl, un detalle que no pasó desapercibido para las nuevas autoridades nazis. Con las arcas del Tercer Reich ávidas de dinero para fabricar armas, Alemania comienza a requisar las grandes fortunas de origen judío y les exige que retornen sus inversiones en el extranjero a cambio de una cierta inmunidad. <br />
Ante la nueva situación, Ludwig decide permanecer en Londres y Paul abandona el país clandestinamente ya que no se le permite realizar conciertos ni dar clases. Las hermanas son encarceladas un breve tiempo por los nazis hasta forzar a la familia a que regrese su fortuna depositada en el exterior. Es el golpe de gracia al poderío de los Wittgenstein. La disputa por el retorno del dinero hará estallar también la relación de los hermanos entre si que no volverá a restituirse. Los restos de una de las grandes fortunas europeas de principio de siglo, los valores que se habían salvado del crack de 1.929, terminan de esa forma en manos de Adolf Hitler. <br />
Cuando la contienda bélica culmina la estrella de Paul comienza a apagarse. Refugiado en Nueva York, su técnica con el piano se debilita, mientras la obra filosófica de su hermano va ganando celebridad. Finalmente, el único Wittgenstein a quien el mundo recordará será al raro filósofo, que morirá en Cambridge en 1.951, su hermano morirá en Estados Unidos en 1.961. Años más tarde Bertrand Russell recordará aquella frase con la que Ludwig le disparó para que le dijera si se tenía que dedicar a la filosofía o no: “¿Puede por favor decirme si soy un completo idiota o no?”. Luego, como testimonio de la locura y genialidad del filósofo, Russell recuerda: “le pedí que admitiera que no había rinocerontes en la habitación y se negó”.<br />
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Publicado en Arcadia, Colombia.Oscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-32819953861237640452009-10-29T02:12:00.000-07:002010-08-20T15:14:01.123-07:00RADIOGRAFIA DE LA LIBERTAD DE EXPRESION EN AMERICA LATINAOscar Guisoni<br />
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Se quejan los periodistas, reclaman los medios, es tema de la prensa internacional. No hay dudas de que la libertad de prensa está bajo acoso en Sudamérica. El único inconveniente, en medio de tanto ruido mediático, es separar la paja del trigo. La polarización política que se vive en algunos países de la región, la densidad de los intereses en juego y la manipulación que en muchos casos de hace de la información hacen que resulte difícil esbozar un panorama claro sobre lo que está ocurriendo. Aún así, vale la pena intentarlo al menos con los cuatro casos donde más alto es el conflicto. Y para ello, nada mejor que comenzar por el país que ha hecho que se enciendan todas las alarmas y al que muchos sindican como el epicentro del problema. <br />
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VENEZUELA<br />
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Cuando llegó al gobierno en 1.999 Hugo Chávez mantuvo una corta luna de miel con los medios de comunicación. Pero el idilio acabó pronto y se volvió franca hostilidad luego del golpe de estado de abril de 2.002. En el brillante documental “Chávez, inside the coup” (“La revolución no será transmitida”) dirigido por Kim Bartley y Donnacha O’Briain y producido por el prestigioso Channel Four de Londres, se presta especial atención al rol protagónico que jugaron la mayoría de las televisiones privadas a la hora de crear un clima favorable al golpe. Por la mañana un grupo de tertulianos insinúa que Chávez siente un amor homosexual por Fidel Castro, a media tarde un psiquiatra describe por qué el presidente es un insano mental, en el noticiero del mediodía el presentador le pregunta abiertamente a los militares por qué no salen de los cuarteles. Por la noche la misma cadena se queja de la falta de libertad de expresión. A la mañana siguiente del golpe otro grupo de tertulianos agradece a las televisiones más agresivas su labor. “Sin ustedes esto (por el golpe) no hubiera sido posible”. Y cuentan sin complejos cómo se armó la conspiración mediática. <br />
El fracaso del golpe trajo consigo un endurecimiento de la política del gobierno de Chávez hacia los medios, cuyo episodio más significativo fue la negativa a renovarle la licencia a RCTV (Radio Caracas Televisión) en mayo de 2.007. La cadena emite ahora por cable desde su sede en Miami. Mientras la posta opositora la tomaba Globovisión, ya que “Venevisión, propiedad de la familia Cisneros y Televen han ablandado su línea informativa y se han enfocado en el entretenimiento” explica el periodista venezolano Rodolfo Rico entrevistado por Milenio. <br />
Pero el chavismo terminó por confundir el árbol con el bosque y en su intento de protegerse de las agresiones desmedidas de se abocó a reformar las leyes que regulan los medios de comunicación, abriendo la puerta a una restricción de la libertad de prensa. De esa ofensiva es fruto la llamada Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión (conocida popularmente como Ley Resorte) aprobada el 7 de diciembre de 2.004. Además de establecer un porcentaje de programación nacional obligatorio y una farragosa descripción de los tipos de programa que se pueden o no emitir a determinadas horas en base a su contenido de violencia y sexo, lo que llevó a situaciones absurdas como prohibir Los Simpson en 2.008 y la suspensión de la emisión de la serie Padre de Familia hace apenas unos días por incitar supuestamente al consumo de marihuana, la ley está repleta de disposiciones que prohíben incitar “al incumplimiento del ordenamiento jurídico vigente” y algunas tan insólitas como la de difundir “mensajes secretos o privados utilizando códigos de signos convenidos”. La ley exige también que se difundan los mensajes del estado en cadena nacional. El principal problema, afirma Rodolfo Rico es que la “institución encargada del cumplimiento de la ley está concebida de tal manera que tiene en su mayoría miembros del gobierno o favorables a el.”<br />
No contento con la elaboración de ese pastiche que es la Ley Resorte, el gobierno de Hugo Chávez pretendió avanzar en la redacción de una Ley de Delitos Mediáticos que abría la puerta a un juicio penal a periodistas y medios que no difundieran “noticias veraces”. La resistencia del sector unida a la fuerte presión internacional llevó al gobierno a retirar el proyecto, aunque algunos de los apartados de la reciente Ley de Educación volvieron a encender todas las luces rojas, como es el caso del numeral transitorio 12 que obliga a los medios “a prestar su cooperación a la tarea educativa” ajustando “la programación para el logro de los fines y los objetivos consagrados en la Constitución”. Detrás del florido lenguaje no hace falta demasiada perspicacia para descubrir las garras del censor. <br />
En su cabalgata desbocada hacia el control de la información, el gobierno de Chávez ha usado todos los artilugios posibles. Eliminó la publicidad estatal de los medios críticos, amplió la oferta mediática del estado – “el Estado venezolano tiene bajo su control: TVES, VTV, VIVE, ANTV (canal del parlamento), Radio Nacional, YVKE Mundial (radio anteriormente de carácter privado)” explica Rodolfo Rico – y en los últimos meses se abocó a cerrar radios críticas con la excusa de que sus licencias habían caducado o no tenían sus papeles en regla. Los profesionales también se quejan de que “el ataque a los medios se suele convertir en ataque a los periodistas” recuerda Rico, como sucedió el pasado 3 de septiembre con el periodista Eligio Rojas del diario Últimas Noticias que fue sometido a un interrogatorio de casi siete horas por la Fiscalía Militar, un hecho que fue denunciado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de Prensa. <br />
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COLOMBIA<br />
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Pero si Venezuela acapara todas las portadas, la vecina Colombia se lleva todos los laureles a la hora de elaborar un ranking continental. El pormenorizado informe de la Fundación para la Libertad de Prensa sobre el estado de la situación en 2.008 no deja lugar a dudas. El organismo, que cuenta con el apoyo de Reporteros sin Fronteras, la Embajada Británica y el National Endowmen for Democracy, refiere 130 violaciones a la libertad de prensa durante el pasado año, y hasta festeja que hayan disminuido las agresiones un 20 por ciento con respecto al año 2.006, cuando se registraron la friolera de 162 ataques. Más adelante, el informe sigue mostrando un moderado optimismo por el hecho que durante 2.008 “no se presentaron asesinatos de periodistas por razones de oficio”, un dato “para destacar en un país como Colombia en el que más de 130 periodistas fueron asesinados en los últimos treinta años”. Son los dos únicos datos optimistas en todo el informe.<br />
Se podría pensar que estamos ante una situación relativamente normal en un país “en guerra”, un argumento que muchas veces utilizan los que quieren disculpar a Colombia por esta anomalía. Pero un examen minucioso del informe deja al descubierto que las violaciones a la libertad de prensa poco tienen que ver con el conflicto que afecta al país. Los grupos paramilitares y la guerrilla de las FARC son responsables apenas del 10 y el 11 por ciento de las agresiones respectivamente. El grueso de los ataques procede del propio estado, siendo los funcionarios públicos responsables del 17 por ciento, las fuerzas del orden un 14 por ciento, los políticos un 2 por ciento y los particulares son responsables de 12 por ciento de las violaciones, mientras que un 33 por ciento de los ataques la Fundación prefiere agruparlos como procedentes de “desconocidos” para “evitar falsas especulaciones”.<br />
“La amenaza sigue siendo la forma más frecuente para coartar la labor de los periodistas” continúa el informe, señalando que sólo durante 2.008 doce profesionales tuvieron que abandonar “su región por cuenta de estas amenazas” mientras que otros dos partieron al exilio. Para dejar en claro hasta dónde es responsable el propio estado de esta situación, el informe concluye que la disminución de los ataques durante 2.008 se debe a que éste no fue un año electoral y acusa también a la administración pública por utilizar descaradamente la distribución de los fondos de publicidad oficial para castigar a los medios críticos con el gobierno de Álvaro Uribe. Esta forma velada de favorecer a los amigos y ahogar financieramente a los díscolos es una práctica común en casi toda la región.<br />
Para evitar las críticas el estado colombiano ha puesto en funciones un Programa de Protección al Periodista implementado por el Ministerio del Interior. Pero en la práctica la efectividad de la medida es mínima. Según el informe de la FLP el 82 por ciento de esas medidas “fueron preventivas pero no se hicieron efectivas” y la Corte Constitucional emitió un fallo en un caso de una periodista que presentó una demanda de protección contra el propio Ministerio del Interior en el que recuerda que “la protección al periodista no puede afectar la libertad de expresión”. <br />
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BOLIVIA<br />
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A poco de asumir su mandato como presidente de Bolivia Evo Morales señaló a “los propietarios de algunos medios de comunicación” como sus principales “enemigos políticos”. La frase fue considerada como una declaración de guerra por algunos medios y sembró la desconfianza entre los periodistas, que son los que en última instancia se encuentran cara a cara con el gobierno todos los días. “Esto ha dado pie para que sectores afines al gobierno consideren que esa es la luz verde para poder arrinconar a los medios” afirma Carlos Morales, jefe de redacción del diario La Prensa de La Paz, entrevistado por Milenio.<br />
Pero aunque muchos emparentan al gobierno de Evo Morales con el de Hugo Chávez como si estuvieran cortados por la misma tijera, la situación boliviana dista mucho de parecerse a la venezolana. Si algo los une, en principio, es la guerra encarnizada que algunos medios privados, como es el caso de la cadena televisa Unitel en Bolivia, han emprendido contra ambos mandatarios. Aunque al igual que Chávez, Morales pretendió introducir en la reforma de la Constitución “un par de proyectos que fueron considerados por los periodistas como atentatorio contra la libertad” explica Carlos Morales. Ante la presión, los proyectos se retiraron y la nueva Carta Magna “apunta a una autorregulación del sector” sostiene el jefe de redacción de La Prensa, quien sin embargo recuerda que “la Asociación Nacional de la Prensa declaró el año 2.008 como el más preocupante para la libertad de expresión” debido a las múltiples agresiones que han sufrido periodistas en cobertura pertenecientes a medios críticos.<br />
Al propio Carlos Morales le tocó afrontar el más sonado de esos episodios cuando el diario La Prensa denunció un caso de contrabando en el se sospechaba la participación del presidente. La noticia fue publicada en portada el 9 de diciembre de 2.008 y provocó una reacción desmesurada del gobierno. Mientras voces anónimas amenazaban de muerte al jefe de redacción del periódico y a otros profesionales, Evo llamó al periodista que había firmado el artículo a que subiera al estrado desde el que estaba hablando para que le demostrara dónde estaba escrito que él había dado “luz verde a los contrabandistas” como afirmaba el título del artículo. “Es el presidente, no puede reaccionar así” afirma Carlos Morales. El gobierno cometió otro error de bulto al iniciarle juicio penal al periódico por la publicación de la noticia, aunque luego retiró la acusación del ámbito de la justicia y el tema quedó en manos del Tribunal de Imprenta, el órgano que la ley boliviana establece para dirimir estos casos. El episodio no ha terminado de dar sus últimos coletazos, ya que el Tribunal aún no se ha pronunciado, pero sirve para ilustrar el clima de tensión que existe entre los medios y el gobierno. El jefe de redacción de La Prensa reconoce que “algunos medios de comunicación tienen con este gobierno posiciones más políticas de confrontación, como es el caso de algunos canales de televisión, pero de ahí a considerar que todo el bloque de medios y periodistas son enemigos políticos me parece que es sumamente peligroso”. Carlos Morales terminó denunciando este caso ante la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la OEA en Washington y el episodio motivó la visita de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) al país. <br />
Desde el gobierno de Evo Morales se argumenta que los medios han emprendido una guerra a cara descubierta contra la administración del Movimiento al Socialismo y señalan como causa de su enfado la decisión de potenciar los medios de comunicación del estado (el gobierno ha puesto en pie recientemente un periódico estatal y ha potenciado la TV pública) al tiempo que resaltan que no se ha clausurado ni negado derechos de emisión a ninguna cadena televisiva, y minimizan los episodios de violencia registrados en los últimos tiempos contra periodistas que estaban cumpliendo con su labor, como es el caso de los trabajadores de la red Unitel que fueron tiroteados por fuerzas de seguridad en el desarrollo de una cobertura el pasado agosto.<br />
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ARGENTINA<br />
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Si en Bolivia el conflicto es solapado en Argentina es una guerra abierta. El gobierno de Cristina Kirchner no tuvo ni siquiera una corta luna de miel con los medios. A pocos meses de asumir en diciembre de 2.007 la mandataria envió un proyecto al parlamento para subir los impuestos a la exportación de soja, la principal fuente de riqueza del país. Los grandes medios de comunicación, con el grupo Clarín a la cabeza - con fuertes intereses en el sector agropecuario -, comenzaron a torpedear al gobierno. La presión fue tanta que sectores afines a la administración Kirchner terminaron abandonando el barco y la medida naufragó en el parlamento. <br />
Un año más tarde, en una operación que estos mismos medios vieron como una venganza, Cristina Kirchner envió al Congreso una propuesta para modificar la Ley que rige la actividad del sector. Mientras que la legislación vigente era una herencia de la dictadura militar (1.976-1.983), la nueva propuesta, según explica a Milenio el periodista Horacio Verbitsky, presidente del prestigioso Centro de Estudios Legales y Sociales “esta basada en los 21 puntos elaborados por la Coalición para una Comunicación Democrática que reúne a unas 300 organizaciones de la sociedad civil que trabajaron durante años en su elaboración”. <br />
De poco sirvieron esos argumentos democráticos para los grandes grupos multimedios, que no tardaron en poner el grito en el cielo acusando al gobierno de querer elaborar una “ley mordaza” para controlar la información. El principal punto del conflicto: la limitación que la nueva ley impone a la existencia de monopolios que controlen sectores claves del mercado. Con la nueva normativa, finalmente aprobada por un amplio espectro parlamentario, los propietarios de un canal de TV abierta no podrán operar en el sector de la TV por cable, un medida que pega en el corazón de uno de los negocios más lucrativos del Grupo Clarín, propietario de Canal 13 y que controla cerca del 90 por ciento del mercado de TV por cable. La nueva ley impide también tener más de 10 licencias de radios, una medida que sólo afecta a un pequeño grupo de multimedias, entre los que también se encuentra Clarín y el grupo español Prisa, editor del diario El País al tiempo que favorece la concesión de licencias a ONGs y asociaciones sin fines de lucro. Otra de las medidas polémicas establece una cuota mínima de producción nacional. <br />
Mientras una parte importante de los medios menos concentrados apoyaba la promulgación de la nueva ley, los grandes grupos alegaban que el estado tendría ahora el control de la comunicación por el diseño que se escogió para la autoridad de aplicación de la normal legal. “El modelo de la autoridad es parecido al de la Comisión Federal de Comunicaciones de EE.UU” afirma Verbitsky mientras que en la Ley anterior de “la dictadura estaba integrado por las Fuerzas Armadas y los Servicios de Inteligencia”, una anomalía que se había subsanado por decreto presidencial con el retorno de la democracia. <br />
Para terminar de despejar las dudas Cristina Kirchner decidió acompañar este proyecto con otra medida de gran calado que es “el envío al Congreso del proyecto de despenalización del delito de calumnias e injurias en caso de interés público que es una vieja aspiración de todas las organizaciones de Derechos Humanos” concluye el presidente del CELS. Si se aprueba esta modificación, Argentina se convertirá en uno de los pocos países latinoamericanos en los que dejará de existir esta figura penal, auténtica espada de Damocles que pende sobre los profesionales de la prensa en la mayor parte del continente.<br />
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Publicado en Milenio Semanal, México.Oscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-52379716853546795842009-07-03T04:45:00.000-07:002010-08-20T16:39:22.189-07:00EL PSIQUIATRA Y LA MACHIA principios de los años ochenta, Arturo Philip, un psiquiatra de ascendencia francesa, tomó la decisión más arriesgada de su carrera: incorporar a Dominga Ñancufil, una mujer de origen mapuche, a la plantilla del Hospital Neuropsiquiátrico de Carmen de Patagones. Ésta es la historia de cómo un respetado científico trabajó de la mano de una chamana, en uno de los experimentos más arriesgados en la historia reciente de la psiquiatría.<br />
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Por Oscar Guisoni <br />
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El psiquiatra Arturo Philip es argentino, descendiente de franceses y vive en un pequeño pueblo de la Bretaña, ubicado en el corazón del bosque de Brocéliande, en el lluvioso norte de Francia. En ese bosque, según la leyenda, habitaban el Rey Arturo y sus caballeros.<br />
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Para entrar en su casa hay que atravesar un pasillo que es un laberinto. El interior se asemeja a un viejo barco anclado. Philip tiene el aspecto de un antiguo marinero bretón. Suéter de lana azul con cuello alto, pipa, barba blanca y una calva portentosa que termina en una mínima cabellera enloquecida, físico de ex jugador de rugby, hablar sereno, es el autor de, entre otros libros, El hospital bizarro (De los cuatro vientos, 2008), en el que cuenta su historia con la machi mapuche Dominga Ñancufil, una especie de chamana de la última cultura indígena que habitó el sur argentino.<br />
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Veinticinco años atrás, Arturo Philip dirigía el Hospital Neuropsiquiátrico de Carmen de Patagones, una ciudad en el confín de la provincia de Buenos Aires, donde comienza la Patagonia. Fue entonces cuando conoció a doña Dominga Ñancufil, a la que describe en su libro como sacerdotisa y médica, una mujer que se convirtió, gracias a él, en la primera machi mapuche que llegó a trabajar en un hospital aportando su cosmovisión a la hora de enfrentarse con la locura.<br />
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En el invierno de 1990, Arturo Philip se encontraba en la ciudad de La Plata, a sesenta kilómetros de Buenos Aires. Para ese entonces ya era un psiquiatra célebre, había ganado el premio a la Mejor Labor Institucional otorgado por la Asociación Psiquiátrica Argentina en 1986 por su trabajo con Dominga en el Hospital Neuropsiquiátrico de Carmen de Patagones, y hacía tres años que su experiencia con la machi se había derrumbado. Philip, sin embargo, no había dejado de ocuparse en los temas que le interesaban y había extendido su labor al teatro, presentando una serie de trabajos que contribuyeron a extender su prestigio en otros ámbitos. En esos tiempos comenzó a coordinar en La Plata una comunidad terapéutica que funcionaba como una casa de prealta para pacientes que habían estado internados en hospitales psiquiátricos y requerían una etapa de resocialización antes de volver a sus hogares. Un grupo de estudiantes universitarios de distintas disciplinas colaboraban con la comunidad. Y aunque el periodismo tiene poco punto de contacto con la psiquiatría, al menos en apariencia, decidí sumarme al grupo atraído por la historia del primer psiquiatra que había decidido reconocer los conocimientos de una machi. A la comunidad la conocíamos como “la casa de la calle 7” o “7” a secas. En La Plata las calles no tienen nombres, sino números, y la casa de prealta quedaba en la avenida 7. Era un típico caserón con infinidad de habitaciones y un pasillo central que llevaba a una sala en la que Philip solía hacer esperar a los padres de los pacientes. Las primeras historias sobre quién era en realidad doña Dominga las escuché de primera mano en aquella casa, ya que algunos de los que allí trabajaban la habían conocido en tiempos en los que aún funcionaba el Neuropsiquiátrico de Carmen de Patagones.<br />
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El periodista de la desaparecida revista El Porteño, Fernando Almirón, había entrevistado en el año 1983 a la machi en un artículo que tituló “Dominga, la mapuche que venció la tristeza”. “¿Qué es la locura, Dominga?”, le preguntaba Almirón. “Los locos son así porque se les debilita la mente —decía Dominga—. Piensan cosas malas. Unos se enloquecen porque quieren tener mucho, pero no pueden tener. Otros porque quieren trabajar pero no les gusta, y de ahí se transforma la locura, de ahí se transforman los malos pensamientos. Gritan, se desesperan”. El diálogo de la machi con el periodista despertó la curiosidad del mundo intelectual porteño de aquellos años. La mítica revista Crisis, dirigida por Vicente Zito Lema, también se fascinó con Dominga y su historia. En un artículo firmado por Ernesto Adelson, titulado “Mapuches, la salud entre dos culturas” y publicado en 1987 se denuncia que “pese a la obtención de resultados altamente satisfactorios, las autoridades hospitalarias alarmadas despidieron al personal médico interrumpiendo el desarrollo de las actividades”.<br />
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Un día Arturo Philip anunció que la machi iba a venir a la ciudad.<br />
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El escenario del encuentro no podía ser más sugerente. Philip, además de la comunidad en La Plata, dirigía una fundación llamada Tierra Firme que tenía su sede en una vieja casona aristocrática de la calle Arias, en el elegante barrio de Belgrano, en el norte de la ciudad de Buenos Aires. En esa fundación el psiquiatra atendía pacientes, daba clases privadas y organizaba talleres de fin de semana con grupos de personas interesadas en el conocimiento mapuche y sus aplicaciones en la vida cotidiana.<br />
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En uno de los salones de la sede de Tierra Firme, de paredes blancas y piso de madera lustrada, el psiquiatra dictaba en 1991 un curso de seis meses de duración para unas treinta personas bajo el título de “Bienestar, arte sutil y delicado placer”. Dominga fue invitada a participar en una sesión.<br />
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El grupo que formaba parte del taller era bastante heterogéneo. Más allá de las cuatro o cinco infaltables señoras new age, incansables consumidoras de cuanto curso con tufillo exótico se hiciera en la ciudad, la mayoría de los presentes teníamos entre 20 y 30 años y procedíamos de los ambientes universitarios o de las escuelas de teatro de la ciudad. Había también pintores, escultores, bailarines. Yo había comenzado el curso motivado por su sugerente título y por la curiosidad que me despertaba acercarme a una cultura de la que sabía tan poco. La mayoría había llegado atraída por el prestigio de Philip no sólo como psiquiatra sino también como director teatral. Ángel Tessadro, un colega de la Facultad de Periodismo al que yo había invitado al taller, era uno de los presentes. “Nunca me había sugestionado tanto”, recuerda con una sonrisa detrás de sus anteojos redondos de comelibros. “Una cosa es leer acerca de los indios mapuches, otra muy distinta es tener una machi al lado haciendo una danza, como aquella tarde”.<br />
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¿Cómo había llegado doña Dominga Ñancufil hasta ese lugar? ¿Bajo qué circunstancias se habían encontrado la machi y el psiquiatra? ¿Qué había ocurrido en aquel hospital de provincias entre 1980 y 1987 como para despertar el interés y hasta la fascinación de una ciudad cosmopolita e incrédula como Buenos Aires? Para entender todo eso hay que volver atrás. Muy atrás.<br />
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Patagonia, a finales de los años treinta del siglo pasado. Escondida entre una mata de árboles una niña mapuche observa con atención el movimiento de los animales que se acercan al “paraíso”. El paraíso se llama Yaimanhué y es el último reducto mapuche que los hombres blancos todavía no han descubierto, a pesar de que hace medio siglo que terminó la guerra de conquista y exterminio que llevó a cabo, en 1880, el ejército argentino comandado por el siniestro general Julio Argentino Roca contra el pueblo mapuche. Yaimanhué es un enclave protegido por los accidentes geográficos cerca de la meseta de Somuncurá, en la provincia de Río Negro. El apellido de la niña, Ñancufil, hace referencia a su antiguo linaje: el águila, ñancu, la serpiente, filü, los animales totémicos creadores de todo lo que existe según la cultura mapuche. La abuela de la niña intuye que el rincón del mundo en el que viven está a punto de ser descubierto por los hombres blancos, los huincas, vencedores de la guerra, y que se aproximan tiempos difíciles para su gente y su cultura. “La abuela me enseñaba cosas que ella sabía. Me decía que yo sería la única que iba a poder andar cerca del hombre blanco sin perder el valor y todo el conocimiento de mi raza”, recordaría años después la niña, ya convertida en doña Dominga.<br />
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Los únicos hombres blancos que llegan al rincón de Yaimanhué son los comerciantes siriolibaneses que en esos años recorren la Patagonia llevando mercancías. “De chiquita yo tenía que salir corriendo apenas veía un huinca, y eso hacía cuando empezó a llegar el turco, el mercachifle que venía con mercadería. Yo me escapaba de la casa, me escondía en los matorrales y me quedaba ahí calladita hasta que se fuera la visita. A veces me quedaba un día entero o más. No quería saber nada con los huincas”. Durante esos años, Dominga aprende de la naturaleza, de los animales, los secretos del comportamiento humano. Su abuela la ha apostado entre los matorrales a propósito, para que sepa de la paciencia y ejerza el arte de la observación. “Si aprendés de los bichos —le dice— vas a saber mucho sobre la gente”. Años después, en el hospital de Carmen de Patagones, todo lo que ha observado entre las matas del desierto le servirá para lidiar con la locura.<br />
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“Mi abuela era una gran machi. Ella me enseñó a escuchar el agua, la tierra, mirar las señales del cielo, observar el fuego y quemar las porquerías en él”, le contará Dominga años después al psiquiatra en una de las charlas en su casa de la Villa del Carmen, el suburbio pobre en las afueras de Carmen de Patagones en el que vivía. “En aquellos años yo aprendí todo lo que necesitaba para lo que iba a vivir más tarde. La abuela me enseñó a sentir con mi cuerpo los dolores y los sufrimientos de las personas enfermas”.<br />
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Cuando su abuela le dijo que estaba destinada a encontrarse con los hombres blancos y a compartir con ellos el conocimiento milenario de su raza, la joven machi se rebeló. “A veces me cansaba y me decía a mí misma: ¿Qué me dice esta vieja? ¿Para qué sirve todo esto? No aceptaba lo que me profetizaba sobre mi futuro. Lo que más rabia me daba era eso de andar cerca del blanco. Yo quería estar siempre ahí, en el sitio donde nací”. Pero una noche, en un bar del poblado de Los Menucos, uno de los empleados del turco Abraham, el vendedor que tanto la asustaba, habló de más y un comisario se enteró de la existencia del poblado mapuche. Días más tarde una patrulla de policía rompió “la cortina de viento” que, según la leyenda, las machis habían tejido alrededor de Yaimanhué para protegerlo de los hombres blancos. Las autoridades huincas pusieron manos a la obra para controlar el pueblo y apoderarse de las nuevas tierras. En esos tiempos se consideraba a los indios poco menos que salvajes y la existencia de una comunidad así era impensable. Las tierras enseguida despertaron la codicia de los poderosos de la zona. El padre de Dominga se resistió y acabó en prisión. “Estuvo en el calabozo el tiempo suficiente para que nos quitaran todo”, le dirá años después Dominga a Philip. “Mi pobre madre veía cómo se llevaban las ovejas, las cabritas. Ella entendió que había llegado el momento de repartir a sus hijas. Salimos cada una para donde pudimos. Hasta esa época, yo no sabía lo que era sufrir”.<br />
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Dominga fue a parar a Carmen de Patagones. Apenas era una adolescente. Ya en la ciudad de los blancos, empezó a pensar que su abuela se había equivocado. Era un mundo de “injusticias y mentiras” en el que nadie parecía dispuesto a recibir su conocimiento. “La primera que había llegado era mi hermana Anastasia, la menor”. Después, de a poco “vino toda mi familia. Aquí nos pudimos juntar de nuevo; despacito, cada uno pudo hacerse la casita, en esta villa que es casi toda de nuestra gente”. No fue un periodo agradable para ella, que nunca hablaba de esos años en los que sólo se dedicó a criar hijos, primero con un hombre de su raza que fue su marido, después con un descendiente de siriolibaneses, con el que vivió hasta sus últimos años.<br />
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A punto estaba por olvidarse de las profecías de su abuela mientras se dedicaba “a la curación de enfermos, gente que venía de todos lados para verme y pedirme que la ayudara, hasta que algunos paisanos me empezaron a hablar de un médico que los atendía bien en el hospital municipal. Tanto me dijeron que yo fui a verlo, me hice pasar por enferma, le dije que me dolía la cabeza. Y la verdad que me trató muy bien, como nadie antes lo había hecho. El doctor ni se dio cuenta a lo que yo iba. Yo quería conocerlo, estudiarlo un poco. Después estuve pensando mucho en ese doctor y pasó un tiempo antes de que él viniera a verme. Me trajo un enfermo del hospital que no podían curar. El médico no se acordaba de mí, pero yo me dije: a lo mejor mi abuela tenía razón”.<br />
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Arturo Philip pisó por primera vez Carmen de Patagones cuando tenía 18 años, en diciembre de 1965. El tren que lo llevaba junto a sus compañeros del colegio desde Buenos Aires a Bariloche en viaje de estudios, se detuvo en la polvorienta estación construida por los ingleses a finales del siglo xix. “No sé por qué”, dice, mientras observa la caída de la tarde sobre el verde espeso de la Bretaña, “pero en mi mente jugué con la idea de quedarme y no continuar el viaje. Diez años más tarde ese inocente juego se hizo realidad”.<br />
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En 1965 las bombas llovían sobre Vietnam, Los Beatles enloquecían los oídos del planeta y los estudiantes de París no habían cubierto todavía el mundo de sueños imposibles, pero ya se respiraban aires de rebelión global. Hacía apenas un año, en Londres, el psiquiatra escocés Ronald Laing y el filósofo y psiquiatra británico David Cooper habían publicado Razón y violencia, un libro que Philip no tardaría en leer, junto al mítico Psiquiatría y antipsiquiatría, el texto con el que Cooper sacudiría dos años más tarde, en 1967, los cimientos del concepto de enfermedad mental y de las formas tradicionales de tratarla. Cooper había pegado una patada en la mesa de la psiquiatría tradicional al dejar de considerar la locura una enfermedad química y trasladando el núcleo del problema a la cultura, la familia y el contexto general del enfermo.<br />
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Después de ese viaje a Bariloche, Arturo Philip, que provenía de una familia de clase media de La Plata, comenzó sus estudios de psiquiatría en la Universidad Nacional de su ciudad. Años después, ya con el título bajo el brazo y luego de una breve experiencia en el Melchor Romero, uno de los hospitales neuropsiquiátricos más importantes de Argentina, decidió que era tiempo de abandonar la ciudad y marchar al sur. Corrían los años de plomo y fuego, las bandas ultraderechistas de la Triple A acosaban a los intelectuales y militantes de izquierda, mientras que se multiplicaban las guerrillas que pretendían lograr la revolución con la lucha armada. “Se habían despertado las peores ambiciones de los mediocres y violentos, el país se sumergió en una feroz batalla por aniquilar a quienes pensaban distinto y el precio por sobrevivir consistía en cerrar los ojos”, recuerda. Un año después de instalarse en Carmen de Patagones el general Videla dio el golpe de Estado el 24 de marzo de 1976 y comenzó la peor dictadura de la historia argentina.<br />
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Durante esos años los pueblos y las pequeñas ciudades del interior del país fueron un territorio de exilio. Allí se podían hacer cosas que, con sólo proponerlas, en Buenos Aires podían llegar a costar la vida. En 1980, Arturo Philip se hizo cargo de la dirección del Hospital Neuropsiquiátrico de Carmen de Patagones y decidió implementar un sistema “que se conoce como ‘comunidad terapéutica’, en el que no hay lugares de privilegio entre pacientes, enfermeros, profesionales y vecinos; cualquiera de ellos podía manifestar su opinión en las reuniones semanales que se llevaban a cabo”, explica en El hospital bizarro. El nuevo director abrió además las puertas del neuropsiquiátrico, permitiendo a los pacientes “pasear por las calles, visitar a sus familias”. Pero había un problema sin resolver. Gran parte de los internos pertenecían a la etnia mapuche y las nuevas concepciones terapéuticas que se empezaban a aplicar en la institución no resultaban muy eficaces con ellos.<br />
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"Yo estoy enfermo porque me hicieron un daño, me metieron algo en la sangre para que me vuelva loco. Creo que ningún médico podrá curarme”. De esta forma describía César C. su enfermedad y así consta en su historia clínica. César era de origen mapuche y contra él se habían estrellado todas las técnicas terapéuticas del nuevo director del hospital y de su equipo. “No ingería alimentos y su estado se tornaba cada vez más crítico —recuerda Philip—. Sólo sobrevivía gracias al suero, todo parecía anticipar un final nada feliz. En un esfuerzo desesperado, una psicopedago-ga estuvo todas las mañanas durante un mes sentada junto a su cama tratando de hablarle con cariño, intentando comunicarse con la ayuda de un títere, pero fue inútil”. Arturo Philip recordó entonces que la socióloga del hospital le había hablado de la presencia, en los alrededores de la ciudad, de una machi, una curandera mapuche. Como ya no le quedaban opciones para salvar a César, el médico arriesgó una última carta. “Conseguí la dirección de esa mujer y me fui a visitarla. Le comenté el caso y la machi aceptó ver al paciente, pero en su casa y sin nadie presente”, recuerda.<br />
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Jacinto Ñancufil también guarda un preciso recuerdo de ese día. Jacinto es el actual lonco —jefe, en su lengua—, de la comunidad mapuche de Carmen de Patagones. Tiene el mismo apellido totémico que Dominga y en su porte se adivina el linaje que los une. Sentado a la mesa del comedor de su humilde casa, en el que abundan amarillentos cuadros con la figura de ese extraño santo católico de origen mapuche que es Ceferino Namuncurá, junto a fotos de una familia infinita, Jacinto recuerda que “lo de Arturo fue muy bueno porque creyó en Dominga, muy pocos profesionales creen que nosotros podemos recuperar un enfermo”. Después de dejar a César C. en una habitación a solas con la machi, el psiquiatra y la enfermera que lo llevaron hasta allí se quedaron a esperarlo, sentados en el coche. No había pasado ni una hora cuando César apareció “por la puerta del frente de la casa seguido de Dominga y diciéndome: ‘Bueno, doctor, ya estoy mejor. Voy a comenzar a comer y a tomar los remedios que usted me quiere dar porque estoy muy débil. Qué malos momentos les hice pasar, deben disculparme’ ”.<br />
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“Todo esto nos modificó nuestros esquemas —cuenta Philip—. En un primer momento pensamos que nos habíamos equivocado con el diagnóstico del paciente, pero luego lo confirmamos”.<br />
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Silvia Ocampo también es psiquiatra y actualmente dirige el Hospital General de Patagones. En aquella época se encontraba haciendo las prácticas bajo la dirección de Arturo Philip. “Yo venía de trabajar en el Melchor Romero —afirma— y si alguien venía y me decía que tenía un daño lo medicábamos como si estuviera alucinando. Aquí me di cuenta de que se trataba de una cuestión cultural, algo diferente”.<br />
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“Cuando vi ese resultado comprendí que no podía quedarme quieto”, sostiene Arturo Philip y los ojos se le van iluminando con los recuerdos. “Mi curiosidad médica me llevó acercarme a Dominga y pedirle permiso para aprender de ella”. Pero la machi pensaba más en un intercambio que en tener un aprendiz, así que finalmente “hicimos una alianza, no hubo un maestro y un discípulo. Entonces nos pusimos a trabajar juntos en resolver patologías, sobre todo de gente de su raza. Dominga nos estaba abriendo la puerta al mundo oculto de América, de la América profunda, pero eso lo íbamos a descubrir después”.<br />
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A pesar de que por respeto nadie quiso preguntarle a César qué había sucedido en aquella habitación con la machi, los médicos del hospital pudieron oír luego cómo les contaba el episodio a sus compañeros de habitación. Arturo Philip recrea el relato en su libro: “Cuando el doctor me dejó solo con doña Dominga, ella se me vino encima y me dio un empujón que me tiró al piso. Yo no me asusté ni nada, pero estaba tan débil que no podía moverme, así que me quedé tirado mientras la machi empezó a dar vueltas alrededor. Daba vueltas y vueltas, y cantaba bajito. Yo empecé a marearme, a ver todo nublado, y entonces ella se me acercó y me metió la mano en el estómago. Me metió la mano y todo el brazo adentro. Yo sentía como me revolvía las tripas. Sentí un gran dolor, creí que me iba a desmayar. Entonces ella agarró algo que estaba muy prendido en todo mi cuerpo y empezó a tirar para afuera. Hasta que sacó una serpiente, estaba viva dentro de mi cuerpo. Después la machi me mostró cómo le aplastaba la cabeza con una piedra contra el piso”.<br />
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Con la historia clínica de César en la mano, Arturo Philip decidió tomar la decisión más arriesgada de su carrera: incorporar a Dominga Ñancufil a la plantilla del Hospital Neuropsiquiátrico de Carmen de Patagones en calidad de asistente terapéutica. Terminaba el año 1983 y con él también la dictadura militar. Con la democracia florecieron los viejos sueños y volvieron a ocupar posiciones de poder algunos soñadores. Uno de ellos era el médico psiquiatra Miguel Materazzi, que fue nombrado director de Salud Mental de la Provincia de Buenos Aires y que en esos tiempos presidía la Asociación de Psiquiatras Argentinos. “Cuando me encontré con Arturo Philip” —recuerda desde su casa en Buenos Aires— me di cuenta de que era una persona superadora, con una visión distinta de la profesión, que tenía un proyecto claro para hacer un hospital de puertas abiertas. Entonces me contó sobre las vivencias fuera de lo común que tenía con doña Dominga”. Con el apoyo de Materazzi la gobernación dio el visto bueno al incipiente trabajo que se estaba desarrollando en el hospital de Carmen de Patagones. “Dominga era una mujer con una presencia extraordinaria —recuerda Materazzi— con una hidalguía y una sapiencia fuera de lo común. La experiencia de Philip fue significativa porque demostró que no hay una sola verdad, que no puede ser todo visto desde un solo punto de vista y que la medicina occidental no puede ser tan omnipotente”.<br />
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El trabajo con los pacientes mapuches comenzó a dar tan buenos resultados que Arturo Philip creyó oportuno probar las técnicas de la machi con una paciente de raza blanca. Para sorpresa de los miembros del equipo, el experimento funcionó. La paciente, de nombre Norma, era hija de un hombre alcohólico y agresivo que había intentado violarla cuando ella era niña. En su libro La curación chamánica (Planeta, 1994) Philip cuenta que el padre de la paciente muere “cuando ella tiene apenas 17 años” y poco después Norma ve su cara “en el rostro de su compañero de baile en una situación claramente erotizante”. Norma comienza a sentir que su padre la posee, por lo cual Philip y su equipo deciden “resolver la situación dentro de la misma concepción mítica de la paciente. Es decir, estábamos dispuestos a realizar un exorcismo. La lectura de Una neurosis demoníaca en el siglo xvii de Sigmund Freud nos aportó algunas puntas —recuerda hoy Philip—, pero la cuestión era ¿quién iba a ocupar el lugar del exorcista? ¿Un médico? ¿Un cura?”. “Yo lo voy a hacer”, dijo entonces doña Dominga.<br />
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Dominga iba todos los días al hospital y compartía con los médicos las reuniones en las que se evaluaban las historias clínicas, pero cierto tipo de ceremonias necesitaba hacerlas siempre en el contexto de la naturaleza. Por esa razón el ritual mapuche se llevó a cabo durante la noche en las inmediaciones de “la loma”, un terreno elevado a orillas del Río Negro en el que los mapuches de la zona llevan a cabo sus ceremonias. Philip y un par de colaboradores llevaron a la paciente hasta el lugar donde la estaba esperando la machi. En medio de la oscuridad, valiéndose sólo de la palabra y la sugestión del paisaje, Dominga revivió los fantasmas de la paciente y comenzó a modificar su percepción de la realidad. Para sorpresa de todos, Norma experimentó una gran mejoría. Con esta historia clínica bajo el brazo, más una exposición detallada del trabajo que se realizaba en el hospital, el equipo de Philip enfrentó en abril de 1986 al jurado del Primer Encuentro Nacional de Psiquiatría que se realizaba en la ciudad de Tucumán, en el norte argentino. Se llevaron el Premio a la Mejor Labor Institucional del país.<br />
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El hospital era pequeño y no albergaba a más de una treintena de pacientes, así que en poco tiempo Dominga se encontró dando consejos sobre casi todos los casos. “Para los que veníamos de la ciudad, después de habernos quemado las cejas en la universidad, era un duro golpe a nuestro narcisismo tener que discutir con la machi si correspondía o no que le diéramos a tal enfermo una medicina”, recuerda Silvia Ocampo.<br />
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“Los resultados fueron tan buenos —cuenta Philip— que en poco tiempo el hospital se fue vaciando”. Los pacientes que quedaban disfrutaban del régimen de puertas abiertas que el hospital instauró siguiendo el modelo de la psiquiatría italiana que era puntera en Europa en este tipo de propuestas. El equipo del hospital comenzó a concentrarse en la salud mental de la población desde un punto de vista preventivo. El hospital empezó a organizar cursos, obras de teatro con participación de los enfermos y un gran número de actividades que involucraban cada vez más a la gente de la pequeña ciudad, lo que contribuyó también a despertar las resistencias de los sectores más conservadores.<br />
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Philip, mientras tanto, compatibilizaba su labor frente al hospital dando clases en la Universidad del Comahue, al tiempo que coordinaba el Programa de Epidemiología Psiquiátrica en Patagonia creado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) que dirige el prestigioso Fernando Pagés Larraya. La Asociación Psiquiátrica Argentina lo puso al frente de su Capítulo de Psiquiatría Transcultural, empezó a dictar clases en el Instituto de Psiquiatría de la Universidad de Londres y a llevar a cabo trabajos etnográficos sobre el terreno en Colombia junto a Nohemi Infante, consejera de la Organización Panamericana de la Salud. Visitó Perú y Brasil para continuar con sus investigaciones sobre el uso del mito y de la medicina tradicional indígena a la hora de abordar la locura. “El Hospital se transformó en la niña bonita de la psiquiatría nacional —recuerda—. En los meses siguientes recibimos numerosas visitas, médicos, psicoanalistas, profesionales de la salud mental del país y del extranjero, artistas, directores de teatro, periodistas”.<br />
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Pero en la conservadora Carmen de Patagones se estaba gestando la reacción. El hospital tenía los días contados.<br />
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En octubre de 1987 se impuso, en las elecciones a gobernador de la provincia de Buenos Aires, Antonio Cafiero, un exponente de los sectores más conservadores del peronismo. Miguel Materazzi abandonó su cargo de director de Salud y Arturo Philip se quedó sin respaldo. En Carmen de Patagones se hizo, con el gobierno municipal, del mismo sector político. Irene Roldán, una psicopedagoga empleada del hospital, hija de un militar implicado en la dictadura y con asiduos vínculos con la Iglesia católica, para quien Dominga era una simple curandera ejerciendo ilegalmente la medicina, le advirtió a Philip que, según su parecer, “estamos transitando por el borde de un peligroso abismo”. Poco después, en connivencia con políticos locales y un grupo de profesionales recién llegados, molestos con el lugar que se le había otorgado a una machi sin estudios, Irene se prestó a denunciar a sus colegas, a pesar de que todo el trabajo que se estaba haciendo era legal. Sin prestar mucha atención a las formas legales, el municipio despidió a todo el equipo médico sin siquiera hacerles un sumario administrativo. Fue un final abrupto y fulminante. En 1992, después de un largo proceso, la Corte Suprema de Justicia de la provincia de Buenos Aires le dio la razón a Arturo Philip, en el juicio que éste inició contra la municipalidad por la forma arbitraria de acabar con el programa de salud que se estaba llevando a cabo. Pero el hospital no volvería a abrir sus puertas, ya que el municipio decidió quitarle su independencia y lo puso bajo la jurisdicción del Hospital Municipal como una simple Área de Salud Mental. Las puertas se cerraron y los pacientes volvieron a ser tratados de modo convencional.<br />
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Dominga le había advertido a Philip lo que estaba por suceder. Lo hizo a su manera. La machi intuía que la cultura blanca estaba empezando a defenderse de su conocimiento. Le dijo al psiquiatra que iba a encontrarse pronto una serpiente en su camino y que si no quería que “sucedieran cosas malas” tenía que matarla. “Un día me fui a correr al cerro, como hacía a menudo —cuenta Philip— y una serpiente se cruzó delante. Me detuve con intenciones de matarla, pero pudo más mi razón y me dije ‘pobre bicho’ y la dejé marchar”. Cuando la tempestad que acabó con la experiencia se desató, Arturo Philip recordó el incidente. Pero ya era demasiado tarde.<br />
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En 1992, Arturo Philip no sólo ganó su lucha en la justicia, sino que decidió poner pie en Europa con el objetivo de difundir la experiencia aprovechando el prestigio internacional que había ganado en el campo psiquiátrico. Durante los cinco años que siguieron, Dominga lo acompañó por todo el país dictando conferencias y realizando talleres en los que la machi siguió ofreciendo al hombre blanco sus conocimientos, tal como su abuela se lo había anunciado. Cuando se disponía a viajar en compañía de Philip a España, la muerte la sorprendió en su humilde rancho de Carmen de Patagones. Nadie sabía su edad, tal vez ni ella misma. Ni siquiera sus más allegados supieron muy bien cuál fue el mal que terminó por carcomerla. Durante los últimos años un grupo de su propia gente le había dado la espalda. No comprendían las razones por las que había decidido compartir su conocimiento ancestral con los hombres blancos. Ya no contaba con los ingresos que le proporcionaba el hospital, donde cobraba un modesto salario como asistente, aunque no le faltó trabajo durante sus últimos años gracias a las actividades que realizaba, junto a Philip y el pequeño equipo que siguió acompañando al psiquiatra durante los tiempos que siguieron al cierre del Neuropsiquiátrico. Murió con la misma dignidad con la que vivió toda su vida, sin que nadie escuchara de su boca una queja. Hoy vive en el recuerdo de los muchos hijos que tuvo, mientras los mapuches de Carmen de Patagones esperan que se cumpla la leyenda y que la machi vuelva reencarnada en una de sus nietas. “Se murió Dominga, se acabaron las machis”, dice Jacinto Ñancufil con una triste contundencia en su mirada. “Hasta donde sabemos —dice Guillermo Sabanes, uno de los hombres que acompañó a Philip en la aventura—, nadie hasta ahora ocupó su lugar”.<br />
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Una vez en Europa, Arturo Philip se alejó progresivamente de la práctica psiquiátrica convencional, un espacio a su juicio ocupado cada vez más “por las multinacionales de los medicamentos que sólo buscan hacer negocio”, y decidió volcar su experiencia en el teatro y en el cine documental, dirigiendo obras como Ciao, Diego, un documental en el que indaga los orígenes del mito Diego Maradona filmado en la ciudad de Nápoles en 1996, que fue exhibido en distintos circuitos alternativos de Europa y América Latina. En 1996, precisamente, la justicia decidió restituirlo en el cargo de director del hospital. “Un hospital que ya no era el mismo”, recuerda, ya que ahora dependía del hospital central y no tenía autonomía. De regreso en Carmen de Patagones, el psiquiatra decidió crear un área científica desde la que desarrolló trabajos de investigación y docencia hasta que se jubiló en 2007. Durante todos esos años no dejó de transmitir la experiencia sin par que significó ese pequeño hospital patagónico. A finales de los años noventa fundó en París la Asociación Cultural Franco-Argentina, que luego radicó en la región de Bretaña y abrió el portal www.eventualmente.com, uno de los sitios pioneros en atención psiquiátrica virtual, en el que promovió también su trabajo artístico, sus documentales y sus libros. Hoy vive en Francia, en la tierra desde la que partieron sus abuelos hace un siglo. Su experiencia con doña Dominga es objeto de estudio en varias facultades de psicología de América Latina. \\<br />
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Publicado en Gatopardo, Colombia/México<br />
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La mayoría de las entrevistas que se reproducen en este artículo forman parte del documental Machi, que se encuentra en fase de desarrollo y está dirigido por el realizador español Samuel Domingo y el autor de este artículo.Oscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-31043889161401813152009-07-03T04:43:00.001-07:002009-07-03T04:44:54.556-07:00UN SIGLO CON ISRAELHay escenarios de conflicto en la política internacional que parecen eternos. Uno de ellos, para cualquier lector desprevenido, es el que enfrenta a árabes e israelíes en las antiguas tierras de Palestina. El reciente viaje a Estados Unidos del nuevo primer ministro judío Benjamín Netanyahu puso en escena, una vez más, la inquebrantable alianza entre el estado de Israel y Washington, más allá de las diferencias que puedan tener ambas administraciones sobre temas puntuales y que se han acrecentado aparentemente con la llegada al poder de Barak Obama. La constante repetición del conflicto y sus eventuales episodios violentos irrumpiendo en la agenda de los medios de comunicación a nivel mundial hace presumir que estamos frente a un drama eterno que parece no tener solución. Y la repetición del drama hace que se sumerja en el olvido el origen del embrollo. Esta que ahora vamos a contar es una de las historias claves que ayudaron a fundar esa alianza inquebrantable entre el mundo anglosajón y el pueblo judío. Y si no fuera porque es real parece una extraña película de los años veinte que reúne en un mismo escenario a un científico fanático y soñador descubridor de la acetona y a un primer ministro inglés preocupado por la posibilidad de perder la primera Gran Guerra de la era moderna. Como se decía en las funciones de antaño: pasen y vean.<br /><br />El fin de la Diáspora<br /><br />Tal vez esta historia haya comenzado en el año 70 d.C. cuando el imperio romano destruyó Jerusalén y expulsó al pueblo judío de la tierra en que habitaba desde hacía un milenio, masacrándolo y destruyendo su mítico Templo, uno de los símbolos de su identidad. Pero a los efectos de la actual situación política en la zona, ese episodio primigenio sólo sirve para explicar que a partir de ese momento la cultura judía emprendió un largo peregrinaje, al que se conoce como “la Diáspora”, primero por las orillas del Mediterráneo y luego por el resto del globo, a lo largo de dos mil años, sin perder jamás el sueño de volver a su antigua tierra. <br />A finales del siglo XIX la región en la que había existido el primer estado judío estaba ocupada por el Imperio Otomano aunque permanecía en la zona una pequeña comunidad hebrea de no más de 25 mil habitantes, en torno a la antigua capital de reino, la milenaria Jerusalén. En 1.896 la comunidad judía se transforma en la etnia mayoritaria en la ciudad fruto de la primera gran ola inmigratoria hacia tierras palestinas como consecuencia de las persecuciones a que eran sometidos los hebreos en algunos países europeos. A esta primer oleada de retornados a la tierra se la conoce como la “primer Aliyá”. <br />Pero fue recién a partir 1.904, en el momento en el que tuvo lugar la segunda ola que trajo a tierras palestinas más de 40 mil personas procedentes sobre todo de Rusia y Polonia, cuando el conflicto comenzó a ganar importancia internacional. Estos nuevos habitantes de Palestina llegaban influidos por las ideas de Moses Hess, un hombre que había sido amigo de Carlos Marx y de Federico Engels y que fue uno de los primeros en comenzar a hablar en su obra “Roma y Jerusalén” (1.862) de promover el resurgimiento del estado judío y de la necesidad de refundarlo en torno a su antigua capital histórica. Casi nadie recuerda a Hess por la calidad de su obra, aunque todo el mundo conoce una de las frases que según la leyenda inspiró a su amigo Marx: “la religión es el opio del pueblo”.<br />Otro de los grandes teóricos del sionismo a los que estos nuevos inmigrados leían con devoción era Theodor Herzl, un húngaro nacido en 1.860, doctorado en Derecho en Viena y escritor de folletines en su juventud. Herzl se había volcado al periodismo a partir de 1.891 y su vida quedó marcada por la cobertura que realizó para el periódico liberal Neue Freie Presse, uno de los más influyentes del antiguo Imperio Austrohúngaro, del llamado “caso Dreyfus” en París en 1.894. El proceso a Alfred Dreyfus, un militar de origen judío del ejército francés al que se lo acusó injustamente de espiar para Alemania, generó una gran ola de antisemitismo en Francia. Impactado por el rechazo hacia su comunidad Herzl proclamó en su obra «El Estado judío: ensayo de una solución moderna de la cuestión judía», publicada en febrero de 1.896, la necesidad de contar con un estado independiente y de introducir este problema en la agenda de las grandes potencias de la época. <br /><br />Las oportunidades que da la guerra <br /><br />Pero no fueron los teóricos los que le dieron al pueblo judío la oportunidad de volver a su tierra, sino más bien una extraña conjunción de necesidades políticas y estrategias de guerra que llegaron cuando el mundo comenzó a vivir su primer conflicto global en 1.914. La guerra enfrentaba al poderoso Imperio Inglés con Alemania, el Imperio Austrohúngaro y el Imperio Otomano, ocupante de los territorios de la actual Palestina. Los ingleses tenían como aliados a Rusia, Italia y Francia, y consiguieron hacia el final del conflicto que se sumaran los emergentes Estados Unidos en 1.917. <br />La guerra planteaba cuestiones estratégicas difíciles de resolver para el extenso imperio inglés. Y una de estas cuestiones era la producción de armamento a una escala como no se había visto hasta el momento en la historia humana. La fuerza de los ingleses radicaba en su potente Armada, que utilizaba cañones alimentados por la cordita, un explosivo sin humo que había sido descubierto por casualidad en 1.845 por el químico germano-suizo Cristian Friedrich Schöbein. En el transcurso de uno de sus experimentos Schöbein derramó sobre el delantal de algodón de su mujer una mezcla de ácido nítrico y ácido sulfúrico. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho intentó disimularlo poniendo el delantal a secar en la estufa, pero nunca imaginó lo que iba a suceder. Cuando la prenda estuvo seca explotó y desapareció. Había nacido la nitrocelulosa, también conocido como “algodón pólvora”, un explosivo que tenía una gran ventaja sobre la pólvora antigua: no producía humo ni ensuciaba las armas.<br />Pero la cordita era inestable y su producción en masa representaba un gran quebradero de cabeza para los ingleses que necesitaban con urgencia resolver este problema. Entonces apareció en escena Chaim Weizmann, un científico de origen judío residente en Inglaterra, que durante esos años había descubierto un producto que resultó clave para estabilizar la cordita. Se trataba nada menos que de la hoy popular acetona, un disolvente obtenido por la fermentación de una bacteria llamada Clostridium acetobutylicum y que se terminó transformando en uno de los avances científicos esenciales para el triunfo británico en la guerra. <br />Al igual que la gran parte de los judíos de su época, Weizmann también estaba influido por las ideas de Moses Hess y Theodor Herzl. Aunque a diferencia de sus compatriotas, que apostaban mayoritariamente por la victoria de Alemania porque estaban furiosos con la Rusia zarista que había llevado a cabo las persecuciones más escandalosas contra los hebreos, Weizmann se inclinó por el Imperio Británico y se dispuso a vender caro sus inventos científicos. Aprovechando su gran influencia en el Almirantazgo inglés, comenzó a presionar al gobierno para que se comprometiera a que una vez finalizada la guerra, si finalmente Gran Bretaña se quedaba con la posesión de Palestina aún en manos del Imperio Otomano, se destinara en la zona alrededor de Jerusalén un territorio para la fundación de un estado judío. Los hebreos en Alemania, mientras tanto, hacían lo mismo pero con aliados Otomanos de Berlín. <br />Finalmente los ingleses plasmaron su compromiso en la famosa Declaración Balfour a finales de 1.917. Llamada así porque el documento es en realidad una carta enviada por el Secretario de Relaciones Exteriores británico Arthur Balfour al barón Lionel Rothschild, líder de la comunidad judía inglesa, en la que el Reino Unido se declara favorable a la creación “de un hogar nacional judío” en el futuro Mandato Británico de Palestina, y que fue considerada por Weizmann como una especie de “carta magna” judía. Años después, en sus memorias de la Guerra, el ex primer ministro británico Lloyd George sugiere que sólo se trató de un gesto realizado para recompensar a Weizmann por sus aportes científicos. Y recuerda que el texto no era tan explícito como Weizmann y los sionistas lo interpretaron. <br />“Era uno de los período más oscuros de la guerra” recuerda Lloyd George “en ese momento el ejército francés se había amotinado; el ejército italiano (aliado de Inglaterra) estaba a punto de venirse abajo; los Estados Unidos no habían empezado a prepararse en serio. Sólo quedaba Gran Bretaña para enfrentarse a la combinación militar más poderosa que había visto jamás el mundo”. Así fue como se consideró “fundamental que contáramos con las simpatías de la comunidad judía” a pesar de que el Imperio Inglés era aliado de los árabes que querían liberarse del yugo Otomano en la zona de Palestina. “En esas circunstancias le hicimos la propuesta a nuestro aliados” recuerda el primer ministro “Francia, Italia y Estados Unidos aceptaron”. El germen del futuro estado de Israel había llegado al fin a territorio fértil.<br />Entusiasmado con lo que había logrado, apenas terminó la Guerra en 1.918 Chaim Weizmann se trasladó a Palestina formando parte de una comisión judía que tenía la misión de entrevistar a los dirigentes árabes que también habían luchado junto a Gran Bretaña, con el propósito de tranquilizarlos sobre las intenciones sionistas. Weizmann les aseguró a los palestinos que sólo están buscando un hogar para los judíos de la Diáspora y no entró en cuestiones espinosas como la creación de un futuro estado en la zona. Los palestinos no se opusieron siempre y cuando, aclararon, los judíos se comprometieran a convivir con ellos y a no imponerse demográficamente. En otras palabras: todo bien, pero nada de inmigración masiva, una de las propuestas centrales de los incipientes líderes sionistas.<br />Pero las cosas no tardaron en torcerse. Weizmann logró firmar el 3 de enero de 1.919 un importante acuerdo con el príncipe hachemí Faysal, líder de la victoriosa revuelta árabe que había expulsado a los turcos de la región, en la se reconocía el derecho del pueblo judío a desarrollar la Declaración Balfour. Pero el malestar con los palestinos comenzó a hacerse patente cuando quedó claro que los judíos pretendían un estado en el que ellos no iban a tener cabida a pesar de que llevaban dos mil años viviendo en esas tierras. Finalmente, Gran Bretaña no cumplió con las expectativas ni de unos de ni de otros. Y el futuro estado judío tuvo que esperar otra gran guerra mundial para hacerse realidad y a que la mala conciencia de los europeos horrorizados por el Holocausto terminara por inclinar la balanza a favor del nacimiento definitivo de Israel. En 1.948 Weizmann fue nombrado Presidente del Consejo Provisional del Estado y al año siguiente, un mes después de las primeras elecciones generales, fue elegido primer Presidente del país en una sesión especial del parlamento. La alianza que ayudó a cimentar entre el occidente anglosajón y el estado judío aún perdura. Así como perdura el conflicto entre los palestinos, antiguos habitantes de la región, y el pueblo hebreo que volvió a su tierra dos mil años después de haber sido expulsado por los romanos.Oscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-75438726181386647082008-05-30T04:42:00.000-07:002008-05-30T05:15:17.878-07:00ATAQUELos libros no muerden, pensé. Aunque tuve que rendirme a la evidencia después del segundo ataque. Con el brazo aún sangrando coloqué un ladrillo sobre la tapa de las Obras Completas de B. y llamé a mi madre para contárselo. “Te advertí hace veinte años que no leyeras tanto” me dijo. Iba a replicarle cuando oí al ladrillo caer. Después un golpe seco sobre la yugular me dejó sin habla. Sentí como algunas letras se introducían en mi sangre. “El universo (que otros llaman la Biblioteca)” comencé a explicarle “se compone de un número indefinido, y tal vez infinito…” Pero mi madre cortó dejándome desangrado.Oscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-78571615557754616022008-02-28T11:17:00.000-08:002010-08-20T15:39:08.297-07:00ESCUCHA LA PALABRA DELIRANTE DEL SEÑOR“España se rompe”, “los católicos están siendo perseguidos” por los rojos resucitados nietos de los muertos republicanos en la Guerra Civil – como es caso de José Luís Rodríguez Zapatero, cuyo abuelo fue fusilado por los franquistas, “la familia está amenazada” porque el único matrimonio que merece llamarse tal es entre un hombre y una mujer – en alusión a la ley que permite las bodas gays, “el gobierno se ha rendido ante ETA”. El oyente de la cadena COPE, la segunda radio más escuchada en España, puede llegar a creer en ciertos momentos que el país está al borde de una segunda confrontación civil. La emisora, propiedad de la Conferencia Episcopal, es la punta de lanza de la estrategia del Papa Benedicto XVI para movilizar al catolicismo más radical participando activamente en la lucha política por desplazar del poder al Partido Socialista, autor según la cadena de las mayores tropelías que se hayan cometido en el gobierno de España desde los tiempos de la República. <br />
Ni siquiera el Rey Juan Carlos se ha salvado de la contraofensiva clerical. El periodista estrella de la cadena, Federico Jiménez de Losantos, que conduce el popular programa de la mañana, ha llegado incluso a pedir la abdicación del Rey por considerar que es demasiado amigo de los socialistas, con los que supuestamente se lleva mejor con el Partido Popular y sobre los que no ejerce su poder moderador. El monarca se enfadó tanto que cuando una de las amigas políticas de Losantos, la presidenta de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, del ala más dura del PP, le pidió un “trato más humano” para con el periodista, le respondió con cajas destempladas al mejor estilo “Por qué no te callas”. “Le he dicho a Rouco Varela – cardenal de Valencia y uno de los más conservadores de la jerarquía – que recen menos por mi y la monarquía y se ocupen más de la Conferencia Episcopal que controla la COPE”. En la cena privada en la que ocurrió el incidente se hallaba incluso el embajador argentino Carlos Bettini, que fue testigo del episodio.<br />
Pero la lengua de Jiménez de Losantos es mucho más larga y ya le ha costado a la cadena miles de euros en condenas judiciales. El periodista fue, junto al diario El Mundo, uno de los principales promotores de la famosa “teoría de la conspiración” que intentó atribuir los atentados islamistas del 11 de marzo de 2.004 primero a ETA, tal y como hizo el PP aún en el gobierno esos días, y luego a una supuesta confabulación entre los separatistas vascos, el terrorismo islámico, los servicios secretos marroquíes y policías afiliados al Partido Socialista. Semejante desatino descartado por la justicia en la sentencia del juicio del 11-M que concluyó el año pasado, le ha costado una demanda por parte de los policías implicados que está pendiente de resolución judicial. El Sindicato de Policías llegó a llamarlo “el terrorista de la Iglesia”. Según Jiménez de Losantos, el PP fue desalojado del poder en 2.004 por un “golpe de estado”.<br />
Entre los enemigos que el conductor y la cadena han sabido cultivar, el principal es sin duda alguna José Luís Rodríguez Zapatero. “Liberticida”, “nieto del anticristo”, “niña del exorcista”, “enemigo del catolicismo”, el primer ministro español es “el diablo” personalizado. La tensión con el gobierno llegó a extremos tales que la diplomacia española de quejó directamente al Vaticano de los ataques de la COPE, dándole un cariz similar al de una injerencia en asuntos internos de un estado extranjero. <br />
Maoísta en su juventud y neocon de los primeros, cuando pocos se animaban a tanta barbaridad, Losantos fue también el autor de la broma a Evo Morales, cuando apenas unas horas después de su triunfo electoral un actor del programa, que imita a la perfección a Zapatero, lo llamó para felicitarlo como si fuera el primer ministro español y comenzó a hacerle un discurso de apoyo a su alianza con Hugo Chávez y Fidel Castro que dejó al flamante presidente boliviano desconcertado. Después Federico dijo que Evo era un “indio vendedor de coca”. El episodio terminó con un incidente diplomático y un pedido de disculpas de las autoridades españolas a Bolivia. La Iglesia ni siquiera se pronunció.<br />
Mientras compara a los catalanes con Adolf Hitler y los acusa de querer “anexionarse partes de España”, habla de “invasiones musulmanas” cada vez que una patera con africanos llega a las costas del país y llama “el gorila rojo” a Hugo Chávez, Jiménez de Losantos cumple también con su rol de movilizador de multitudes hacia los actos que promueve la jerarquía eclesiástica en “defensa de la familia” y en los que se pueden oír discursos del Papa Benedicto XVI en directo en un nuevo concepto de mitin global. En la última de estas manifestaciones, que tuvo lugar el pasado 30 de diciembre, los obispos llegaron a afirmar que el gobierno de Zapatero violaba “los derechos humanos” ante una multitud enardecida en las calles de Madrid. <br />
Son también católicos movilizados por las ondas envenenadas de la COPE los que boicotean las clínicas abortistas, hasta el punto tal de que éstas por primera vez en la historia convocaron a un paro para protestar por el acoso, mientras llaman a los jueces y alcaldes a alegar “objeción de conciencia” para no casar a los homosexuales en una clara apelación a la insubordinación civil contra una ley aprobada por el parlamento. “Con Zapatero no hay libertad” se queja ante sus acólitos cada mañana Jiménez de Losantos. Cómo sería si la hubiera.Oscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-33774563562725130442007-08-14T12:29:00.000-07:002010-08-20T12:39:21.079-07:00CINCO RAZONES POR LAS QUE NO ME GUSTA EL DOCTOR HOUSE<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6VrBqOWF1qIPkVoDe49oFkcNdqSTOpPERFmZYcDj6j5WUObGJSHYY_u7tQm-OHJXb6EF6_yiFEr6tuebyAManvNpi9LskC9Ry9fwF4vnyFDDKhTMzzL1ahuRbwSEdajKlWcY_vg/s1600-h/house.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img alt="" border="0" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5098641117810258770" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6VrBqOWF1qIPkVoDe49oFkcNdqSTOpPERFmZYcDj6j5WUObGJSHYY_u7tQm-OHJXb6EF6_yiFEr6tuebyAManvNpi9LskC9Ry9fwF4vnyFDDKhTMzzL1ahuRbwSEdajKlWcY_vg/s320/house.jpg" style="cursor: pointer; float: right; margin: 0pt 0pt 10px 10px;" /></a><br />
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I<br />
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Según Zygmunt Bauman “Gran Hermano” atrae a multitudes muy diferentes entre sí porque está organizado como un inmenso ritual colectivo en el que temor de los seres humanos a ser “expulsados” puede ser banalizado y difuminado por esa gran “expulsión” que se produce en el programa con regularidad. El enorme éxito del radical y extravagante Doctor House tiene raíces similares. Está basado también sobre el miedo, aunque aquí cobre derivas diferentes.<br />
El miedo que al parecer sustenta el éxito de House es el mismo que nos inspiran los hospitales y, en general, toda la medicina moderna. Basta observar con detenimiento ciertos patrones establecidos por los guionistas a lo largo de cada capítulo unitario de la serie para hacer un registro minucioso de esos temores de la gente de a pie. Los pacientes, a lo largo de cada uno de los episodios, se comportan en base a un estereotipo que resume los mismos temores del público ante la medicina anónima y masificada de nuestros días. Recelan indefectiblemente del sistema en general y de los consejos de los médicos en particular, a los que contemplan como personas despreocupadas de su salud, deseosas de experimentar nuevos compuestos químicos con ellos y a los que se les puede llevar a juicio en cualquier momento. Habitualmente, si no es el paciente es su familia, es decir el sujeto de la cura y su entorno se transforman en la serie en los peores enemigos a la hora de vencer la enfermedad. <br />
House y sus colegas hacen uso de los más variados artilugios para tratar con la “ignorancia” de esos simples mortales que “no comprenden” las razones de la medicina moderna y que por lo tanto deben ser engañados para poder ser curados. Y, también con gran regularidad, los médicos triunfan y demuestran, salvándole la vida a los remisos, que ellos tenían razón, reforzando de este modo la autoridad de la ciencia y del médico que la ejerce de un modo como no se había visto nunca antes en la televisión de consumo masivo.<br />
Es posible entonces comenzar a elaborar una especie de “decálogo de enseñanzas” que va dejando el huraño doctor en su camino. Moraleja número uno: es mejor no patalear ni desconfiar de los médicos, sino dejarlos hacer. Ellos saben lo que hacen. Detrás del anónimo sistema hospitalario que nos trata como números debe haber, ojala lo haya, un experto doctor House que se encarga de velar por nuestra vida.<br />
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II<br />
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Una de las máximas más populares de House es “El paciente siempre miente”. Su espíritu de detective decimonónico lo lleva a emular a Sherlock Holmes, hurgando a piacere en la vida privada de los enfermos siempre en nombre de la benemérita ciencia. El fin justifica los medios, sostiene House en cada acto. Drogadicciones, oscuras depresiones, conflicto familiares, de todo se oculta en la selva densa del paciente posmoderno. Culpas, pecados, que se ocultan para evitar ser señalados como trasgresores de la normalidad ante la real institución médica. House se vuelve entonces una especie de agresivo sacerdote contemporáneo que fuerza la confesión para salvar la vida al enfermo.<br />
Si la ciencia médica no hubiera puesto tanto esfuerzo a los largo de los últimos sesenta años en elaborar todo un catálogo de “normalidades” físicas y psicológicas, las habilidades detectivescas de House no tendrían sentido. Pero eso en la serie nadie lo dice. La moraleja número dos se cae de madura.<br />
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III<br />
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Otra constante a la que recurren los guionistas tiene que ver con el abuso de enfermedades raras que suelen padecer los pacientes del carismático doctor. Cosas raras que vienen de un mundo exterior que cada vez se vuelve más incomprensible y agresivo para los buenos cristianos televidentes que sienten verdadera aprehensión ante la sola mención de esas plagas modernas que envía la naturaleza para destruirnos. House se transforma entonces en una especie de padre putativo o mejor dicho, un dios racional que hurga en el misterio y termina siempre por resolver la encrucijada. Moraleja número tres: “la razón siempre vence a las fuerzas oscuras”. (la razón médica, obviamente)<br />
El paciente no tiene defensas cuando está fuera y una vez dentro (enfermo), deberá someterse a una investigación externa que tratará de descubrir que fuerza del mal lo ha atacado. A veces el paciente muere. Pocas veces.<br />
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IV<br />
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La serie en sí es truculenta y está emparentada en esto con otro gran batacazo televisivo de los últimos tiempos: “CSI”, en todas sus versiones. Tanto House con los avispados detectives son maniáticos del detalle y las cámaras se introducen a menudo dentro del cuerpo de víctimas y enfermos con alevosía, para mayor goce de los morbosos espectadores. Nuestro cuerpo habla, se nos dice, incluso después de muerto. Y, siguiendo a Bauman, ese mensaje que emite funciona como un modo eficaz de ahuyentar el horror a la muerte. No sabemos si hay vida después, pero al menos hay mensaje. Lo mismo ocurre cuando enfermamos. Nosotros, en teoría, según los cánones de esta serie, “no sabemos por qué”, pero nuestro cuerpo “sí lo sabe” y habla por nosotros. Pero para eso hay que penetrarlo y cuando más extrema sea esa penetración más placer televisivo sentiremos liberando la angustia que nos preocupa el sólo hecho de imaginar que cosas como las que estamos viendo pueden estar ocurriendo ahora mismo en nuestro propio cuerpo sin que lo sepamos. Esta pasión por la sangre y el destripe de los pacientes alcanzó su punto culminante en un reciente episodio de la tercera temporada donde House irrumpe en la sala donde se operaba a un paciente, aún cuando ni siquiera está autorizado a hacerlo, y contra la voluntad del médico que dirige la operación le extrae los intestinos al enfermo en busca de la causa de la enfermedad. La cámara se detiene con morbo mientras las tripas del paciente pasan lentamente por las manos de House como si fuera una vulgar ristra de chorizos. Hay algo medieval en esa escena. Algo del Bosco y su Infierno Musical que dice mucho de los tiempos que estamos viviendo. El espectador entonces trata de apartar la vista ante el horror, pero no puede y en fondo es tranquilizado por la pericia del doctor que vuelve a poner las tripas en su sitio. Moraleja número cuatro: “No tengáis miedo de la medicina, te destripa y te penetra por tu bien”. Ahora reza para que no seas tú el que está en ese quirófano.<br />
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V<br />
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Cuando nuestros periódicos cotidianos están llenos de noticias de distraídos médicos que se olvidan los instrumentos de operar dentro de sus pacientes, el doctor House viene a tranquilizarnos con su mensaje de súper héroe de los hospitales modernos. Hace apenas unos días el Servicio de Salud madrileño tuvo que indemnizar a la familia de una persona a la que enviaron, después de muerta, a que se someta a tratamiento psiquiátrico, ya que según los médicos se estaba inventando los síntomas del cáncer que acabó con su vida. Nunca veremos en el doctor House un capítulo en el que suceda algo parecido. En el mundo idílico de la serie se da por supuesto que todos los que trabajan allí son personas venerables que sólo pondrían en juego su ética profesional si con ello ayudaran a librarse a un paciente de su enfermedad. En el sutil juego del bien y del mal que despliega la serie, el mal está encarnado o por los secretos del paciente o por la enfermedad en sí, nunca por el médico que se encuentra del otro lado. En el territorio del médico hay luchas de poder, egoísmos y muchos “defectos” personales de cada personaje que hacen más atractiva la serie, pero jamás “el mal” entendido como mala praxis interesada, egoístas intereses económicos, etc. Moraleja número cinco: “El paciente se equivoca, y hasta puede llegar a ser culpable. El médico sólo comete errores, y siempre tiene buena intención”.<br />
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continuará...Oscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-21563977460127480342007-08-09T03:15:00.000-07:002008-12-09T02:56:59.882-08:00EL DIA QUE SECUESTRARON "EL JUEVES"<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPZ41tljORHBrrzmEQSZn_gSBkQVU_ulOVDTgHyS3SQUyZS6gik1UZV3nGVQV3EQTu8TyJ_X3Q1jCmPt_v2K44SnWUDWBFdgVNyTxUt9fp269SzEr84HjXMz39LfIKknX-5zu1Eg/s1600-h/Imagen_portada_retirada_juez.jpg"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPZ41tljORHBrrzmEQSZn_gSBkQVU_ulOVDTgHyS3SQUyZS6gik1UZV3nGVQV3EQTu8TyJ_X3Q1jCmPt_v2K44SnWUDWBFdgVNyTxUt9fp269SzEr84HjXMz39LfIKknX-5zu1Eg/s320/Imagen_portada_retirada_juez.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5096643292297687874" /></a><br />Los redactores y directivos de la revista satírica española “El jueves” no se lo podían creer cuando los teléfonos de la redacción comenzaron a tronar luego de que se hiciera pública la noticia de que el juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo había ordenado el secuestro de todos los kioscos del país de la última edición del semanario publicada el pasado miércoles. El delito: injurias a la Corona. La revista quiso burlarse de la decisión del primer ministro José Luís Rodríguez Zapatero de otorgar 2.500 euros a cada pareja que tenga hijos desde ahora en adelante, calificándola de electoralista y debajo del cartel que anunciaba la generosa dádiva estatal colocó una caricatura del príncipe Felipe de Borbón haciendo el amor con su mujer Leticia, al tiempo que le dice: “¿Te das cuenta? Si te quedas preñada… ¡Esto va a ser lo más parecido a trabajar que he hecho en mi vida!”. <br />Al día siguiente de la publicación del semanario humorístico el programa sensacionalista de la cadena Tele Cinco “Aquí hay tomate” le dedico una extensa y escandalosa cobertura a la portada, lo que pudo haber originado la reacción inesperada de la Fiscalía del Estado que solicitó al juez que en virtud de los artículos del Código Penal que prohíben injuriar a los miembros de la monarquía cuando se encuentran “en el ejercicio de sus funciones” proceda al secuestro de la revista. Sin percatarse del escándalo que estaban a punto de provocar, los abogados del estado dieron por sobreentendido que el Príncipe se hallaba en pleno “ejercicio de sus funciones”, y consideraron además que se había representado a la real pareja "en actitud claramente denigrante y objetivamente infamante" (sic). <br />A la redacción de El jueves la noticia los agarró tan desprevenidos que ni siquiera habían podido localizar a su abogado a últimas horas de la tarde, cuando los teléfonos de la redacción comenzaron a sonar. La primera reacción de la revista fue publicar en su página web un texto titulado “¿20 de julio de 2.007?” en el que explicaban su sorpresa. “A los que nos preguntan el por qué del secuestro… No sabemos qué responderles. El Jueves ha publicado decenas, cientos de dibujos sobre la familia real. Incluso hemos publicado un libro, “Tocando los Borbones” () Somos humoristas gráficos y trabajamos concientes de que nuestra obligación, lo que nos piden los lectores, es que exploremos el límite de la libertad de expresión” afirmaron en su página web. “Si nos pasamos para eso están los tribunales, pero… ¿un secuestro? ¿la policía recorriendo los kioscos de todo el país retirando nuestra revista? ¿De verdad escribimos esto el 20 de julio de 2.007?”<br />La noticia no pasó desapercibida en la blosgfera que inmediatamente reaccionó solidarizándose con la revista y la, a estas alturas, archifamosa portada comenzó a reproducirse en todos los medios de comunicación logrando que a horas de la tarde el chiste sobre el Príncipe y Leticia estuviera en boca de todos. Con excepción de la tímida Federación de Humoristas Gráficos que consideró que El jueves se había “pasado” de la raya, los sindicatos de periodistas, Reporteros Sin Fronteras, el sindicato Comisiones Obreras y partidos políticos de izquierda no tardaron en manifestar su apoyo al semanario censurado y calificaron a la medida de contraproducente y contraria a la libertad de expresión. <br />Pero la polémica está lejos aún de cerrarse. Para agravar aún más las cosas, la Fiscalía del Estado pidió horas después del secuestro que la justicia también clausurara la página web de la revista y, aunque descartó que se vayan a desarrollar acciones judiciales de censura a otros medios, sugirió a las empresas de comunicación que se abstengan de reproducir la caricatura que dio lugar al auto judicial, para tratar de evitar con eficacia lo que se pretendió impedir con el secuestro del semanario. Aunque la difusión del incidente a través de la masificada internet ha vuelto ya inútil la pretensión del fiscal Miguel Ángel Carballo. A la redacción de El Jueves tampoco le sentó muy mal la noticia, que se tomaron con mucho humor. Al alicaído semanario le vendrá bien el inesperado golpe publicitario. Como afirmaba ayer una participante en uno de los multitudinarios chats que trataron la noticia “¡Cuánto hace que no compro El Jueves! Ahora me dieron ganas”.Oscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-74707472121742382412007-08-08T14:28:00.000-07:002010-06-28T15:18:24.497-07:00LA BUENA FORTUNA DE LEER A GORAN PETROVIC<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilENhxIQRDRC-ByRis0woyeFfTqYUPANxxkAJZpnV10Q_rTjmgR9F6krlFrvdEgIdrw0XJWwe-JYZxKOcjRpEWh721wfQfsP22C3dR7zRrgjJxav80iwFllhWOPFQycs8puGdCww/s1600-h/IMG.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img alt="" border="0" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5096637988013077298" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilENhxIQRDRC-ByRis0woyeFfTqYUPANxxkAJZpnV10Q_rTjmgR9F6krlFrvdEgIdrw0XJWwe-JYZxKOcjRpEWh721wfQfsP22C3dR7zRrgjJxav80iwFllhWOPFQycs8puGdCww/s320/IMG.jpg" style="cursor: hand; display: block; margin: 0px auto 10px; text-align: center;" /></a><br />
Durante los últimos años la literatura autoreferencial inundó el escenario en un intento, paralelo al cine, de transformarse en "la última literatura posible". En un escenario en el que ya no había nada que decir, se vuelve a decir los mismo, pero con ironía. Es el procedimiento clásico de la literatura posmoderna. Fuera de estos experimentos las últimas dos décadas han dado poco de sí en lo que respecta a nuevos magos de las letras. Hechiceros hemos visto bastantes, verdaderos magos muy pocos. Goran Petrovic es uno de ellos. Su novela LA MANO DE LA BUENA FORTUNA (Sexto Piso, 2006) es un prodigio difícil de describir, un libro dentro de otro libro que a su vez son mil libros pero que es uno solo, y que se ubica en la frontera exacta donde la auto referencia se vuelve parodia, ácida pero no bestial. Petrovic no se pretende vanguardia de nada ni viene a criticar a nadie, aunque su obra es una crítica feroz a la tendencia vacua de la literatura contemporánea sólo por el hecho de no ser vacua ella también.<br />
La historia es muy simple. Un joven corrector de una revista de mala muerte recibe el encargo de "corregir", pero de un modo un tanto invasivo, una curiosa novela escrita por un serbio a principios del siglo XX llamado Anastas Branica, que tiene la curiosa particularidad de que en ella nunca pasa nada, sencillamente porque no hay personajes. Ese libro que Branica escribe en pleno furor del surrealismo es el mismo libro que se escribe cada día en los stands de nuestras actuales librerías, según parece. Pero las apariencias engañan. En el libro en cuestión no sucede nada porque en realidad se trata de la descripción minuciosa, con olores incluidos, de una casa de ensueños, una casa que el autor de la novela dedica a su más ferviente lectora, una mujer a la que sólo encuentra en los libros. <br />
He aquí la primera gran ruptura de Goran Pétrovic que a su vez es un regreso a las fuentes del romanticismo más ancestral. La mujer no sólo es el hada inspiradora, sino que el artefacto de la novela se construye como si se tratara de una casa donde ella habrá de ir a habitar sólo cuando lea las páginas que el escritor prepara para ella. Anastas Branica se deja la vida y la fortuna, heredada de su padrastro, en tratar de reconstruir esa casa de ensueños. A tal punto llega su obsesión que termina pagando a algunos emigrados rusos del periódo zarista, a viejos aristócratas venidos a menos, y a quién tenga en realidad un recuerdo valedero, para que le cuenten con lujo de detalles las características de cierta determinada vajilla, de una lámpara especial, de una cortina destinada luego a formar parte de la casa. Es tan perfecta su reconstrucción de cada detalle que la novela, titulada "Mi Legado", atrapa incluso la atención de un burócrata comunista de la época de Tito que se dedica a pescar lectores infraganti de libros prohibidos. <br />
Pero más allá de las innumerables lecturas meta literarias que se le pueden hacer a LA MANO DE LA BUENA FORTUNA, la novela en sí misma es una reivindicación a pecho abierto del romanticismo más visceral, ese que habla del Amor con mayúsculas, aunque se trate de un amor imposible, como la literatura misma, como los mismos libros. Porque los personajes de Petrovic viven fuera de la realidad, más allá del horizonte, cómo se lamenta sobre el final uno de los personajes. Cuando leen se vuelven impenetrables al poder de la historia. Natalia, la lectora por excelencia de la novela, que está enamorada sin consuelo de Anastas, aunque él escriba su novela para otra, cuando cree llegada la hora de leer prepara una mochila, con todo lo que le hace falta y le anuncia a su dama de compañía que va "a partir" por unos días. Se va a internar en un libro. Sin moverse de casa. <br />
En su reciente libro, "El último lector", Ricardo Piglia señala que "hay siempre algo inquietante, a la vez extraño y familiar, en la imagen abstraída de alguien que lee, una misteriosa intensidad que la literatura ha fijado muchas veces. El sujeto se ha aislado, parece cortado de lo real". Ese "algo inquietante" es la base, la matriz, de la brillante novela de Goran Petrovic. Una de las más desafortunadas andanzas literarias del posmodernismo ha tratado de vaciar de contenido emocional al relato, volviéndolo una fría expresión cuasi numérica. Había que tomar distancia del sujeto y deslumbrar con una racionalidad casi gótica, llevando el discurso a su extremo auto referencial. El lector implícito en ese proyecto literario debía solazarse, gozar, con las piruetas intelectuales del autor, nunca con sus tripas. Las tripas pertenecían al mundo de la novela rosa de baja estofa, del policial más vulgar. O eran una lejana resonancia de la novela decimonónica, un elemento a esconder, a soslayar, a dejar de lado, como si se tratara de un síntoma de debilidad.<br />
A Petrovic, por fortuna, nada de esto parece preocuparle demasiado, ya que ha decidido situarse en la frontera total. No sólo no descarta la auto referencia, sino que la lleva a límites difíciles de superar. Intentarlo sería como querer volver a deslumbrar en el cine con un buen western luego de "Los imperdonables" de Clint Eastwood. <br />
Pero la operación no es sencilla. La obra de Petrovic funciona como una pieza de relojería en la que cada elemento guarda estrecha relación con su prójimo en medio de un "obra natural" en la que todos confluyen sin que nos demos cuenta muy bien cómo. Cuando la última página se cierra tenemos la sensación de haber sido colocados ante uno de esos espejos que fascinaban a Borges y hasta corremos el riesgo de quedar atrapados allí para la eternidad. Nosotros poblaremos de ahora en más las páginas de la novela, así como sus protagonistas "viven" en los libros que leen cada día. Y hasta es probable que nos encontremos alguien ahí, en el "mundo exterior", en la dura realidad a la que deberemos "renunciar" si queremos pertenecer al selecto club de los lectores perpetuos de obras perfectas. Si "La mano..." es perfecta, ahí estaremos leyéndola por toda la eternidad. <br />
Sobre el final, la anciana Natalia comienza a olvidar las palabras y por lo tanto no puede subir a su dormitorio porque no recuerda cómo se llama el instrumento que se lo permite. "Escalera" le aclara entonces su dama de compañía (autentica revival a lo Tolstoi de una joven europea que sueña con aprender inglés). Sin el idioma ni siquiera podemos usar las cosas. Es más, si no fuera por él... ni siquiera podríamos crearlas. Ese es el mensaje que transmite esta extraña y fascinante novela, un verdadero hallazgo en el Mar Muerto de las letras contemporáneas.Oscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-37866243637531560212007-07-29T11:39:00.000-07:002007-07-29T11:41:25.901-07:00PARA QUE NO LOS VUELVAN A PONER A PARIRLa poderosa Confederación empresaria española (CEOE) decidió ayer tratar de calmar las aguas luego de la tormenta mediática que dejó a su paso el almuerzo compartido el pasado miércoles en Madrid por la candidata presidencial Cristina Fernández de Kirchner y la crema del empresariado local. Y lo hizo con un inusual comunicado en el que destacan que “la gran mayoría de las intervenciones” que se dieron durante la comida “reconocieron mejoras significativas en la economía argentina” a la vez que reafirman que “el tono (de la reunión) fue en todo momento constructivo y estuvo presidido por el deseo común de ampliar en el futuro las áreas de colaboración entre Argentina y las empresas españolas.”<br />El mensaje es una respuesta en clave conciliadora a las declaraciones del presidente Kirchner en las que afirmó que “algunos empresarios son incorregibles” luego de que trascendiera la presión que ejercieron algunas de las empresas de servicios públicos privatizadas para que se actualizaran las tarifas luego de un eventual triunfo de Cristina en las elecciones de octubre. <br />Todo comenzó el pasado miércoles cuando un grupo de periodistas argentinos presentes en el edificio de la CEOE donde se desarrollaba el almuerzo a puerta cerrada entre Cristina y los empresarios logró colarse y escuchar parte de un tenso diálogo que mantuvieron la candidata presidencial y Francisco González, presidente del Banco Bilbao Vizcaya (BBVA). El alto ejecutivo puso en duda el modelo económico vigente defendido por el gobierno al que catalogó de poco claro. Una vez concluida la comida algunos empresarios vinculados a las empresas de energía eléctrica y gas presentes en el país dejaron trascender off the record a la prensa que incluso se le había planteado a la candidata presidencial una urgente recomposición de las tarifas públicas como un paso previo para lograr mejorar las inversiones del sector. “En la medida de lo razonable se comprometió a hacerlo” afirmaban estos trascendidos. En el entorno de Cristina se apresuraron a negar semejante compromiso y resaltaron que su respuesta había sido “Ustedes tienen que responder ante sus accionistas, nosotros ante los ciudadanos”.<br />Como no podía ser de otra manera, los trascendidos levantaron polvareda. El primero en preocuparse por lo que estaba sucediendo fue el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferranz, principal accionista de Aerolíneas y presidente del grupo turístico Marsans. Según fuentes consultadas por Página/12, el directivo español se preocupó “porque mientras la mayoría de los empresarios que estaban presentes no tienen ni siquiera necesidad de pedir aumentos tarifarios, ya que sus inversiones no dependen de ellos, las reacciones y los comentarios que se publicaron en la prensa dieron la sensación que todo el evento había girado en torno a esta cuestión tan delicada”. <br />Antes de que la sangre llegara al río, y contra su habitual costumbre de no publicar comunicados aclaratorios, la Confederación decidió ayer cortar por lo sano y enviar una señal conciliadora no sólo al actual gobierno sino también a la flamante candidata presidencial. En el texto reconocen que hubo “debates puntuales” y no desmienten que algunos los presentes pidieron una elevación de las tarifas de los servicios públicos, aunque prefieren hacer hincapié en que “se trató de una reunión muy productiva” en la que se decidió “emprender nuevos proyectos, mejorar los ya existentes y seguir trabajando juntos”. “El ochenta por ciento de los presentes” se murmuraba en cercanías de la CEOE “está contento con la situación actual y no quieren tener problemas con este gobierno ni con el próximo, si la senadora gana las elecciones. No queremos que nos vuelvan a poner a parir” concluían, en tono jocoso. El hecho de que el nuevo presidente de la Confederación, Díaz Ferranz, tenga inversiones en Argentina, algo que no sucedía cuando las riendas de la entidad las dirigía el áspero José María Cuevas, con quien Néstor Kirchner tuvo su ya mítico encontronazo, influyó seguramente mucho para que ayer la CEOE saliera a calmar las aguas con tanta contundencia.Oscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-81372878929661506312007-03-21T15:26:00.001-07:002007-03-21T15:27:00.138-07:00PRESO Y ABSUELTO EN EL MISMO DIAOscar Guisoni<br />Página/12<br /><br />Ayer se escribió un nuevo capítulo en las tumultuosas relaciones entre el gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero y los separatistas vascos, cuando el líder de Herri Batasuna, brazo político de ETA, Arnaldo Otegi fue detenido por la Guardia Civil a primeras horas de la tarde. El máximo referente de los independentistas debía presentarse ante la Audiencia Nacional de Madrid ya que se celebraba un juicio en su contra por haber cometido apología del terrorismo en un acto de homenaje a la militante etarra fallecida Olaia Castresana. Otegi alegó que no podía hacerse presente porque se hallaba bloqueado por el temporal de nieve que sacude al norte del país. Las fuerzas de seguridad lo detuvieron en la casa de su pueblo natal Elgoibar, en la provincia vasca de Guipúzcoa y lo trasladaron en un avión militar a Madrid. Pero al llegar a la sede del poder judicial lo aguardaba una sorpresa: la fiscalía retiró la acusación y el dirigente vasco quedó inmediatamente absuelto, ya que no se había constituido ninguna acusación particular. <br />El episodio adquiere una especial relevancia política ya que las decisiones de la fiscalía suelen estar profundamente vinculadas a los intereses del gobierno de turno, aunque mantienen siempre un barniz de imparcialidad. Este gesto judicial y político se produce en un momento clave, cuando apenas faltan dos semanas para que venza el plazo de inscripción de las listas electorales que participarán en las próximas elecciones municipales y regionales que se celebrarán presumiblemente a finales de mayo. <br />Herri Batasuna tiene prohibida su participación en las elecciones luego de que el gobierno de José María Aznar reformara la ley de partidos políticos con el objetivo de excluir las fuerzas que justifican la lucha armada. Esta legislación fue fruto del último pacto antiterrorista celebrado entre el Partido Popular, en ese entonces en el gobierno y el PSOE en la oposición. En una entrevista publicada el pasado domingo por el diario El País, el nuevo ministro de justicia de la administración Zapatero, Mariano Fernández Bermejo, anticipó que el gobierno no estaba dispuesto a tolerar la participación de los independentistas en los comicios si antes no condenaban explícitamente la violencia. <br />Después de esa advertencia Otegi movió ficha y en declaraciones a Catalunya Radio consideró que era “un error” plantearse la construcción de un estado vasco independiente desde la lucha armada, un gesto que el gobierno consideró insuficiente. “No pueden hablar de errores cuando se trata de muertos” le replicó Fernández Bermejo.<br />Batasuna intentó, mientras tanto, pactar con los partidos nacionalistas vascos un modo de participación en las elecciones, pero el acuerdo se frustró cuando desde el PNV le dijeron que sin condena de la violencia, nada. Ayer, según fuentes socialistas y nacionalistas, se supo que los independentistas recurrirán a las agrupaciones vecinales para tratar de saltarse la estricta ley de partidos, renunciando de ese modo a defender la marca electoral de HB, cargada de simbolismo histórico.<br />Por detrás de esta lucha política se está desarrollando a su vez una durísima batalla judicial que añade complejidad a una situación ya de por sí bastante envenenada. Durante la pasada semana trascendió a la prensa que el sector más conservador de los jueces habría manipulado la composición de la sala del Tribunal Supremo que deberá juzgar a la plana mayor de Batasuna en otro de los tantos juicios pendientes que tienen sobre sus espaldas los independentistas. La situación es tan grave que el Fernández Bermejo ordenó una investigación minuciosa del caso alegando que “no nos podemos permitir el lujo de que la Sala esté bajo sospecha”. Y es que el Partido Popular aprovecha de la mayoría de jueces conservadores que supo nombrar en tiempos en los que gozaba de la mayoría absoluta en el parlamento, para sembrar de obstáculos el camino del gobierno hacia una solución negociada del conflicto vasco. Por si fuera poco, el PP también ha bloqueado el nombramiento de los nuevos integrantes del Consejo General del Poder Judicial, el organismo que designa a los magistrados, un órgano que todavía refleja la relación de fuerzas que existía antes de las elecciones que encumbraron a Zapatero en el poder. El PP exige que se le otorgue una minoría de bloqueo de 9 miembros sobre 20, algo a lo que el PSOE se opone alegando que no representa el porcentaje de votos que la derecha obtuvo en los últimos comicios.Oscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-1170940624276224372007-02-08T05:16:00.000-08:002007-03-02T16:05:59.590-08:00UNA PROPUESTA PARA DESTRABAR EL CONFLICTOOscar Guisoni<br />Página/12<br /><br />El brazo político de ETA Herri Batasuna dio ayer un paso inédito con el fin de encontrar un camino para resolver el conflicto armado que enfrenta al estado español con el grupo separatista desde hace al menos cuatro décadas. En una conferencia de prensa su principal referente Arnaldo Otegi propuso la creación de una nueva autonomía que una las actuales regiones del País Vasco y Navarra, los dos territorios reivindicados históricamente por ETA como pertenecientes al antiguo reino vasco. La auténtica novedad reside en el hecho de que Batasuna acepta que esta nueva autonomía se forme “en términos jurídicos dentro del estado español”, reconociendo de ese modo la Constitución de 1.978 a la que siempre consideró ilegítima.<br />La propuesta de Otegi ha sorprendido al gobierno que a través de diversas fuentes, tanto del PSOE como del propio poder ejecutivo, ha resaltado “el cambio radical” en el lenguaje de la ilegalizada formación política. Los socialistas han reaccionado de todos modos con mucha prudencia ya que esperan que Batasuna condene también los métodos violentos utilizados por ETA en su lucha independentista, una cuestión que ayer estuvo ausente en la conferencia de Otegi.<br />La propuesta, de todos modos, tiene sus bemoles. La Constitución española del año 1.978 tiene una curiosa disposición transitoria, la cuarta, en la que ya se hace mención a la posibilidad de que en un futuro la autonomía Navarra pueda llegar a integrarse con el País Vasco. Para ello, dice la carta magna, hace falta que se convoque un referéndum entre los ciudadanos navarros que tendrán la facultad de aprobar o rechazar la propuesta. <br />La propuesta de Batasuna va aún más lejos al sostener que este acuerdo tendría carácter transitorio y debería abrir las puertas a que los ciudadanos de la nueva autonomía puedan decidir “sobre su futuro político e institucional, quedando así garantizado que todos los proyectos políticos, incluido el independentista, puedan ser no sólo defendidos sino materializados" siempre que ese sea "el deseo mayoritario de la ciudadanía expresado en términos pacíficos y democráticos". Según Batasuna se deberían convocar primero dos referéndums, uno en Navarra y otro en el País Vasco, en el que se pregunte a la población sobre su voluntad de vivir en una autonomía unificada.<br />Mientras los socialistas afirmaban ayer que este giro de Batasuna representa un viraje fundamental de la agrupación hacia posiciones constitucionalistas nunca antes sostenidas, el Partido Popular – que gobierna en Navarra – se apresuró a descalificar a través de Mariano Rajoy la propuesta, a la que calificó como una broma. <br />La nueva solución ofrecida por Batasuna para destrabar las negociaciones interrumpidas entre el gobierno y ETA luego del atentado de Barajas el pasado 30 de diciembre puede transformase en un arma de doble filo para los independentistas, ya que los navarros no se han mostrado históricamente propensos a votar por formaciones políticas nacionalistas, al contrario de lo que ocurre en el País Vasco. <br />Esta nueva propuesta de Herri Batasuna no implica que los separatistas hayan renunciado a sus pretensiones sobre el territorio vasco radicado en el estado francés, ya que ayer han pedido también al gobierno de París que otorgue autonomía política a la región, algo que Francia ha rechazado históricamente ya que el país no está organizado como un estado federal. <br />Ayer durante la sesión de control al gobierno en el parlamento el Partido Nacionalista Vasco pidió también que se derogue la actual Ley de Partidos que impide a Batasuna participar en las elecciones por su apoyo al terrorismo, pero la propuesta fue rechazada por la administración Zapatero que a pesar de las buenas relaciones que mantiene con el PNV no está dispuesto a abrir ese canal hasta que la agrupación no rechace la lucha armada de modo definitivo.Oscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-1168862703387573932007-01-15T03:43:00.000-08:002010-08-20T15:31:56.700-07:00PRESENTAN UN NUEVO PARTIDO POLITICO EN VALENCIASi la educación y la salud son un derecho básico, ¿por qué no la comida? Bajo esta sencilla pero demoledora premisa una nueva agrupación política se presentará a las próximas elecciones municipales en la ciudad de Valencia. Se desconoce todavía el nombre de la jóven mujer que será candidata a Alcaldesa, aunque fuentes próximas a la agrupación han señalado que se trata de una profesional cercana a los círculos teatrales de la ciudad. <br />
El nuevo partido, que todavía no tiene nombre, ha definido el pasado fin de semana los elementos centrales de su propuesta política. Dicen estar cansados de la hipocrecía de los políticos de turno, razón por la cual llevarán al consistorio municipal su propuesta de asegurar la comida de los valencianos como un derecho básico e inalienable. "Todos hablan de mejorar la sanidad o de construir escuelas" afirma Ángel, el hombre encargado de ser el portavoz del grupo "Pero nadie enfoca el problema principal: la comida. ¿Has ido al supermercado ultimamente? La vida está cada vez más cara, el jabugo está por las nubes, ni hablar del precio de la langosta. ¡A dónde iran a parar así nuestras tradiciones culinarias!".<br />
La agrupación tiene previsto también llamar a todos los valencianos que se encuentran pagando una hipoteca a dejar de hacerlo. "Los bancos se tienen que dar cuenta de que ya no podemos más" sostienen los creadores de la nueva agrupación política "si todos juntos dejamos de pagar las hipotecas, las cosas cambiarán... Podremos gastar todo ese dinero como corresponde. En juergas y salidas por la noche. Diez entradas a una buena discoteca ya son 500 euros. Así que no podemos seguir dudando... O hipoteca o discoteca." Los más radicales dentro del grupo han planteado la consiga "Discoteca o muerte" como posible lema secundario de campaña.<br />
Según cuenta Raúl, periodista responsable de la futura campaña electoral, "la agrupación también propondrá que trabajen los que nunca lo hacen, y los que trabajan, que dejen de trabajar". Esta es una manera de proponer la igualdad, afirman.<br />
Pero el derecho a la comida será la base de su ruidosa campaña. Los músico encargados de realizar la banda sonora de los anuncios electorales ya tienen el lema registrado. "¡Valencianos, a comer!". La misma leyenda estará plasmada en los carteles callejeros que la agrupación se presta a pegar en la ciudad para promocionarse.<br />
Una facción interna de la agrupación, que responde a una mujer llamada Rosa, afirma que también crearan en el Ayuntamiento, si llegan a ganar, cosa que es verdaderamente difícil, una Consejería de la Risa. Rosa sostiene "que la risa no es considerada importante por la actual alcaldesa de la ciudad, Rita Barberá, razón por la cual ciertos cómicos son considerados persona non gratta en la ciudad. Cuando gobernemos, cada día la Consejería de la Risa convocará a una conferencia de prensa, para reir un rato con los colegas periodistas. Basta de caras serias y señores de traje y corbata en el ayuntamiento!".<br />
El Movimiento por el Derecho a Comer, como se autodenominan los fundadores del nuevo partido, "dará también paella gratis todos los días en la puerta del ayuntamiento" y algunos días habrá también marisquito, pero de sorpresa". <br />
La noticia ha sentado bien en los partidos políticos convencionales de la ciudad porque todavía no se enteraron.Oscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-1168715416468570132007-01-13T11:08:00.000-08:002007-01-13T11:10:16.480-08:00España movilizada contra ETAOscar Guisoni<br /><br /><br />Dos multitudinarias manifestaciones, una en la ciudad de Bilbao, otra en Madrid, expresaron ayer el rechazo de la sociedad española a la violencia terrorista. Las marchas fueron precedidas por una fuerte polémica política que ha dejado al descubierto la profunda división existente hoy en el país en torno al modo en el que se debe proceder para acabar con ETA. El Partido Popular, que después de muchas ideas y vueltas finalmente no concurrió a ninguna de las dos convocatorias, terminó pagando con su aislamiento su burdo intento de aprovechar el atentado etarra del 30 de diciembre en el aeropuerto de Barajas para desgastar el gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero. Es la primera vez, en los cuarenta años de existencia de la banda separatista vasca, que las fuerzas políticas españolas no se manifiestan unidas contra un ataque terrorista. <br />Ayer por la tarde en Madrid la escritora Almudena Grandes cerró con sus palabras en las que pidió con contundencia que “Eta abandone la violencia” la impresionante marcha que recorrió el centro de la ciudad y que culminó con un acto en el que el presidente de la Federación Nacional de Asociaciones de Ecuatorianos en España (FENADEE), Santiago Morales afirmó emocionado que “los inmigrantes venimos aquí a compartir la riqueza, pero también compartimos el sufrimiento”, realizando un homenaje a los dos ciudadanos ecuatorianos asesinados por ETA en su último atentado.<br />El llamado a la manifestación que se realizó en Bilbao, la ciudad más importante del País Vasco, corrió por cuenta del presidente del gobierno regional, el lehendakari Juan José Ibarretxe, del Partido Nacionalista Vasco y estuvo rodeada desde un principio por la polémica. Ibarretxe convocó a la ciudadanía primero bajo el lema “Por la paz y el diálogo”, lo que provocó que el Partido Socialista vasco decidiera no concurrir, al interpretar que se estaba respaldando la continuidad de la negociación política con los independentistas. El brazo político de ETA, Herri Batasuna, se sumó en un principio a la marcha, aún cuando el gobierno vasco le hizo saber que su presencia no era bienvenida. El Partido Popular vasco se negó inicialmente a concurrir porque creía que la consigna no expresaba el deseo de la sociedad de acabar con la violencia.<br />Ibarretxe rectificó finalmente el lema de la convocatoria en un intento de ampliar el espectro político de la marcha y reconoció públicamente su error, considerando que sólo había contribuido a confundir a la ciudadanía. Satisfaciendo los deseos de socialistas y populares, el gobierno vasco incorporó la frase “Exigimos a ETA el fin de la violencia”. Desde el PSOE la respuesta fue inmediata: los socialistas se sumarían a la marcha e incluso invitaban a Batasuna a que mantuviera su voluntad de asistir, para demostrar así su voluntad de rechazar la lucha armada. <br />Herri Batasuna terminó desistiendo de su propósito de marchar junto a la ciudadanía vasca cuando el lema de la manifestación fue modificado. Una reacción previsible que confirma el aislamiento en el que se encuentra la izquierda radical después del atentado con el que ETA rompió sorpresivamente la tregua declarada el 24 de marzo de 2.006. Pero lo que no se esperaban los organizadores del acto era la negativa del Partido Popular a hacerse presente en la manifestación.<br />Un telenovela aún más confusa fue protagonizada por el PP a nivel nacional y terminó dejándolo también fuera de la marcha que ayer por la tarde convocó en Madrid a más de medio millón de personas. La manifestación fue propuesta originalmente por los dos sindicatos mayoritarios, UGT y Comisiones Obreras en conjunto con la Federación de Ecuatorianos residentes en España. La consigna que se propuso en un principio “Por la paz y el diálogo, contra el terrorismo” fue la excusa que utilizaron por populares para negarse a sumarse al acto. El PP entendía que el lema era confuso y que parecía un apoyo explícito a la política dialogante del gobierno hacia ETA antes del atentado de Barajas, por lo que exigía una condena explícita a la violencia como requisito para bajar a las calles.<br />Los organizadores del mitin no se hicieron rogar y en un último y desesperado intento por sumar al principal partido de la oposición al acto incorporaron la consigna “Exigimos a ETA el fin de violencia”. “Ahora ya no tienen excusas” advirtió al PP la vicepresidenta del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega. Pero los populares decidieron mantenerse en sus trece y en un confuso comunicado hecho público el día anterior a la marcha pidieron que las manifestaciones fueran desconvocadas. Este proceder causó un profundo malestar incluso entre los simpatizantes del PP, que en cientos de blogs y espacios de discusión en Internet llamaban a desobedecer la orden de su partido y a hacerse presente en las calles de Madrid., Hasta el periódico El Mundo, el medio más cercano a las posturas neoconservaodras de los populares, condenó ayer su actitud en un duro editorial en el que critica “la falta de cintura política del PP” que le ha dado “un balón de oxígeno” a Zapatero.<br />La manifestación madrileña estuvo secundada también por un impactante comunicado firmado por artistas e intelectuales, entre los que destacaban el Premio Nóbel José Saramago, Joaquín Sabina, Pedro Almodóvar, José Sacristán, entre otros. Los firmantes criticaron la actitud del Partido Popular en una conferencia de prensa en la que sorprendió por su dureza el discurso del argentino Federico Luppi, quien afirmó que “nos va la vida en crear un cordón sanitario contra este derecha cerril, troglodita, casi gótica. Esta es una derecha venenosa, terrible y perversa”.Oscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-1168685127354649452007-01-13T02:44:00.001-08:002007-01-13T02:45:27.356-08:00La justicia toca a la puerta de Isabel PerónOscar Guisoni<br /><br /><br />Avejentada, envuelta en un elegante abrigo de piel negro que la protegía de la fría jornada madrileña y rodeada de un pequeño grupo de allegados que le evitó la humillación de ser esposada y escoltada por los agentes que procedieron a detenerla, así fue llevada ayer por la Policía española Isabel Martínez de Perón para ponerla a disposición de la Audiencia Nacional, que deberá comenzar de inmediato el trámite de extradición a la Argentina. <br />La ex presidenta residía en un discreto barrio de las afueras de la capital española desde que en diciembre de 1.989 había vendido la mítica finca “17 de Octubre” en la residencia de Puerta de Hierro, entregándole gran parte de los cuatro millones de dólares recaudados a las hermanas y herederas de Evita, tal y como se lo obligó en su momento la justicia.<br />La orden de detención, al contrario de lo que sucedió hace dos semanas con la librada con el ex comisario Almirón, llegó con más rapidez de lo esperado a Madrid, luego de que por la tarde la central internacional de INTERPOL con sede en Francia se la girara a sus pares españoles. La Policía española estaba advertida desde ayer por la mañana de que la justicia argentina había librado la orden de captura contra la ex presidenta, gracias también a la enorme repercusión que tuvo la noticia en la prensa local. <br />Isabelita llegó a la sede de la Audiencia Nacional a primeras horas de la noche y fue sometida a un examen por parte de un médico forense para determinar si se halla en condiciones de declarar ante la justicia. Según afirmaron los agentes que participaron en la detención, la ex presidenta se entregó voluntariamente apenas la policía tocó a su puerta. A través de su abogado había hecho conocer el día anterior su disposición a presentarse ante la justicia si finalmente se libraba la orden de detención en su contra.<br />De acuerdo al procedimiento habitual, será el juez Luís del Olmo de la Audiencia Nacional, el mismo que lleva la mega causa por el atentado islamista del 11 de marzo de 2.004 en los trenes de Madrid, el que le preguntará si desea ser extraditada o no a la Argentina. En el caso de que la ex presidenta esté de acuerdo, el traslado a Buenos Aires será inmediato. Si se niega, se abre un plazo máximo de cuarenta días para que la justicia española, en el marco de un proceso acelerado de extradición, determine si la misma se debe llevar a cabo. <br />Según ha podido saber Página/12 de fuentes vinculadas a la Fiscalía nacional, es muy probable que no se solicite un régimen de prisión para Isabelita, debido a su avanzada edad y al supuesto precario estado de salud en el que se encuentra. Algunas versiones apuntan a que sus crónicas taquicardias se han agravado, a la vez que son frecuentes sus enfermedades de origen nervioso. A partir de 1.987, sostienen las mismas fuentes, cuando fueron robadas las manos del general Perón al profanarse su tumba, empeoraron los síntomas de la enfermedad de Graves-Besedow, una especie de hipertiroidismo, que la ex presidenta padece. <br />La opción que está estudiando la Fiscalía española para evitarle el mal trago de la prisión es la de establecer la obligatoriedad de su comparecencia diaria ante la Audiencia Nacional o bien optar por una especie de prisión domiciliaria, que consistiría en mantener una guardia policial permanente en su casa. “Es una persona muy notoria y de edad avanzada, no creemos que intenté la fuga” afirman en la Fiscalía. <br />La noticia ha provocado un gran revuelo en España, donde su detención fue registrada por diversas televisiones y transmitida a todo país en los noticieros centrales de la noche. La prensa local hacía hincapié ayer en la notoriedad de la ex presidenta, en su vinculación al terrorismo de estado a través de la fundación de la Triple A durante su gobierno y a la curiosa carrera de la bailarina con formación básica que llegó a transformarse, por efecto de ese incomprensible fenómeno que es el peronismo para los españoles, en la primera mujer en América Latina en ocupar la primera magistratura. <br />Según comentan sus vecinos, la ex presidenta argentina vive recluida en su casa, de la que se ausenta en raras ocasiones o en los meses de verano donde se traslada a la aristocrática villa de Marbella a orillas del Mediterráneo.<br />Hasta hace algunos años todavía participaba activamente en obras de caridad y hasta se la podía ver, en tiempos del gobierno de Carlos Menem, en algunas recepciones en la Embajada Argentina en Madrid. En alguna de esas reuniones Isabelita manifestó que está preparando un libro con sus memorias, que en su opinión causarán más de un huracán político. “Todavía hay gente que me tiene mucho miedo” se ha ufanada ante su reducido grupo de amigos en más de una ocasión.<br />Sus amistades en España son también pocas y misteriosas. Aparte de un reducido grupo de argentinos que tienen relación con ella por motivos más familiares que políticos, Isabelita no ha perdido sus vínculos con la familia del ex dictador Francisco Franco. De hecho fue la fallecida Pilar Franco la encargada de traerla a Madrid luego de que los militares argentinos la liberaran en 1.981, después de haberla tenido cinco años detenida acusada de malversación de fondos.Oscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-1166498094673059752006-12-18T19:14:00.000-08:002006-12-18T19:14:54.690-08:00LA CRISIS DE AIR MADRIDCUANDO LOS TRABAJADORES TIENEN LA PALABRA<br /><br />Oscar Guisoni<br />Página/12<br /><br />A los trabajadores de Air Madrid la crisis de la empresa los agarró tan desprevenidos que ni siquiera contaban con representación sindical. Pero ayer dieron la sorpresa y se transformaron de actores principales del conflicto cuando propusieron inesperadamente hacerse cargo de la compañía hasta mediados de enero con el objetivo de salvar lo que queda de la aerolínea antes de que sea demasiado tarde.<br />La iniciativa proviene del actual gerente Pablo Morera, quien junto a un grupo de ejecutivos, pilotos y trabajadores de rango medio elevaron al Ministerio de Fomento un plan de viabilidad con el propósito de mantener la línea aérea en funcionamiento hasta que finalice la campaña de Navidad el 15 de enero. Si el gobierno les acepta la propuesta, Air Madrid podrá contar antes del fin de semana nuevamente con su licencia de vuelo, aunque los que conocen los entresijos burocráticos de la aviación comercial en España dudan de que esto sea posible en un plazo tan breve.<br />Mientras tanto, el principal accionista, el misterioso empresario hotelero José Luís Carrillo, continuó ayer con su estrategia del avestruz. No apareció ante los medios de comunicación y tampoco desmintió públicamente la propuesta de los trabajadores, ni siquiera después de que estos afirmaran que estaba dispuesto a cederles gratuitamente todas las acciones de la línea aérea para que pudieran llevar adelante su propuesta de salvataje.<br />Los 1.300 empleados de Air Madrid se quejaron también ayer de la falta de información por parte de la empresa, que ni siquiera les advirtió del imprevisto cierre llevado a cabo el viernes. “Es una vergüenza” se quejaba ayer por la tarde María, una administrativa de la compañía “de todo nos tenemos que enterar por los medios, porque para los empresarios parece que ni siquiera merecemos un comunicado interno. No sabemos a qué atenernos”.<br />En la propuesta presentada por Pablo Morera al Ministerio de Fomento se especifica que la gestión por parte de los trabajadores sólo sería provisional, hasta que se pudiera encontrar un accionista capaz de inyectar el dinero que la empresa necesita para ponerse en marcha nuevamente. Ayer por la tarde corrió fuerte el rumor de que la agencia de viajes Marsans sería una de las principales interesadas en quedarse con la empresa.<br />La situación de todas maneras continúa siendo anómala. Según fuentes gubernamentales consultadas por Página/12, ayer se esperaba en Madrid que la compañía presentara formalmente la quiebra, recurriendo a una apresurada convocatoria de acreedores. Pero ello no ocurrió. El abogado de la empresa Pascual Pérez Ocaña explicó que la medida no se ha tomado todavía porque se está a la espera de saber qué hará la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) con los 7,5 millones de euros en concepto de pago de billetes pertenecientes a la aerolínea que tiene retenidos.<br />A última hora de la tarde se supo que la IATA iba a destinar esa cifra a garantizar la devolución de los pasajes comprados en España a partir del 1 de noviembre pasado, dando prioridad a los pasajeros que habían adquirido sus billetes a través de las agencias de viaje. Mucho peor lo tienen aquellos que han comprado pasajes a través de internet. Si Air Madrid presenta esta semana la quiebra es muy probable que estas personas pierdan todo su dinero. Esto se debe a que el IATA retiene durante dos meses sólo el dinero que ingresa a las compañías aéreas a través de las agencias. Los pagos on line van a parar directamente a la empresa.<br />El escándalo está tomando tales dimensiones que ya han surgido voces en Madrid que se preguntan acerca de la validez y los riesgos de una legislación que permite todo este tipo de desmanes en el mercado de la aviación comercial. Las agencias de viaje fueron las primeras en salir al ruedo ayer a través de AEDAVE (Asociación Empresarial de Agencias de Viaje Españolas), quien recordó que el sector viene reclamando desde hace tiempo a la Unión Europea que les exija a las aerolíneas la constitución de un fondo de garantía para evitar este tipo de imprevistos, similar al seguro que las agencias de viaje tienen constituido con ese objetivo.Oscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-1155634569219971142006-08-15T02:34:00.000-07:002006-08-15T02:36:09.233-07:00La esencia de lo ridículo reside en aquello que es imperfecto o innoble pero que no produce daño ni dolor, del mismo modo que la máscara cómica muestra una expresión innoble o deforme, pero no doliente.<br /> AristótelesOscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-1154973543079205002006-08-07T10:58:00.000-07:002006-08-07T10:59:03.100-07:00LAS COSAS QUE TUVE QUE HACER PARA ENCONTRAR A MAGDALENATuvo que dejar la tierra áspera para amar a Magdalena. Reseñó cada mañana la sangre que surgía del periódico. Vomitó la sopa. Cada tanto se miraba en el espejo y trataba de recordar el último mechón de pelo que le había tocado. Ella ya no estaba ahí y él tampoco.<br />Unos días antes de que muriera su padre abandonó también el desierto, lloró junto a la laguna, arrojó algunas flores en la tumba de su abuela. Cuando miraba la foto de la muerta sentía detrás de su espalda el aliento del diablo o de algo parecido. Un escozor, una cosquilla. Pero recordó a la mujer de Lot y no quiso girarse. No lo miró a los ojos y mucho después se arrepintió. Tendría que haberlo hecho.<br />Ahora Magdalena no estaba ahí ni en ninguna parte.<br />Compró un libro extraño. Un manual. Un escritor ignoto que parecía saber mucho de paranoias enseñaba a ser un detective. Pero no lo hacía con profesionalismo, sino como si se tratara de un manual de autoayuda. Algo así como “Aprenda a ser detective en diez días y olvídese de la neurosis”.<br />Soñó una noche con que encontraba a Magdalena. Se despertó sudado. Envuelto en un ligero vapor. Aturdido por la marea de un recuerdo impreciso. En el sueño Magdalena estaba con otro y él la miraba a través del ojo de la cerradura. Ella hacía el amor con el otro o algo así. Al menos estaban desnudos y parecía como que hacían el amor o hablaban, ella arriba, el otro abajo, con la cabeza debajo de una almohada. Entonces Magdalena se levantaba y se acercaba con un alfiler a la puerta.<br />En el sueño había un libro abierto, abandonado sobre una mesa de luz. Al lado del libro, unas llaves. Las llaves abrían una puerta. Detrás de la puerta estaba él mirando. En el piso había un DNI. Sólo recordaba el número pero no sabía a quien pertenecía. En el manual del buen detective supo que tenía que buscar al dueño de ese documento cuanto antes si quería encontrar a Magdalena.<br />Al día siguiente se compró un sombrero gris. Hacía mucho tiempo que nadie compraba sombreros en la tienda donde lo encontró. Estaba lleno de polvo. Olía como el desierto. Como la tumba de su abuela. No quiso sacudirlo por superstición y se lo calzó apretado sobre las orejas, el polvo le chorreaba sobre las cejas, la espolvoreaba las mejillas. Llevaba el manual debajo del brazo. Sólo le faltaba comprar un arma. Y averiguar a quién pertenecía el documento.<br />Pero es muy difícil comprar un arma en los pueblos del desierto. Más difícil que comprar un sombrero. El señor del almacén le ofreció un cuchillo que él rechazó con cortesía. Rechazó también una navaja y una escopeta por considerarla demasiado obvia. Eso sí, compró un alfiler. Y un manojo de llaves que no habrían puerta alguna. Llaves sin tallar. Sin forma.<br />Montado sobre un viejo Chevy atravesó la tierra muerta. Se detuvo junto a un cactus al que le sustrajo una espina enorme, del tamaño de un dedo de elefante. Abandonó el alfiler sobre una piedra blanca y gris, del mismo gris que su sombrero.<br />Esa noche en un hotel de pueblo habló con un señor mayor. Un cazador de avestruces. El señor recordaba vagamente a Magdalena. De vez en cuando él también soñaba con ella. Pero no recordaba nada más. Una mujer de una extraordinaria belleza, le dijo. Una belleza como nunca habíamos visto por estos lugares. Viajaba acompaña por alguien como usted, pero sin sombrero. Escuchaban tangos los dos, dentro de la habitación. Tangos muy extraños, de discoteca, con tambores o baterías o algo así. El los había visto una noche, a través del ojo de la cerradura. Ella debajo, el tipo arriba. Desnudos. Nadie llevaba un almohadón en la cabeza. Pero el cazador no podía recordar el rostro del tipo. Sólo a ella.<br />De alfileres, ni hablar. En su vida los había utilizado. A los avestruces las cazaba con boleadoras, o con escopeta. No tenía mujer. Nunca había tenido. Sostenía en su memoria de viejo una vaga noción de lo que era un alfiler. Un objeto de la infancia. Un inasible objeto olvidado que tal vez usaba su abuela para zurcir medias o algo así. El nunca había comprado ninguno. Total, ¿para qué? Eso le dijo. Y se lo quedó mirando fijo. ¿Quiere una ginebra? No, gracias.<br />En el manual había precisas indicaciones sobre qué hacer en circunstancias como éstas. Apuntó en una hoja de papel:<br />Indicios. Magdalena pasó por aquí. No viaja sola. Es probable que haya perdido el alfiler. Se desnuda por la noche y deja que la monten. A veces la que monta es ella. Se registra con su documento en los hoteles. Nunca usa el DNI de él.<br />Días más tarde, en un restaurante, comió habas, arroz, pollo. Estaba perdido pero no lo sabía. El Chevy se había quedado sin gasolina o tal vez se le había estropeado el motor y tosía cuando lo encendía. El también tosía. Y a veces escupía sangre sobre un pequeño pañuelo, pero no le importaba.<br />Durmió cuatro noches en otro hotel mientras esperaba que le arreglaran el coche. Antes de acostarse introducía la espina del cactus en el ojo de la cerradura. De ese modo evitaba soñar con Magdalena. Sus anotaciones se habían interrumpido. Se sentía triste, no sabía por qué.<br />Una mañana la mujer que limpiaba el hotel se pinchó el dedo con la espina cuando intentó abrir la puerta de la habitación. Se llamaba Luisa y jamás había oído hablar de Magdalena ni mucho menos la había visto. Mientras de su dedo manaba sangre él la miraba y le preguntaba y la aturdía con detalles acerca de los viajeros desaparecidos. No podía ser, le decía, que no los hubiera visto. Porque ellos habían pasado por ese hotel. A la mujer le dolía demasiado el dedo y no le prestaba atención.<br />En la hoja de Indicios anotó:<br />Han sobornado a la empleada del hotel. ¿Cuánto le habrán pagado?<br />Esa noche volvió a soñar con ellos. En la cama, junto a los amantes, estaba la mujer de la limpieza. Desnuda. De su dedo manaba sangre mientras Magdalena la montaba y luego la montaba el tipo también. Al final, uno de los dos la ahogaba con el almohadón. La mujer de la limpieza moría. Un engañoso charco de sangre hacía suponer un corte en la yugular, una puñalada en el corazón. Pero era un indicio falso. Ella moría asfixiada. El que sangraba era su dedo. Sangraba aún después de que ella hubiera muerto. Magdalena y el tipo se reían. A j aja… a j aja ja ja.<br />Cuando llegó a la ciudad su memoria comenzó a extraviarse y sólo lo mantenía en orilla exacta de la realidad el papel con los indicios y el manual del detective. Estuvo cuatro semanas durmiendo dentro del Chevy frente a una escuela abandonada. Comió sándwiches de mortadela, jamón, empanadas, un pedazo de queso.<br />Una noche se introdujo en la escuela y sólo encontró al sereno. Un hombre bajo y regoldón. Mentía, el tipo. Y escupía al hablar. Afirmaba que Magdalena había sido directora de la escuela y que la habían despedido. Una tarde, le dijo, la encontraron desnuda en su despacho. Había un alumno con ella. Un niño de siete años, tal vez, o de nueve. No lo recordaba bien. Luego le habló de almohadones, alfileres, un celador que miraba por el ojo de la cerradura. Un embrollo. Una inmundicia atroz y académica, fruto de la imaginación del gordo, que nada tenía que ver con la realidad.<br />Vino después un período incierto, como incierto había sido siempre su amor por Magdalena. Pasaron años, meses, días, horas. Interminables segundos. La tierra giró varias veces sobre sí misma y se aproximó al sol el oscuro continente sobre el que él dormía.<br />Una tarde se encontró el papel en la puerta del frigorífico. La palabra Indicios había sobrevivido al paso del tiempo pero las otras palabras habían desaparecido. Todas, menos el número del DNI que una noche había soñado. A su lado había un nombre y era el suyo. Al papel lo sostenía un imán y al imán lo envolvía una berenjena de madera. Una berenjena negra, que tenía clavada un alfiler. La berenjena tenía ojos y los ojos parecían los del demonio.<br />El se acercó sigiloso al frigorífico y extrajo el alfiler con cautela y precisión. Luego, con el alfiler en la mano (que a ratos parecía querer transformarse en una gigantesca espina de cactus) se dirigió hacia la habitación donde Magdalena dormía.<br />Después miró por el ojo de la cerradura y todos sabemos muy bien, lo sabemos perfectamente, qué fue lo que vio.<br /><br />Aunque hay quien dice que:<br /><br />Se vio a si mismo montado desnudo sobre ella, sorprendido y enamorado de la mujer que nunca supo bien cómo había encontrado. Vio, con asombro aún mayor, cómo abandonaba a la mujer y, todavía desnudo, se calzaba el sombrero gris y se encaminaba hacia la puerta. Luego, encorvándose con mucha dificultad, miró por el ojo de la cerradura. Y después ya no vio nada más. Una terrible espina de cactus o un alfiler, le atravesó el ojo. <br />Entonces recordó la lejana tarde en la que murió su padre y volvió a sentir el perfume de las flores que reposaban sobre la tumba de su abuela. Y se arrepintió de no haberse girado ese día para mirarle la cara al diablo.Oscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-28587034.post-1153424988607791522006-07-20T12:48:00.000-07:002007-02-11T14:32:20.793-08:00MELANCOLIA E INCESTOAPUNTES SOBRE LA CAIDA DE LA CASA DE USHER<br /><br />¿Por qué se cae la casa de Usher? El genio de Poe te lo dice en una línea: “…habían existido siempre entre ellos (los hermanos) unas simpatías de naturaleza casi inexplicables”.<br />Y luego no vuelve a hablar más del tema. O mejor dicho: habla todo el tiempo, pero no lo dice. Ese es el arte de la literatura. A mi me vuelve loco ese “casi”. Casi inexplicable. Y, ¿qué explicaciones puede haber? Usher loco, melancólico, los cabellos le han crecido como telas de araña. La entierra prematuramente a su hermana porque en realidad tiene deseos de matarla. Cuando comprueba que ella aún sigue viva, todo se derrumba.<br />“Es raro ese cuento” me dijo Bea el otro día. Tan raro como el incesto, tan común como el derrumbe.<br />¿Y el hombre que mira? El personaje que narra se va, al final, dejando que la casa se venga abajo. Es como si quisiera dejar atrás la caída. “Ahí está” parece decir “que se caiga arriba de quien se tiene que caer, la casa”. Él sólo estaba ahí para contarlo. Curiosa perspectiva de Poe narrador. Sus personajes parecen siempre mirar la realidad desde afuera. Están adentro sólo para contártelo. Y cuando las cosas se ponen feas, se van. “La caída…” es el caso más extremo.<br />O, como en El Pozo y el Péndulo, quien cuenta se salva a último minuto. Claro, sino… no lo hubiera podido contar. Te lleva hasta el extremo y luego te saca. El cine americano le debe mucho a su perspectiva. Un paralelo evidente entre la vida de Poe y su obra se traza a través de la posición que asumen sus personajes.<br />El escritor que trata de exorcizar sus fantasmas, el alucinado bajo el efecto del láudano. Hay una foto de Poe, o un cuadro. No lo recuerdo bien. Con su bigote fino y su rostro chupado está mirando, mira a sus futuros lectores. Está triste porque no le dan bola. Nadie le reconoce lo que está haciendo. Pero él parece saber que 100 años después los hombres seguirán sugestionándose con sus cuentos.<br />Melancolía e incesto. El melancólico expresa una culpa oculta, que no actúa al descubierto. Una culpa insólita, que no tiene palabras. La melancolía es en el relato la consecuencia lógica del incesto negado. Una forma de autodestrucción. Dejarse crecer el pelo como tela de araña. Abandonarse a la culpa. Dejarse derruir por ella.<br />Hay algo en la tradición trágica de la literatura argentina que tiene sus orígenes en la fascinación por Poe. Poe es lectura de iniciación. Se lo lee a los 14 y se teme por las noches, debajo de las cobijas, el murmullo del “corazón delator”.<br />Recuerdo que mi madre me prohibió leerlo, la tarde en que me descubrió arriba del coche de mi viejo con un ejemplar de las “Narraciones Extraordinarias” que me había sacado de la Biblioteca del pueblo por recomendación de mi tía. “Tu tía está loca” puso mi madre el grito en el cielo “Esos no son libros para chicos”.<br />Yo lo devolví. Pero después empecé a ir a la biblioteca a leer allá. En el verano, cuando la siesta se alarga en La Pampa, leer a Poe produce una extraña sensación. En la llanura el incesto y la melancolía se respiran en el aire. No hace falta mucho para sugestionar a los hombres. Se vive con esos fantasmas y nunca se habla del tema. Poe saca su magia de ese mundo rural que permanece intacto desde el siglo XIX en los pueblos pequeños.<br />No se habla del tema.<br />Aquí tampoco.<br />Baste agregar un solo hecho de la biografía de Poe para completar la figura: Se casó con una mujer de 13 años en 1825. Virginia Clemm.<br />Lean: http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/literatura/usher/usher.html<br />Otras rarezas de Poe en “La caída…”. Usa una palabra en francés: “ennuyé”. La traducción más cercana al español es “hastiado”. ¿Por qué lo dice en francés?<br />Otra: cita una obra casi desconocida de Maquiavelo, “Belphegor”. Para ser más precisos, se trata de “Belphegor el archidiablo”, también conocida en italiano “Il demonio que prese moglie”. La traducción es muy complicada. Algo así como “El demonio que tomó mujer”, si queremos ser literales. O “El demonio que se casó”. ¿Se casó el demonio de Usher con su hermana?<br />La obra de Maquiavelo, una de sus últimas creaciones, trata sobre la misoginia. Poe no era inocente al citar.<br />Última rareza: el cuento que el narrador le lee a Usher al final está escritor por un tal “Launcelot”. ¿La sombra de las leyendas del Rey Arturo caen sobre la casa Usher?<br />Hay un tango que dice “me gusta cuando callas” y habla de la “melancolía”. La poesía es de Neruda. Yo también callaré, a ver si les gusta.Oscar Guisonihttp://www.blogger.com/profile/05352204178468408162noreply@blogger.com1